ESPECIAL
VUELTA AL CUSCO

Los parajes desconocidos

Machu Picchu es el Cusco, pero no lo es todo. En los últimos años, caminantes entusiastas, de la mano de pobladores locales, han abierto rutas y creado circuitos turísticos que generan nuevas opciones de viaje. ¡Síganos!
Texto y fotos: Rolly Valdivia

¿Plaza de Armas? Sí, varias vueltas de día y de noche. ¿San Blas?, por supuesto, con incursiones a talleres artesanales y barcitos sombríos. ¿La piedra de los 12 ángulos? Lógico, con su foto de ley, al lado de un inca moderno. ¿Qué más? Ah, sí, también el Koricancha y Sacsayhuaman, con su incursión a Tambomachay, Puca Pucara y Qenqo. ¿En caballito? Manan, eso no va conmigo, mi wayquicha.
Después, noche de discoteca en alguna de las tantas que circundan la plaza. No importa si no sabes bailar; basta con ponerle empeño, total, la mayoría de extranjeros jamás encuentra el ritmo. Fácil la rompes hasta el amanecer, hasta la salida de los ómnibus que te llevan hasta Pisaq, de los colectivos que van hasta Ollantaytambo y de alguno de los trenes que, ruidosamente, emprenden camino hasta la ciudadela de Machu Picchu, el destino al que hay que viajar al menos una vez en la vida, como se dice huachafosamente en estos tiempos.

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    La geografía cusqueña es sorprendente, mística y, sin duda, no se resume en Machu Picchu, el Koricancha o el distrito de Maras. Hay más, hay rutas que van a Waqrapukara, a la fortaleza de los canchis, al sorprendente puente inca de Qeswachaca, o a otros puntos de Cusco, descubriéndolo.

    Esos sitios y otros más: las fuentes de Tipón, los muros wari de Piquillakta, la iglesia colonial de Andahuaylillas, la sal de Maras y las terrazas agrícolas de Moray. Mis yapas viajeras. Después de eso, compadrito, me sentí como un gurú turístico del Cusco, que desayuna en el mercado de San Pedro, que come pan chuta de Oropesa en la puerta del horno, que recupera fuerzas con un adobo cerquita del Koricancha o con los chicharrones de Saylla.

    Claves cusqueñas
    • Viaje al Cusco por vía terrestre desde Lima (20 horas) por la carretera Nasca-Chalhuanca-Abancay-Cusco. Una aventura de curvas y pasos de altura. Si no quiere emoción, el vuelo tarda una hora.
    • A cinco cuadras de la plaza de Armas, cerca de la estación de trenes San Pedro, está este centro de abastos. En sus puestos se sirven contundentes desayunos y almuerzos.
    • El Baratillo: Los sábados, en las cercanías de la plaza del barrio de Santiago, se arma un mercado al aire libre en el que se encuentra de todo y el regateo es casi una obligación.
    • En el Cañón de Chonta, según los comuneros es posible contar hasta 20 ejemplares sobrevolando uno de los miradores.

    Fue entonces o acaso cuando buscaba un chiriuchu en una picantería, que le hice conversación a uno o dos parroquianos, que, entre bocado y bocado, me despojaron de mi autoproclamada condición de gurú y de conocedor profundo de las tierras cusqueñas. De no creer, chocherita, ellos me sermonearon con una serie de nombres que jamás había escuchado ni leído.

    En las cumbres del Salkantay, veo muchos cóndores. Parecen mensajeros de los dioses andinos.


    Me hablaron de Waqrapukara, la fortaleza de los canchis erigida en una montaña de Acomay; del puente inca de Qeswachaca, que todos los años es vuelto a tejer por los comuneros; del circuito de las Cuatro Lagunas, que se inicia en Pomacanchi y termina cerca de Tungasuca, con su perpetua evocación de Túpac Amaru; y, finalmente, del verdor de Quillabamba y del escalofriante paso fluvial en el pongo de Mainique.

    Cátedra de bar
    Ante semejante cátedra que incluyó otros nombres que prefiero obviar por cuestiones de espacio –ellos hablaron de los recintos de Watoqto y de las chullpas de Ninamarca en Paucartambo–, traté de salvar la situación con pocos creíbles: están en mis planes, justo investigaba al respecto.
    Lo mejor era saborear el pan y el chicharrón o experimentar aquello de barriga llena corazón contento con ese chiriuchu fuera de temporada, porque el ‘ají frío’ –ese es su nombre en español– se prepara en el Corpus Christi, aunque es posible degustarlo todo el año. Hacerlo no es un pecado mortal, pero fácilmente califica como gula por la variedad de ingredientes que desbordan cualquier plato.

