La región tiene el desafío de aumentar la bancarización de las mujeres y de rediseñar políticas y programas tomando en cuenta las restricciones que afrontan.
No obstante, hay brechas de género en cuanto al acceso, cobertura y uso de los productos y servicios que ofrece el sector financiero, subraya el estudio Inclusión financiera de las mujeres en América Latina: situación actual y recomendaciones de política, elaborado por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
En efecto, refiere que en el mundo hay una brecha de 287,000 millones de dólares para el financiamiento a las pequeñas y medianas empresas (pymes) formales que son propiedad de mujeres, en donde América Latina se ubica como la región con la mayor brecha (85,638 millones de dólares).
Adicionalmente, acotó que más del 70% de estas empresas, en los países en desarrollo, tienen un acceso inadecuado a los servicios financieros o simplemente no lo tienen.
Agrega que para la Corporación Financiera Internacional (IFC), las estimaciones realizadas buscan demostrar que ampliar las oportunidades de financiamiento de las pymes propiedad de mujeres no solo beneficiaría la autonomía económica de las mujeres, sino que también constituye una oportunidad de crecimiento y rentabilidad de las instituciones financieras.
En este sentido, el estudio de la CAF sugiere desarrollar marcos integrales para la igualdad de género, promover el enfoque de ecosistema para la articulación institucional y el fomento del espíritu empresarial de las mujeres, mejorar los sistemas de definición de los segmentos empresariales y de información desagregados por sexo.
Además, plantea reconocer la importancia de las pymes propiedad de mujeres para las instituciones financieras; implementar propuestas de valor que contribuyan a la rentabilidad y sostenibilidad de las empresas; e involucrar a las instituciones financieras en el fomento del emprendimiento femenino.
En cuanto al uso de los servicios financieros, detalló que en América Latina y el Caribe (ALC) solo el 49% de las mujeres tiene una cuenta bancaria, el 11% ahorra y el 10% dispone de crédito, valores que para los hombres representan el 54%, 16% y 13%, respectivamente. Asimismo, más hombres que mujeres declaran que tienen una cuenta y ahorran en una institución financiera formal, poseen tarjeta de débito y tarjeta de crédito, y usan los pagos electrónicos por medio de cuentas bancarias.
Por lo tanto, la región tiene el desafío de aumentar la bancarización de las mujeres y de diseñar políticas, programas o productos tomando en cuenta las condiciones, preferencias y restricciones que ellas afrontan.