El Peruano
Año 107 // 3ª etapa // 549 // Viernes 1 de junio de 2018
ÍCONOS
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LA VOZ DE LOS 60

A su estilo le decían ‘ritmo enfermedad’, pero lo de Pablo Luna y Los York´s tenía que ver más con la euforia de la juventud de los 60, que con cualquier patología. El díscolo vocalista cuenta su historia, antes de dejar los escenarios. ESCRIBE: FIDEL GUTIÉRREZ MENDOZA # #
Dejaba el alma en el escenario y una estela de micrófonos rotos y parantes dañados como fruto de sus arrebatos. En 1968, Pablo Luna tenía a los jóvenes peruanos a sus pies, gracias a su voz, inmortalizada en los exitosos discos que grabó siendo parte del grupo Los York’s, y a unas performances escénicas en las que dejaba fluir su energía y sentimientos libremente.

“Era lo que salía de mi desde el fondo del corazón”, señala hoy ante la pregunta de si se había inspirado en algún artista para actuar de esa manera. “No había visto a nadie que hiciera eso”, recalca. Aún faltaba un poco más de tiempo para que, al norte de América, Iggy Pop hiciera lo mismo junto con los rabiosos Stooges.

Medio siglo después de haber tocado el cielo y de haber sido parte de una de las agrupaciones roqueras más famosas del Perú en los 60 (hasta tuvieron un espacio televisivo en el Canal 11 de aquel entonces), Luna cree que llegó el momento de dejar de enfrentarse a micrófonos y audiencias. Ahora lo hace esporádicamente, cada vez que viene a Lima, desde España, donde reside hace 18 años, pero siente que es un capítulo que tiene que cerrar.

“Aunque ellos me hicieron participar en la banda, a Los York’s los hice yo. Con mi forma de cantar hice que ahora estén en el recuerdo”..

“Este ciclo ya culminó”, recalca. Ni siquiera las ofertas muy recientes de llevarlo a cantar a México y Argentina, junto con los demás integrantes de Los Yorks (que han vuelto a tocar) lo harán cambiar de decisión. Aparentemente, su presentación en Lima este sábado 2 de junio, en ese templo de la nostalgia musical llamado El Maracaná, en Jesús María, será la última oportunidad que tendremos para disfrutar de su exuberancia y excesos.

TALENTO Y EGO

Sin proponérselo, Los Yorks (junto con sus contemporáneos Los Shain’s y, antes que ellos, Los Saicos) aportaron modernidad al rock hecho en el Perú. Siguiendo su instinto antes que directivas mercadotécnicas, buscaban estar a la par que las agrupaciones británicas y estadounidenses que marcaban tendencia en aquellos años de cambio.

ROCK Y TROPICAL
La conversación con Pablo Luna para nuestro programa ‘Rock en Rojo y Blanco’ en la Agencia de Noticias Andina sirve para conocer que en una reunión de Los York’s en 1974, cuando ya estaban separados como grupo, solo hicieron un par de canciones. Luna cuenta que entonces se dedicó a la música tropical y cantó con la orquesta de Beto Villena, en ‘El Durísimo’. Luego fue reclutado por Beto Cuestas, del grupo pionero de la cumbia peruana Los Ecos. “Les cambié el ritmo, los hice más movidos”. Ya en los 80, sería parte del grupo Delpueblo antes de dedicarse a shows nuevaoleros. España fue su siguiente paso.

Luna se vio de pronto inmerso en la vorágine de lo que, sin duda, fue la edad de oro de la música juvenil en el Perú. En poco tiempo pasó de cantar en reuniones amicales de su barrio de Ancón a recorrer todo el circuito de matinales, canales de televisión y las principales ciudades del país. La invitación que Román Palacios, guitarrista de Los Yorks, le hizo para integrarse a esa banda cambiaría su vida.

“Aunque ellos me buscaron y me hicieron participar en la banda, a Los York’s los hice yo”, señala Pablo. “Con mi estilo y mi forma de cantar hice que ahora estén en el recuerdo”, añade. Sus palabras ejemplifican su temperamento y carácter. Su personalidad llevaría a que su destino estuviera a punto de ser otro.

Luego de dos primeros singles, Luna fue apartado del grupo tras un encontronazo con los demás integrantes. Así, el siguiente sencillo (una versión roquera de ‘Vete al infierno’, original de Roberto Carlos), no lo cantó él, sino Enrique Palacios, y se convirtió en el primer gran éxito de la agrupación, posibilitando que esta grabe York’s ‘67, su primer y consagratorio larga duración. Sin embargo, la poca empatía de su reemplazante con el resto de la banda hizo que esta llamara nuevamente a Luna, reanudando entre 1967 y 1971 una historia intensa y no exenta de heridas.

“No llegaron a ser buenos amigos para mí”, resume el cantante, que prefiere no hablar más del asunto, para no remover conflictos, originados por egos dolidos y reclamos por derechos autorales de no muy antigua data.

Mañana sábado, Pablo le pondrá punto final a su vida sobre los escenarios, pero iniciará una etapa de nostalgia por todo lo que dio con su voz y su desinhibida audacia física.