    Tome nota
    • El nombre Quillarumiyoc proviene de los vocablos quechuas: quilla (luna) y rumiyoc (que tiene piedra).
    • Se puede traducir como el ‘lugar de la luna de piedra’ o ‘una piedra que tiene una luna’. En el complejo arqueológico hay un bloque de piedra en el que se labró una especie de media luna.
    • La tara es una leguminosa arbustiva originaria del Perú, Chile y Colombia. Alcanza los cinco metros de altura y su corteza es gris. Su nombre científico es Caesalpinia spinosa.
    • En las cumbres del Salkantay, veo muchos cóndores. Parecen mensajeros de los dioses andinos.
    • Lo mejor era saborear el pan y el chicharrón o probar ese chiriuchu, el ‘ají frío’ que preparan en el Corpus Christi.

    Gallina, cuy, charqui, torrejas, cancha, queso, rocoto, hueveras, cochayuyo y morcilla. La lista es larga, la lista continúa, así que no era una mala idea concentrarme en la titánica tarea de cascar hasta el último huesito, para olvidar la paliza viajera que acababa de recibir por crecido y pretencioso.
    Lección aprendida, mi waykicha y compadrito. Te lo cuento para que no cometas mi error y te jactes de conocer el Cusco al revés y al derecho, solo porque has ido dos o tres veces a Chinchero o compraste una mochila de segunda en el Baratillo, el mercadito tipo Las Malvinas en las que se encuentra de la A hasta la Z.
    Así que antes de desdeñar la posibilidad de retornar a la legendaria capital inca, amparado en un ‘ya lo he visitado todo’, quería picarte, mencionándote tres lugares que terminan transformándose en un tres en uno, ya que un trotaperú agilito y bien aceitado fácil los recorre en un full day, echando mano a la jerga de los agentes y guías, siempre bien dispuestos a hablar en inglés.
    Ese es otro tema. Aquí lo que importa es partir hacia Limatambo (provincia de Anta), en colectivo, en bus o en un taxi privado por el camino de asfalto que después de mil curvas llega triunfante a Abancay (Apurímac). Pero no hay que ir tan lejos. Cerquita nomás: 72 kilómetros al centro del distrito y, desde ese punto, 45 minutos por vía afirmada hasta Chonta.

    Lo mejor era saborear el pan y el chicharrón o probar ese chiriuchu, el ‘ají frío’ que preparan en el Corpus Christi.

    Una comunidad y un cañón –el río Apurímac serpentea en la profundidad–, tres miradores, un par de nevados –despuntan las cumbres del Humantay y el Salkantay–, muchos cóndores –libres, imponentes, amenazados por el hombre–. Los veo. Me impresionan. Pienso que son los mensajeros de los dioses andinos.
    Retorno. Desandar lo andado: el sendero, la vía afirmada. La segunda parada: Tarawasi (2,675 de altitud). La ‘casa de las taras’ habría sido un centro ceremonial y un lugar de descanso para los chasquis. En la época colonial se convertiría en una hacienda: Perú andino, Perú hispano. Choque y confluencia cultural a un lado de la carretera.
    A la tercera es la vencida, así que en el distrito de Ancahuasi (Anta) tomo un desvío hacia Quillarumiyoc (comunidad de San Martín de Porres). En este complejo arqueológico los sacerdotes incaicos adoraban a la Luna, a la Mama Quilla, a la pareja del Sol. Energía y misticismo entre muros de piedra y andenes labrados en las colinas.
    La ruta podría continuar. Me hablan de las terrazas cultivables de Zurite y de la pampa de Anta. Será para la próxima. Ahora debo volver para seguir averiguando atractivos en el mercado de San Pedro o en una picantería. No importa si vuelven a despojarme de mi autoproclamada condición de gurú y de conocedor profundo de las tierras cusqueñas.

