El Peruano

Año 4. Edición Nº 247. Miércoles 28 de marzo de 2018


TURISMO RELIGIOSO

7 LUGARES
PARA VISITAR

Con verdadera devoción católica, l miles de peruanos se movilizarán en los próximos días del feriado largo para visitar sus lugares de origen, recuperar la fe en los santos patronos que guían los pasos de sus comunidades y recoger el espíritu de sus ancestros. Serán días de viaje y reflexión.


Es posible, en cambio, que hiciéramos una trampita piadosa –si estas existen– y acordáramos que Yumbilla vale por dos, debido a su grandeza catedralicia, que bordea los 900 metros de altura, según las prédicas de sus más fervientes admiradores.
Solo echando mano a ese inocente engaño, que no llega a configurar pecado, se logra cumplir con el recorrido de las siete iglesias en el pueblo y en el bosque de las cataratas gigantes de Cuispes, tradición que en otros lugares del país se realiza sin ningún problema.

Eso es lo que ocurre en Ayacucho, en la vieja Huamanga, en la ciudad de las 33 iglesias o de las infinitas iglesias, si consideramos las que se moldean con barro en el distrito de alfareros de la Quinua o se esculpen en piedras de Huamanga en los barrios de artesanos. Aquí no se presentan problemas. Tampoco en los centros históricos de Lima, Arequipa y Cusco, en los que siempre hay procesiones y se musitan plegarias.
Pero esas experiencias no las confesaremos hoy, en la víspera del Jueves Santo. Nuestra idea es otra. Adelantarnos al calendario y llevarlo por siete iglesias localizadas en siete lugares distintos del país, en un ir y venir virtual.
Recorreremos iglesias sintiendo el aroma a mar, oteando valles y cordilleras, escuchando el rumor de los ríos e imaginando las misas, los rezos, las penitencias, en estas siete estaciones que no tienen ninguna relación con el número de las palabras pronunciadas por Cristo en su pasión. Tampoco con los siete pecados capitales ni con algún fatídico domingo siete.

Sus seguidores no lo dejan, sufren al verlo cargar su cruz. De ese gesto nace el ritual de recorrer los templos.

Para darse una vuelta

  • Cataratas: En Cuispes se pueden visitar, además de las dos caídas de Yumbilla, las caídas de Chinata (580 metros), Pabellón (400 metros), Medio Cerro y Cristal.
  • Devoción: La Semana Santa de Ayacucho es una de las más representativas del país. Las procesiones son espectaculares y en las noches un mar de velas encendidas iluminan el centro de la ciudad en medio del rumor de las plegarias.
  • Pasado andino: En Cajamarca visite el llamado Cuarto del Rescate, el recinto en el que el inca Atahualpa ofreció cantidades de oro y plata a sus captores españoles con el propósito de lograr su libertad.
  • Detalle: San Juan Bautista fue el profeta que bautizó a Jesús en el río Jordán.

Amor y reflexión
Su origen es otro. La última cena. El beso del apóstol traidor. La captura del maestro. Jesús se resigna. Acata con hidalguía y sin resentimiento su destino. Sabe que su sacrificio es por el bien de toda la humanidad, incluyendo a aquellos que lo flagelan, lo humillan, se burlan de su sufrimiento. Un cuadro doloroso que lacera los corazones de los fieles que deciden acompañar devotamente a su mesías.
No lo abandonan. Lo siguen en esa noche incierta. Padecen cuando lo ven cargar su cruz. De ese generoso acompañamiento surge la costumbre de recorrer los templos, pero no de la manera que lo hacemos en este instante. Tenga en cuenta que usted ya no está en su casa, está en San Lucas de Colán (Paita, Piura), evocando el cenáculo, la repartición del pan y el vino, la oración en el huerto de Getsemaní.
Primera parada. Primer templo católico erigido en el Perú, allá por 1535. Un buen inicio. Cerquita al mar y a las olas bendecidas de frescura de un balneario con casas ‘enraizadas’ en las orillas oceánicas.
Pero no hay que relajarse mucho. El peregrinaje recién empieza, continúa en la casa de Anás.
Jesús es interrogado y abofeteado, entonces, pienso en un hombre que decía ser hijo de otro Dios: Atahualpa, vejado y asesinado por aquellos que deseaban apoderarse de su imperio. Cambio de escenario. Cajamarca. Iglesia de Belén, una joya colonial del siglo XVIII con fachada de retablo y un altar mayor de estilo neoclásico. La segunda estación y se nos acaba el espacio. Solo queda encomendarse al patrón de los periodistas para completar la tercera y la cuarta iglesia. Y Jesús ya está en la casa de Caifás y ya comparece por primera vez ante Poncio Pilatos; mientras nosotros dejamos Cajamarca e ingresamos a dos templos llamados San Juan Bautista. Uno está en Puno y es el hogar de la mamacha Candelaria; el otro, revela el choque de dos culturas en Vilcas Huamán (Ayacucho).
Lo inca y lo hispano. Una combinación arquitectónica, una muestra del sincretismo o la imposición que se repite en Huaytará (Huancavelica), donde también se advoca a San Juan Bautista. Y ya son tres, pero en realidad deberíamos escribir cinco (paradas o estaciones), porque no hay quinto malo, aunque este caso es una excepción: Jesús es maltratado e injuriado por el rey Herodes y sus indolentes guardianes.
Se acerca el desenlace. El retorno a la casa de Pilatos. La corona de espina. La condena a muerte. Una escena que nos conduce a la ciudad de Huancavelica, a la representación de la vida, pasión y muerte de Jesús en una región de pueblos de piedra como Sacsamarca, de rutas que entrelazan un rosario de lagunas, de legado arquitectónico cimentado por las milagrosas fortunas nacidas del mercurio.
Riquezas efímeras, como el poder de aquellos que condenaron al desfalleciente hijo de María, que arrastra el madero en el que encontrará la muerte. Eso es lo que se rememora en la última parada. La sétima. La que marca el cierre de este recorrido virtual en la víspera del Jueves Santo. Un final abierto para que usted elija la sétima iglesia. Son siete, nada más que siete. Así sea. ●

A la carta. Botes y pesca son protagonistas de la celebrada gastronomía marina norteña.