El Peruano
Año 108 // 3ª etapa // 580 // Viernes 1 de marzo de 2019
ESCENARIOS
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ESPACIOS PARA CREAR

En los territorios del arte, todo creador necesita un espacio a la medida de los vaivenes de su inspiración y la disciplina de sus talentos. El actor y director de teatro David Carrillo parece haber logrado el sueño del estudio propio. TEXTO Y FOTO: LUIS M. SANTA CRUZ # #
En el 2015 y apenas con 38 años, el actor y director David Carrillo casi muere de infarto provocado por lo que llamaremos el ‘síndrome de Superman’. Era un enfermo de la disciplina y el cumplimiento que pasaba más de 14 horas al día en el teatro, potenciándose con tazas de cafeína y torturándose por compromisos que arrastraban conflictos poco artísticos.
POR EXPERIENCIA
En lo que va del año, en Yestoquelotro se han presentando dos montajes que han contado con temporadas breves. Una de las obras realizadas fue Lo que nos faltaba, pieza escrita y dirigida por Carrillo en la que explora el estrés detrás de la creación de una producción teatral, basándose en las experiencias vividas en sus últimos años.

Se sentía joven y, sin ser consciente, vivía restregándoles a los demás que pudo cumplir su sueño. Buscaba transmitir el aura exitosa que muchos amigos y familiares se negaron a concederle en sus inicios. Entonces, llegó a la conclusión de que no podía seguir guiándose bajo el lema “¿De qué voy a vivir?” para pasar a preguntarse constantemente “¿De qué me voy a morir?”.

La respuesta era sencilla. David no iba a morir renegando por su libertad artística en espacios de terceros, así que decidió crear algo propio junto a su esposa, Carla Revilla. Ella, conocida en el circuito como productora y promotora de prensa, se volvió en el complemento necesario en esta ecuación. Una compañera de ruta.

LUGARES CONOCIDOS

La dupla empezó a buscar un espacio, pero con sutileza. Con los ojos abiertos, pero sin la desesperación de aquellos que van buscando todo el día al amor de su vida. Fue Carla quien encontró una tribuna barranquina que se encontraba disponible y que ya venía con una historia cultural arraigada a sus paredes. El local donde funcionó El Cinematógrafo de Barranco estaba listo para una nueva aventura.

En cinco minutos coordinaron una visita y esa misma noche ya estaban explorando la familiaridad de este famoso local. David estaba fascinado sin sigilo y Carla ponía el factor analítico en la negociación. Era la estrategia del ‘policía bueno y policía malo’, en la que ambos efectivos de la ley querían llegar a un acuerdo feliz antes de comenzar el interrogatorio.

Los trámites fueron breves. El actor necesitaba ese espacio porque extrañaba las dinámicas con las que suele complementar sus talleres. El plus, dice Carla. El tiempo posterior para conversar y traducir obras, preparar material pensando en otro día y no necesariamente en otra clase. Para guarecerse y esconderse por ratos.

David no iba a morir renegando por su libertad artística en espacios de terceros, así que decidió crear algo propio
SITIOS NECESARIOS

La sala teatral de Yestoquelotro –prácticamente una muletilla que hoy le da nombre al espacio– es pequeña. Íntima y que abre las puertas a otro tipo de funciones, ya que Carrillo quiere mantenerse lejos de las producciones de gran escala por un tiempo, sin ánimos de despreciar ese estilo. Solamente buscando paz.

La meta ahora es foguear a los alumnos y desarrollar teatro más allá de los escenarios. Ya no siente necesario tener que cumplir con los millonarios auspiciadores y lidiar con los tiempos límites a los que se terminan acostumbrando los que llegan a esa frontera final del éxito artístico. Por primera vez en un buen rato, son dueños de los tiempos y pueden pasarse meses sin estrenar, pero trabajando a puertas cerradas si lo desean. Así funcionan ciertas libertades, necesarias a estas alturas.

David y Carla ya no están pensando en pelear por los nichos, porque saben que este espacio es diferente. Que los demás hagan las megaproducciones que el mercado necesita, es el mantra que comparten. Ellos hacen ciencia en su laboratorio, ajustando el norte. Recordando que todo Superman también requiere de la tranquilidad de tener un hogar para ser Clark Kent.