PROVINCIAS
JUNÍN SIEMPRE SORPRENDE

Concepción, ruta del pan

El valle del Mantaro nos acoge con su aire limpio. Es el mismo que cada fin de semana recibe a cientos de turistas que llegan por su cielo azul, sus campos de alcachofas y su pan.
Texto y fotos: Luis Yupanqui

Ubicada a tan solo siete horas de Lima, la pujante ciudad de Huancayo, llena de comercios e instituciones públicas, no será nuestro destino en esta ocasión: media hora antes de llegar a la capital de Junín, avanzando por la margen izquierda del río Mantaro (a 22 k de Huancayo), descenderemos en la provincia de Concepción.
Desde la carretera Central, volteamos hacia la izquierda e ingresamos por la avenida Mariscal Cáceres. Seis cuadras nos separan de la plaza de Armas, pero hay mototaxis que llevan hasta allá. Esta es la típica plaza de damero, una plaza viva, con gente que circula por ella y donde muchos descansan en sus bancas, a la sombra de hermosos nogales. Al centro encontramos una pileta de estilo europeo del siglo XVII, con cabezas de león que antiguamente lucían lenguas de oro. Sin duda, es la plaza más hermosa del valle. Alrededor se encuentra la Iglesia Matriz, de estilo neoclásico, así como la casona Ugarte León, de arquitectura republicana, restaurada y utilizada como casa museo.

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    Molinos y panes
    Concepción fue establecida por el propio Francisco Pizarro, quien el 8 de diciembre de 1536 ordenó su fundación con el nombre de La Purísima Concepción de Lapa, en honor a la Virgen Inmaculada. La presencia española era muy fuerte entonces, y fueron los franciscanos los que construyeron los primeros molinos de piedra impulsados por la fuerza del río.
    Y eran los panes producidos con la harina salida de esos molinos los que tenían un color y un sabor muy distinto, muy superior al de los panes que se preparan hoy, con harina molida a máquina. Por eso, en Concepción la tradición se mantiene; y los molinos de piedra también.



    Olor a pan
    Y es acá donde se entrelaza la historia de Concepción y otra que permanece imperecedera en el corazón y en el recuerdo. Mamita Imelda, mi abuela, era panadera. Ella compraba trigo para mandar a moler y luego vender la harina que salía de esos molinos entre los muchos panaderos que había en el pueblo.
    Ella también preparaba la masa con agua tibia de anís y horneaba los bollos, los kusay, las guaguas, panes que, junto a ‘Muñecona’, su fiel burra, llevaba en canastas cubiertas con un impecable manto blanco a vender todos los días, de madrugada, al pueblo de San Jerónimo.

    Los ‘montacanasta’
    Al final de la mañana todos los panaderos de ‘Conce’ subían sobre sus burros y sobre sus canastas para regresar al pueblo. Y por eso se les conoce como ‘los montacanasta’.
    A fin de preservar la tradición, los panificadores se han organizado y forman hoy una red que produce pan de forma artesanal en cuatro hornos, bautizados como San Roque, Juanita, Don Víctor y San José.
    Los franciscanos también fundaron, en 1725, el famoso convento de Ocopa que, en el Virreinato, era el punto de partida de los misioneros que iban a catequizar a las poblaciones de la Selva. Entre sus atractivos resaltan su pinacoteca, la imponente biblioteca que conserva unos 20,000 volúmenes archivados y catalogados, y el Museo de Historia Natural de la Selva, que muestra el trabajo científico cultural realizado por los padres franciscanos.



    Alcachofas
    • El 80% de alcachofa que produce el valle del Mantaro se comercializa a empresas agroindustriales, que la exportan a los mercados europeos.
    • El Perú ocupa el tercer lugar de exportación de alcachofa, con más de 10 millones de toneladas enviadas al año, después de China y Francia.
    • Además, es el mayor exportador de alcachofas a Estados Unidos, por 60 millones de dólares el año pasado.
    • La ganancia de los productores de la hortaliza es de 3,000 soles por hectárea. En la primera semana de abril se realizará el festival gastronómico de la alcachofa en Concepción.

    Llegamos a Ingenio
    Luego de visitar Ocopa hacemos un desvío hacia el criadero de truchas de Ingenio. Su piscigranja, irrigada con aguas que bajan del mismo nevado Huaytapallana y forman el río Achamayo, cuenta con 105 estanques artificiales para una producción que llega a alcanzar las 180 toneladas anuales. Ha llegado la hora del almuerzo. Haremos un alto en nuestra aventura para ir luego a uno de los restaurantes campestres del lugar. Una enorme trucha crujiente, a la parrilla, que hace un rato nadaba en uno de los estanques, nos sirve de sabroso almuerzo, mientras planificamos la cantidad de quesos y mantequilla que compraremos mañana, en la tradicional feria dominguera.



