El Peruano
Año 108 // 3ª etapa // 578 // Viernes 15 de febrero de 2019
EXPERIENCIAS
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UN HOMBRE NUEVO

En un pabellón del penal Miguel Castro Castro, Fernando Menéndez descubrió en la cerámica el medio para exorcizar sus demonios interiores y, de paso, ganarse la admiración de la gente, los de adentro y los de afuera. ESCRIBE: ROLANDO DONAYRE # #
Vive en el pabellón 1-A del penal Miguel Castro Castro, lugar donde funciona el taller “Nelson Mandela”, su centro de operaciones. Allí trabaja desde hace 10 años con otras 50 personas, todos ceramistas de mucha habilidad y concentración.
AIRES DE LIBERTAD
Le faltan solo unas semanas para terminar de pagar su condena y Fernando Menéndez comparte el secreto que lo ayudó a soportar la reclusión: “Tengo un dicho que me anima todas las mañanas: ‘Todo lo puedo en Cristo que me fortalece’. Ni bien abro los ojos, doy gracias a Dios por la vida, por mi arte y por mi hijo, mi pequeño de 8 añitos, mi inspiración”. Por ahora, vemos a Fernando un tanto ocupado, haciendo sus papeles para salir del penal. “Qué rápido pasa el tiempo… Si Dios quiere, saldré en libertad en marzo del 2019”.

“En el penal, la cerámica ha llegado a expresiones elevadas, al punto que sus cultores se han especializado como matriceros, pintores, llenadores y pulidores, y sus actividades están perfectamente reconocidas por el Instituto Nacional Penitenciario y solicitadas por el público que visita el penal”, explica Fernando Menéndez, conocido también como Tiki Tiki.

Orgulloso, este piurano de 46 años cuenta que sus trabajos los han solicitado personajes tan conocidos como el chef Virgilio Martínez, quien en una visita al recinto se llevó un juego de menaje. También le ha vendido al restaurante El Taita. Y una tetera de arcilla que elaboró con forma de gato cautivó a la esposa de un embajador europeo. ¡Pagó encantada!

Los materiales que usa Tiki Tiki son arcilla y barbotina. “Experimento y creo mis propios colores; hoy trabajo con la cerámica de alta temperatura, para lo cual he tenido que adaptar mi horno: lo he subido de 1,050 a 1,260 grados y tuve que cambiar resistencias, ladrillos, temporizador y termocupla”. En esas andanzas, fundió dos veces el horno, pero así y todo consiguió ponerlo operativo.

TRAPECIO Y TRANCE

Fernando no sabía nada de cerámica cuando ingresó a la cárcel. En el 2009 comenzó a manipular la arcilla y, con paciencia, fue aprendiendo su nuevo arte. Tal fue su avance que, al cabo de un año, el director de la asociación Dignidad Humana y Solidaridad, Carlos Álvarez, lo invitó a presentar sus trabajos en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano (Icpna) de Miraflores.

“La verdad que no vendí nada –recuerda Tiki Tiki–. Hice una cerámica artística de tres cuerpos. Eran trapecistas de circo que volaban y me los devolvieron; sentí que mi obra no tuvo aceptación. Nadie lo entendía, pero la obra expresaba lo que era yo: una persona en vuelo, en trance, alguien que recién asimilaba lo que era estar acá, encerrado en la cárcel”.

Sus compañeros, que vieron la evolución de su arte, animaron a Fernando a participar nuevamente en la exposición del Icpna del 2011 y esa vez envió 20 piezas. “Un 29 de diciembre, Carlitos me dio un sobre manila con 1,634 soles. Era el producto de la venta de mis obras. “¡Ahora sí!”, exclamó Tiki Tiki. A partir de allí se dedicó a la cerámica para expresar en sus trabajos lo que sentía su alma.

La cerámica ha transformado a Fernando; es como una redención que lo libera de sus demonios antiguos

Más optimista, en su pequeño taller de 2 por 3 metros, entre objetos con formas de calaveras y gatos durmientes y menaje a medio terminar, se prepara para hornear y “bizcochear” su cerámica.

Hoy, Fernando administra una línea de productos urbanos con la marca Runa Tiki (Hombre Nuevo) que semanalmente envía a la tienda Coyote Tatoo de Miraflores. Allí se ponen en venta sus esculturas, jarrones, platos, tazas y otros objetos, dirigidos a un público al que no le importa si la persona que los hizo está en una celda. En ese espacio lo único que cuenta es el arte, y a Tiki Tiki le sobran los argumentos.

TRANSFORMACIÓN

La cerámica ha transformado a Fernando; es como una redención que lo libera de sus demonios antiguos. “Me siento nuevo. Hoy soy un runa tiki y ya logré erradicar la violencia que tenía en mi interior”. Su talento es tal que lo buscan de afuera para solicitarle trabajos especiales. “Un día recibí el pago de 300 soles por la escultura de una mujer gorda, pero luego de entregarlo, el comprador me pidió que rompiera el molde, no quería repetición, quería que fuera pieza única. Y así lo hice”.

Un tanto decepcionado por sus compañeros que cambian de oficio tras cumplir su condena, Tiki Tiki dice que el talento desarrollado en el penal lo dejan encarcelado cuando salen en libertad. Ese arte deberían llevarlo a la calle, pues son nuevas costumbres aprendidas; sin embargo, muchos regresan a la sociedad y empiezan de cero. Categórico, Fernando les dice: “Tienes que llevarte lo que eres”. Y si aprendiste algo bueno, pues dedícate a ello.