El área que rodea Puerto Pizarro y la zona de costa hasta la frontera es manglar. Ahí se encuentra de manera natural la conocida y deseada concha negra. Los ‘concheros’, cuando la marea baja, caminan descalzos hundiendo sus pies por un lodo resbaloso para ir recolectando el preciado molusco uno a uno. Es un trabajo que requiere de una atención especial para saber distinguir en el lodo donde se encuentra y extraerla causando el menor perjuicio al entorno.
En ceviche, con arroz o en mil y una formas el turista puede degustar estas delicias del manglar que para muchos tienen, además de su estupendo sabor, propiedades afrodisíacas, ¿será verdad? Los pobladores bromean que ya están cansados de tanta concha, pero disfrutan ofreciéndola y viéndola comer al visitante. Hay que aclarar que este manjar no puede disfrutarse todo el año. Hay temporadas de veda que son dispuestas para conservar su reproducción y crecimiento.
De visitaEn Puerto Pizarro uno encuentra tours en bote por el manglar a 50 soles que te llevan a visitar diferentes atractivos turísticos. Las embarcaciones están preparadas para el ingreso de turistas, pues todas disponen de chalecos y seguridad. Además, los conductores conocen el lugar y cuentan con información histórica y de la fauna de la zona. A través de un pequeño embarcadero, que cobra un sol por visitante, uno accede cómodamente para iniciar el paseo. Esta pequeña tasa se destina a la protección y conservación del área.
La isla Hueso de Ballena es una de las primeras paradas. Aquí, uno puede practicar diferentes deportes acuáticos, rentar motos de agua, darse un baño en la playa o comer en alguno de sus restaurantes de temporada. También se visita la isla del Amor, que, como su nombre indica, era zona reservada para parejas. Igual, con los últimos fenómenos climáticos (incluido El Niño Costero) su tamaño se ha visto menguado y las parejas ahora buscan lugares más resguardados ya que es en su playa donde se junta el mar con el manglar y a veces resulta ventoso y con oleaje por las mareas.
Otra parada obligatoria durante el paseo en barco es la isla de los Pájaros. En ella viven diversidad de aves, como el patillo o la garza, pero si alguien domina la isla es el ave fragata. Una inmensa colonia de esta especie se ha instalado en la isla. El motivo es que, al estar aislada por las mareas, se convierte en el escenario perfecto para anidar sin ser molestado por depredadores, como zorrillos o perros del manglar, comunes en esta zona. Uno puede acercarse hasta escasos metros y ver el ave de cerca, aunque siendo respetuoso de este lugar único que nos ofrece la naturaleza. La fragata es un ave marina que solo vive en esta parte del Perú. Su plumaje es de color negro, o blanco y negro; y llega a tener más de 1.8 m con las alas abiertas, lo que le permite planear sin esfuerzo aparente utilizando las corrientes de aire.
Para finalizar la ruta, uno puede visitar el criadero de cocodrilos. En esta área se reproduce en cautiverio el cocodrilo de Tumbes, especie autóctona, que fue desapareciendo de la zona por la presión del hombre y que hoy todavía está en riesgo de extinción. El criadero tiene diferentes piscinas donde se clasifican los cocodrilos de menos de un año a monstruos de tremendas fauces. Los guías te acompañan en tu trayecto explicándote las singularidades y anécdotas de algunos de sus ilustres huéspedes, además de ir alimentándolos con pescado. Esta visita tiene un costo extra de 3 soles destinados a la conservación y alimentación de esta especie de reptil. Sin duda, si visitas el norte del Perú, debes darte ‘un descanso’ de sol y playa para vivir la aventura llamada Puerto Pizarro. No te arrepentirás. ●