    “Fueron los franciscanos los que idearon los primeros molinos de piedra impulsados por el río”.

    Refugios
    Si se hace de noche y decide alojarse en Concepción, aquí encontrará opciones alejadas del bullicio y el estrés de la ciudad. Elija alguno de los refugios donde, al lado de la naturaleza y el aire puro, se conservan elementos rústicos, como las construcciones con tejas y adobes, rodeadas de eucaliptos. Asegúrese, por cierto, de que el local tenga internet, cable, wifi y otros dispositivos modernos.

    Qué hacer, dónde ir
    La Huaycha, bautizada así por el término quechua que significa ‘pasto verde con manantial’, se encuentra cerca al puente Balsas, a pocos minutos de Huancayo, Concepción, Jauja y Chupaca; es decir, en el corazón del valle del Mantaro. Es muy visitada por turistas, ya que cuenta con campos deportivos, paseos a caballo, botes y buenos restaurantes campestres. Si busca comida de la zona, no se olvide de probar las truchas a la parrilla, pachamanca, carnero al palo y picante de cuy.

ESCAPES
NATURALEZA MÍSTICA

Chilca, destino saludable

A 65 kilómetros de Lima, el balneario de Chilca no solo ofrece sus playas, sino también lagunas medicinales, la infaltable sopa seca, el vino de higo y sus historias pintorescas de encuentros cercanos con personajes de otros mundos.
Texto y fotos: Hugo Grández

Ubicada a tan solo siete horas de Lima, la pujante ciudad de Huancayo, llena de comercios e instituciones públicas, no será nuestro destino en esta ocasión: media hora antes de llegar a la capital de Junín, avanzando por la margen izquierda del río Mantaro (a 22 k de Huancayo), descenderemos en la provincia de Concepción.
Desde la carretera Central, volteamos hacia la izquierda e ingresamos por la avenida Mariscal Cáceres. Seis cuadras nos separan de la plaza de Armas, pero hay mototaxis que llevan hasta allá. Esta es la típica plaza de damero, una plaza viva, con gente que circula por ella y donde muchos descansan en sus bancas, a la sombra de hermosos nogales. Al centro encontramos una pileta de estilo europeo del siglo XVII, con cabezas de león que antiguamente lucían lenguas de oro. Sin duda, es la plaza más hermosa del valle. Alrededor se encuentra la Iglesia Matriz, de estilo neoclásico, así como la casona Ugarte León, de arquitectura republicana, restaurada y utilizada como casa museo.

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    Carmen Cárdenas, Laura Ortega, María Chacón y Luisa Solórzano son vecinas del populoso distrito de San Martín de Porres, pero hoy son hermanas en la salud. Han viajado por espacio de dos horas para tener la oportunidad de untarse un barro medicinal que, dicen, mejorará sus problemas óseos y las hará verse mucho más bellas.

    “Sus lagunas, cargadas de energía, se llenan de visitantes que provienen de todo el Perú”.

    Lo hacen en La Milagrosa, una de las tres lagunas curativas del balneario de Chilca, ubicado en la provincia de Cañete. Después de esta jornada, ellas aseguran que volverán “curadas de su bendito dolor de huesos y con el cuerpo ‘ok’, listas para buscar novio”, dicen soltando una carcajada.
    Un par de calles más allá, Gina Guadalupe busca el milagro en la laguna La Mellicera. Ha llegado desde Comas acompañada por Denis, su esposo, “para buscar la parejita”. Bañada en barro, dice que no es importante si da a luz varón y mujer, aunque a su esposo sí le encantaría.
    Junto a La Encantada, estas son las tres lagunas milagrosas que a diario reciben cientos de visitantes de la zona y de otras partes del país. Y es que, a decir de los lugareños, “son lagunas llenas de energía de otra galaxia”.

    Orgullosamente chilcana

    Chilca no solo está lleno de historias fantásticas vinculadas a extraños visitantes, sino también a personajes que lo investigan en serio. De hecho, una de sus hijas predilectas es Rosa Ávalos Chumpitazi, chilcana de 26 años que se convirtió en la primera ingeniera aeroespacial latinoamericana en trabajar en la NASA, en Houston, Estados Unidos, donde labora en el área de evaluaciones de misiones espaciales, visualización de las estaciones y el diseño de motores.

