El Peruano
Año 4. Edición Nº 258. Jueves 7 de junio de 2018

ESCAPES
RUTAS DE TRUJILLO

Cascas: turismo de salud

El instinto viajero nos lleva una vez más a recorrer distintos lugares de nuestro inmenso Perú. Es así que llegó a nuestros oídos “Cascas” y decidimos enrumbarnos hacia allá. Una gratísima experiencia que todos deben disfrutar. Texto y fotos: Luis Yupanqui
En los caminos que me ha tocado recorrer siempre se conocen personas que comparten ideales. Con Iván La Riva, abogado, docente universitario trujillano, nos une la pasión por el Perú, por sus caminos. Lo contactamos en Trujillo, y le hicimos la consulta sobre qué destino diferente podíamos visitar. Su respuesta fue inmediata: ándate a Cascas.

Cascas es la capital de la provincia de Gran Chimú, está a dos horas en auto al noreste de la ciudad de Trujillo. Al llegar nos dirigimos a la oficina de IPerú, donde Karina Murrugarra nos orienta. Lo primero, el clima: la temperatura promedio es de 19 ºC y estamos sobre los 1,281 metros de altitud. Pero nos revela que por esa condición sus campiñas son altamente productivas para la vitivinicultura. Por eso se le conoce como la “Capital de la Uva y el Vino” de la región La Libertad.

“El Niño afectó nuestra vía. Decidimos hacer vino para no perder la cosecha de uvas”.

Los vinos se elaboran en bodegas artesanales y semi-industriales. El año pasado se produjeron 40,000 toneladas de uva en más de 1,000 hectáreas y esto se ha logrado gracias al Centro Experimental de Formación Profesional (dirigida por la Comunidad Económica Europea).

A dónde ir
  • Mirador Chunkazón; colina ubicada en el caserío de Pampa de San Isidro. También las cuevas de Chepate. Verá arte rupestre.
  • Bosque de Cachil, a una hora y media en auto. También la catarata El Chorro; ubicada a 1,400 m.s.n.m, a 20 minutos de la ciudad.
  • Los Baños Chimú, cerca del río, cuentan con pozas de rústica infraestructura.

El 84% de sus uvas de mesa se destinan a Ecuador; sin embargo, sus productores, con el apoyo de Sierra y Selva Exportadora han llegado a los supermercados limeños. Porotro lado, el programa “De mi tierra un producto”, del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, ha permitido que a partir de la uva se diseñe un circuito turístico que incluye al “Cristo de las Rocas”, “El árbol de las mil raíces”, los criaderos de truchas en Corlás y otros atractivos turísticos .

Gran oportunidad

Karina nos lleva al fundo Don Manuelito de Segundo Iglesias. A él lo conocen con el nombre del fundo, aunque él no se llame Manuel. Nos cuenta que, en 1983, el fenómeno del Niño afectó las carreteras y que no tenían cómo sacar de Cascas la producción de uvas, de la cepa Red Glove, que principalmente es fruta de mesa. Decidieron entonces producir vino para no perder sus cosechas “¿Qué podíamos hacer? Lo volvimos vino”, dice con cierta satisfacción.

Todos los caminos...
  • Cómo llegar. Desde la ciudad de Trujillo, por una vía asfaltada cde 103 km, se llega en dos horas en furgoneta o microbús. Desde Cajamarca, desde Porcón, San Pablo de Cajamarca, Chilete y Contumazá (en tres horas y media). Desde Chiclayo, siga la ruta Sausal-Cascas.
  • En el pueblo hay doce bodegas y un museo o Casa de la Uva que permite conocer la historia del origen de la vitivinicultura.

Lo que pudo ser una tragedia se convirtió en una gran oportunidad. Y Don Manuelito, artífice de la idea, nos invita a conocer sus parcelas. Además de la uva de mesa, cultiva las cepas Gross Colman, Cabernet Sauvignon, Borgoña y Alfonso Lavallée, “Tenemos producción todo el año. Estas uvas fusionadas adecuadamente crean sabores únicos, de agradables aromas”. Nos hace probar de cada uno de sus vinos, pero se detiene en uno de ellos. “No se pueden ir sin probar este, es el vino del amor, bebiéndolo no hay mujer que se resista ni varón que se detenga”, nos dice sonriendo.

“Las uvas tienen que ser pisadas por chicas jóvenes para que el resultado sea el esperado”, nos dice, haciendo notar el olor afrutado, dulce”.

Y viene otro más. Don Manuelito intuye nuestra preocupación. ¡Este sí es el último!, afirma, mostrándonos un destilado de uva que no pueden llamarlo pisco por la denominación de origen. “Acá es puro de uva”, dice satisfecho, mientras la bebida espirituosa, pasa limpia por nuestra garganta. Cascas nos espera.