El Peruano

Segunda etapa • Año 11 Martes 10 de abril de 2018

ABOGADOS

LOS DESAFÍOS DE LA PROFESIÓN LEGAL

¿Cómo llegar a ser buen abogado?


OMAR SUMARIA BENAVENTE
Abogado. Profesor universitario. Asesor de la presidencia del Poder Judicial.

“So you want to be a lawyer” reza en el frontis del Colegio de Abogados de Florida ante los ojos del inquieto egresado de derecho y surge la pregunta ante un futuro incierto: ¿Cómo llegar a ser un buen abogado? Felix Frankfurter, juez de la Suprema Corte Norteamericana, al contestar una carta a un alumno de derecho que le hacía la misma pregunta respondió: “Estimado Paul, nadie puede ser un abogado competente, a menos que sea un hombre culto. Si yo fuera tú, me olvidaría de toda preparación teórica de la ley. La mejor manera de prepararse para la carrera de leyes es siendo una persona letrada. Solamente así puede adquirirse la capacidad de usar el idioma en el papel y el discurso, con los hábitos de un pensamiento claro que solo una educación liberal puede brindar. No es de menor relevancia para un abogado el cultivo de su imaginación mediante la lectura de poesía, la apreciación de grandes obras de arte en su versión original o en reproducción disponibles, y escuchar buena música. Llena tu mente con los frutos de las buenas lecturas; amplia y profundiza tus sentimientos experimentado a través de otros, en la medida de lo posible, los maravillosos misterios del universo... y despreocúpate de tu futura carrera”.

Entonces, lo primero a tener en cuenta es ser culto, comprender el mundo de una manera multidisciplinaria, porque finalmente, como señaló Legaz Lacambra, “la ciencia del derecho o sirve para la vida o no sirve para nada” (1).


◗ En principio, ¿cómo llegar a ser un buen abogado? Pues siendo cultos.
Hoy en día, la profesión legal puede ofrecer una oportunidad única para las personas que se dediquen a esta labor y así realizar una importante contribución a la sociedad, en la que el abogado tiene distintos roles. Pero la carrera del derecho, en cualquiera de sus manifestaciones, exige una cuota de inteligencia y diligencia, aptitud para trabajar más de 60 horas a la semana, y es posible que tenga que trabajar durante las noches o fines de semana y funcionar bajo una presión extrema. En el derecho sucede lo mismo que en los deportes (2), que los rudimentos pueden adquirirse individualmente actuando cada uno a su manera, pero el éxito no se puede lograr sin un profundo estudio de los métodos empleados por los especialistas y, sobre todo, con la enseñanza de los maestros consagrados.


◗ ¿Cómo llegar a ser un buen abogado? Pues con estudio y práctica.
En la actualidad, la profesión legal exige una mayor especialización, más agudeza y profundidad en cada área, internacionalización de patrones, conocer varios idiomas, mayor concentración de ingresos en estudios especializados, más competitividad entre firmas y esto transforma el ‘ambiente’ de trabajo en la oficina o el estudio, donde se percibe una comercialización de la profesión legal, vista más como un negocio, una presión para atraer y conservar clientes, un mercado altamente competitivo, un ambiente adverso y, muchas veces, lleno de agresión, egoísmo, hostilidad, sospecha, cinismo altamente difundido, con una pobre imagen pública.

El profesor Patrick J. Schiltz se preguntaba ¿cómo ser un miembro feliz, saludable y ético de una profesión que no es feliz, saludable ni ética? Ante ello no hay que tener referencia a lo material, ni a lo finito o inmediato, ni siquiera un fin egoísta o individual, sino una actitud frente a la vida, de tomar todo lo que la vida te da y, por más maravillosa que sea, por muy bien que uno se sienta, siempre debe querer más y querer estar mejor, porque es una opción el deseo de vivir y sentirse mejor que ahora, de permitirnos recibir nuestro bienestar y para todos los que nos rodean, o de simplemente resistirnos a él y no permitir disfrutar del gran río que la vida nos proporciona. El que pretende destacar en la profesión legal debe tener entendimiento, razonamiento, firme y leal y, sobre todo, “sal de conciencia y sal de justicia, porque sin ciencia sería insípido y sin conciencia, diabólico” (3), hay que entender su formación en el derecho y cómo fue forjado en la fragua del ejercicio de la profesión, que a muchos les vuelve dúctiles y blandos, y a otros los marca para siempre con el sello de la justicia, formando una voluntad de hierro imposible de quebrar (4).

Para ser un miembro feliz, saludable y ético de una profesión que muchas veces no es feliz, ni saludable ni ética, plena de una competitividad “feroz”, en la que constantemente se trastocan valores y voluntades, se debe tener una vida plena con una conducta ética.


◗ ¿Cómo llegar a ser un buen abogado? Pues con pasión por la justicia y rectitud en la conducta profesional.
El décimo mandamiento del abogado señalaba: “Ama a tu profesión: trata de considerar la abogacía de tal manera que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado”.

Y luego explicaba: “El amor al oficio lo eleva a la jerarquía de arte. El amor por sí solo transforma el trabajo en creación; la tenacidad, en heroísmo; la fe, en martirio; la concupiscencia, en nombre pasión; la lucha, en holocausto; la codicia, en prudencia; la holganza, en éxtasis; la idea, en dogma; la vergüenza, en sacrificio; la vida, en poesía” (5).

Pero muchas veces en el camino del ejercicio de la profesión nos tocará enfrentar esa línea gris entre lo correcto e incorrecto, llegado en los últimos días a palabras tan vacías y corroídas como “no es moral pero no es ilegal”, que nos hace recordar al personaje Ricardo Borda de la novela de Alonso Cueto (6). La “abogacía no ciertamente es un camino glorioso; está hecho como todas las cosas humanas, de penas y exaltaciones, de amarguras y de esperanzas, de desfallecimientos y renovadas ilusiones”

Entonces, recordemos siempre el verso del Martín Fierro antes de tomar una decisión, que, en su lenguaje rudo y sencillo, pero claro y directo, da la visión de la justicia para el justiciable: “La ley es tela de araña, y en mi ignorancia lo explico, no la tema el hombre rico, no la tema el que mande, pues la rompe el bicho grande y solo enreda a los chicos”.


◗ ¿Cómo llegar a ser un buen abogado? Pues amando tu profesión.
No es abogado aquel que saca un título, sino aquel que ejerce la profesión y “aunque cada vez más gente se suma a nuestra profesión, siempre tenemos lugar para más buenos abogados”.◗




[1] LEGAZ y LACAMBRA, Introducción a la ciencia del derecho, Barcelona, 1943, pág. 55. [2] WELLMAN, Francis. Cómo ganar juicios. Editorial Guillermo Kraft LTDA. Buenos Aires, 1944. Pág. 11. [3] VÁSQUEZ SOTELO, José Luis. Sistemas Jurídicos y formación de jueces y abogados. PPU Barcelona. 1995. Pág. 54. [4] CALAMANDREI, Piero. Elogio a los jueces escrita por un abogado. Trad. Eduardo Couture. EJEA, Buenos Aires. 1956. Pág. 12. [5] COUTURE. Op. Cit. Pág. 56. [6] CUETO, Alonso. Demonios del medio día. Lima, 1999, págs. 136-7. [7] COUTURE. Ibid.