    Los marcianos
    Chilca es conocida por las historias sobre avistamientos de naves y personajes extraterrestres. Elena de Paz, vecina del balneario, asegura haberlos visto hace dos años. “Era de noche. Caminábamos por la playa Yaya, cuando de pronto, al fondo del mar, vimos aparecer dos luces, bien fuertes, flotaron un rato y, de pronto, desaparecieron”. Eran extraterrestres, asegura.
    Hasta Chilca llegan cientos de personas, especialistas y curiosos de la vida extraterrestre. Hay grupos que pernoctan en sus playas con el único propósito de lograr algún tipo de ‘contacto’. Por ello, se realizan con frecuencia certámenes vinculados a la vida de otros mundos, como el Primer Encuentro Internacional de Ovnilogía en Chilca, que recientemente reunió a ufólogos nacionales e internacionales.

    Delicias
    La sopa seca es un plato obligado. Es una delicia a base de fideos, especias y carne, acompañado por una buena carapulcra. El plato es la especialidad de las hermanas Espichán Castro, quienes hace 20 años lo ofrecen en la esquina de Virrey Amat con Cipreces, a una cuadra de la laguna La Milagrosa.
    Cada domingo, su esquina está abarrotada de gente. Sus comensales, que a veces son familias completas, llegan no solo por la sopa seca, sino también por sus chicharrones y su espectacular arroz con pato.
    Si desea bajar el almuerzo con una bebida local, pida el vino de higo, que ya se exporta a Francia y España. Una sugerencia es el higo sour. ¿Un postre? Dulce de higo. Y para llevar: mermelada de higo.
    Y si vino a Chilca, no deje de probar los helados artesanales. Los más populares son los E.T. y se venden a la entrada y a la salida del distrito y en las heladerías de la plaza de Armas. Pruébelos, será una experiencia de otro mundo.

    Tome nota
    • Quienes van en ómnibus, pueden embarcar en el puente Atocongo. Cinco soles es el precio promedio del pasaje. El ingreso a las lagunas vale un sol.
    • Un plato de sopa seca de las hermanas Espichán Castro cuesta diez soles y está tan bien servido que no tiene que repetir.
    • No olvide visitar la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción, en la plaza de Armas.

NOTICIAS
DÍA DEL PATO EN AJÍ

Huaral es todo sabor

Una receta tradicional, un sabor que es una institución en el norte chico, reunirá a miles de comensales este domingo 18 de febrero al celebrarse, entre fogones y brindis, una versión más del Día del Pato en Ají”.

Comer pato es una exquisitez culinaria que nadie debería perderse. Lo saben las señoras huaralinas, que lo preparan desde siempre de la manera más tradicional como es el “pato en ají”, y como lo cocinan cada domingo en los restaurantes de la zona, cuando llegan cientos de comensales para probar esta delicia norteña.

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    “Es un plato dominguero por excelencia”, nos dice Pepe y Laura, quienes pueden hablar en representación de todos los cocineros restauranteros que hay en esta cálida ciudad. “Es la forma más tradicional de preparar el pato. Se trata de un plato que convoca, que reúne a la familia en torno a su preparación; es contundente y delicioso”, enfatiza Pepe, mientras amalgama en el fondo de una olla generosa, cebolla, ají panca, ají mirasol, ajos, pimienta, comino y vino de Huaral.

    Tierna y nutritiva
    Pero la clave que manejan en el lugar es fundamental: tiene que ser un pato tierno, de preferencia pata, a fin de garantizar la suavidad de la carne, una de las más consumidas en la región, tanto como la del chancho, que, en su versión “al palo”, explica la gran cantidad de gente que se desplaza hasta Huaral para hacer turismo culinario. Y esta tendencia es la que ha determinado que el “pato en ají”, este tradicional potaje de la zona celebre su día, el domingo 18 de febrero. Se espera que la afluencia de comensales sea masiva, como ya se vio durante la campaña de difusión de esta actividad que se realizó en el Mercado Modelo de la ciudad de Huaral, (región Lima), organizada por la Asociación de Hoteles, Restaurantes y Afines (Ahora Huaral).
    Su presidente, Rosa Elena Balcázar, comenta que los máximos exponentes de este solicitado plato estuvieron presentes, con gran expectativa por parte de la población y de los cocineros, cada cual aportando lo suyo, en busca de marcar la diferencia. “El objetivo es incentivar al consumo de la carne de pato que en nuestra provincia tiene muchos criadores”.

