–Todos los países de la región, a excepción del Perú, han experimentado algún tipo de retroceso en su calificación.
Para el Perú, esto es un gran mérito, pues mantener la calificación y perspectiva en un nivel estable fue una especie de gran victoria.
No obstante, seguir avanzando o mejorar estos niveles resulta complicado. Cada vez le cuesta más a Perú seguir avanzando con la calificación desde este nivel (A3), pues tiene grandes retos que enfrentar y temas duros, profundos y estructurales que debe resolver.
Estos son precisamente los objetivos que el país y toda América Latina deben cumplir para mejorar sus calificaciones. No es un trabajo sencillo y requiere de mucho compromiso.
–Son factores estructurales y cualitativos; estamos hablando de la pobreza, el alto índice de informalidad, los bajos niveles de educación que hay, la ineficiencia en el gasto del Gobierno y, por supuesto, la corrupción.
–En realidad, hay muy pocos avances. Son temas que no se van a cambiar de la noche a la mañana. Es algo que se debe trabajar no solamente en este Gobierno, sino también en los que vienen. Quien diga que tiene la fórmula mágica para limpiar la corrupción en uno o en cinco años, está mintiendo. Son temas que deben ser trabajado en las próximas décadas. Eso hace muy difícil que las calificaciones soberanas sigan subiendo. Por tal motivo, lo que deben hacer las economías latinoamericanas es mantener sus actuales calificaciones, mientras trabajan en temas como infraestructura, educación y lucha contra la corrupción.
–Efectivamente. En Moody’s vemos una mejora en el crecimiento del producto bruto interno (PBI) peruano para este año y el próximo. Nuestros cálculos apuntan a una expansión entre el 4% y 4.5%. Ello debido a que el potencial de crecimiento ha registrado una significativa caída y si no se realizan pronto reformas estructurales es muy difícil que el crecimiento se manifieste en tasas más elevadas.
–No. En el caso de las empresas, el crecimiento dependerá del sector en el cual se desarrollen. Por ejemplo, el sector minero es el de mejor proyección económica. Todas las mineras tienen bajos costos de extracción, lo que las hace realmente muy competitivas, siendo consideradas entre las más competitivas del mundo. Tienen márgenes bastante saludables y niveles de utilidad muy interesantes que aportarán significativamente a mejorar los ingresos del país. Otro de los grandes motores económicos del Perú es el sector agroindustrial. La frontera de producción agrícola es enorme. Los grandes proyectos de irrigación, como Majes y Chavimochic, han revolucionado los cultivos y las exportaciones. Lo importante es que aún hay espacio para seguir creciendo en este sector. Hay productos nuevos, como los arándanos, que tienen gran demanda en los mercados foráneos y, en realidad, el Perú tiene gran potencial en todo lo relacionado con frutas y hortalizas orgánicas.
– Sí hay capacidad. Sí hay recursos para financiamiento de proyectos. Los bancos tienen la suficiente liquidez para financiar estas iniciativas y atraer inversión o créditos extranjeros, es bastante favorable debido a que el Perú cuenta con una calificación muy elevada. Es importante resaltar que el sistema financiero peruano es muy sólido, pese a que hay algunos temas que generan ciertas vulnerabilidades, como es el caso de la dolarización, aunque ya se puede observar una disminución paulatina.
–El incremento del ISC ha sido muy favorable, porque el Gobierno ha querido manejar eficientemente las externalidades y había incentivos bastante perversos en muchos de estos productos que son perjudiciales para la salud. Además, esta medida también ayuda a mejorar los niveles de recaudación. Puede que afecte ligeramente el consumo, pero se dio en un momento muy favorable, en el cual la inflación era bastante baja, por lo que el efecto de este incremento no se sintió significativamente en la población.