    Asegura que, con estas campañas, el consumo del “pato en ají” en su forma tradicional ha dado un salto importante en su demanda –casi como la tiene el chancho al palo– entre otras cosas por el alto valor nutricional de su carne y por ser parte de la tradición culinaria de la zona.
    “Esperamos que este domingo 18, Día del Pato en Ají, todos los restaurantes de la provincia incluyan en su carta este emblemático potaje que es herencia de nuestros antepasados”.
    Este domingo, los chefs de Ahora Huaral podrán reeditar su mejor versión de este potaje y convencer a los cientos de turistas que lleguen a la bulliciosa Huaral que se trata de sabores que si bien tuvieron sus orígenes en la época de los hacendados y del boom de la agricultura, se mantienen en absoluta vigencia. La mesa lo espera, servida.

    De paseo
    • Entre los atractivos turísticos de Huaral destacan la plaza de Armas, con sus hermosas esculturas, alrededor de la cual se encuentra la iglesia de San Juan Bautista.
    • Visite el museo arqueológico Huando, a solo 3 kilómetros del casco urbano. Conserva restos arqueológicos de la cultura Chancay y del grupo de Atavillos.
    • Si llega antes del domingo, le sugerimos recorrer el complejo arqueológico de Yarosh, localizado en el distrito de Lampián, a 3,200 metros de altitud.

FESTIVIDADES
RUTAS PARA RECORDAR

Viajar por amor al Perú

El Día de San Valentín, fecha en la que se celebra el amor y la amistad, ha sido institucionalizado. Se celebra sí o sí en todo el país y es ideal para compartir, entregar regalos y pasarla bien. ¿Qué tal un viaje para perennizar la experiencia?
Escribe: Karina Garay

¿Por qué no hacer de este momento, en el que se exteriorizan los sentimientos, un tiempo inolvidable de viaje? Si conocer el Perú es una propuesta que ofrece aventura, pasión y relajo, entonces, es el regalo ideal.

Gocta: el velo de novia

Tarde o temprano tendrá que pensar en el velo de la novia. Y no será precisamente el de su boda. Hablamos de la catarata de Gocta, que está a 44 km al norte de Chachapoyas (1 h en auto) hasta el poblado de Cocachimba, desde donde se recorren 6.3 km a pie. A la distancia, en medio de verdes montañas, esta catarata se observa como un extenso velo de novia. Sin embargo, al acercarse se descubre que es una caída de agua de 771 metros. En la ruta se ven más de 100 especies de aves, entre ellas el gallito de las rocas.

Por lo pronto, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo recomienda algunos lugares que pueden ser visitados en esta fecha. Para las parejas que deciden visitar la capital y para los que buscan el interior del país, hay dos rutas cortas llenas de romanticismo.

El parque del Amor, ubicado en el distrito de Miraflores, es uno. Fue inaugurado el 14 de febrero de 1993 y entre sus atractivos se encuentra la escultura del Beso, del artista peruano Víctor Delfín. La pieza, de gran dimensión y sensualidad, se encuentra en la parte central del parque y en él hay una ruta de muros coloridos que se han hecho con mosaicos de diferentes tamaños y formas (en señal de diversidad), en los que se pueden leer poemas y frases alusivas al amor.
El otro escenario limeño es el Puente de Los Suspiros, tradicional espacio barranquino que hizo inmortal la cantautora Chabuca Granda. Fue inaugurado el 14 de febrero de 1876. Es uno de los lugares más visitados.

Rumbo al sur
Cusco es ese destino que nadie debe perderse, pues se le considera la creación urbana más asombrosa del Imperio de los Incas y uno de los sitios patrimoniales más importantes en el orbe. Además, Machu Picchu ofrece un paisaje que congrega una buena diversidad biológica.
En Puno están las apacibles aguas del lago Titicaca y las islas flotantes de los Uros, cuya visita constituye una experiencia única. Allí podrá practicar turismo rural comunitario, conocer esta tradición milenaria que se renueva cada dos meses para evitar la desintegración de las islas artificiales. Será un viaje inolvidable.

De paseo
  • Existe una gran diversidad de sitios por conocer. El Mincetur invita a ingresar a las páginas webs Y tú que planes? (www.ytuqueplanes.com) y Turismo Rural Comunitario.
  • Allí podrán encontrar destinos y paquetes de viaje a precios variados y guiados.
  • En Chachapoyas el visitante encontrará 41 especies de orquídeas.