El Peruano
Año 108 // 3ª etapa // 551 // Viernes 15 de junio de 2018
LETRAS
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LA JUNGLA ILUMINADA

Contra lo que piensan las mayorías, la reciente Feria del Libro Amazónico, en la región Loreto, devuelve el interés y el atractivo de la lectura a las obras más relevantes de escritores y artistas locales. escribe: eloy jáuregui # #
En Iquitos no sobran ladrones, tampoco librerías. Y mientras se desarrolla la primera Feria del Libro Amazónico y todas las noches se presentan decenas de autores con sus textos, el público atiborra cada uno las de los tres auditorios que la Dirección Desconcentrada de Cultura de Loreto designó con diligencia. Y en estas horas llueve a cántaros en la capital amazónica, y hay tiempo para, al refugiarse de tamaño baño, conversar del fondo y la profundidad de los creadores loretanos, de una tradición refulgente y de una frondosidad de obras de dimensión universal y que los lugareños lucen para el orgullo.

Y mientras escucho hasta desfallecer Cuerpo de sirena, el exitazo del grupo amazónico Papillón, recuerdo que vine a Iquitos a encontrarme con esa manera de vivir aguda y gozosa. Y la ciudad sufre los mismos problemas que genera la politización inmoderada de la gestión pública, este drama que padecen todas las ciudades del Perú, pero que aquí se hace estridente por el espíritu de los iquiteños, que no se cansan de llamar a la corrupción por su nombre y a la perversión social por su renombre. No obstante, hay afectos, hay amistad, hay cariño. Y a la excelsa gastronomía amazónica hay que añadirle el ingenio y la agudeza en la conversa diaria con escritores y artistas que han participado en esta fiesta de los libros.

FERIA E INVITADOS

Y a la vera de la plaza de Armas me cruzo con el gran poeta Marco Martos, de serio talante, pero de atildado humor para tomarse las cosas con agudeza y sabiduría. A Martos le encanta Iquitos; no es la primera vez que nos encontramos por estas orillas abrasadoras. Y luego están las amistades del sello más profuso de la selva peruana, la editorial Tierra Nueva. Aquí me abrazo con Jaime Vásquez Valcárcel, con el poeta Percy Vílchez, con Jorge Carrillo Rojas “Potrillo”. No ubico al poeta Carlos Reyes Ramírez pero ya llegará. Y, luego, están mis nuevos amigos de la DDCL, con Rolando Riva a la cabeza, Javier Galarza, Marisabel Pérez Reátegui y otros gestores culturales que se han puesto a trabajar en serio.

Fue gracias al escritor Cayo Vásquez que en el 2013 se organizó la última feria del libro en Iquitos. El hecho, lejos de causar un silencio creativo, impulsó a decenas de escritores de la región a publicar sus textos sin ningún tipo de fomento y contra viento y marea. De ahí que en cada presentación de libros todos los participantes reclamaban que se instituya la última semana de abril como fecha para realizar anualmente ferias similares. Cierto, organizar actividades de este tipo obliga a redoblar esfuerzos, pedir ayuda y colaboración de los entes educativos, culturales y periodísticos, y sobre todo, acudir a la empresa privada –que se forra en plata– para que se sensibilice y abra sus cajas fuertes.

TRADICIÓN LITERARIA

La tradición literaria en la Amazonía es pródiga en todos sus géneros. Un solo ejemplo me basta para pecar de mezquino: la novela Sangama, del escritor loretano Arturo D. Hernández. Apasionante lectura de juventud. Los agobiados años del caucho, la escritura que se identifica con esa Amazonía de los sueños, el espacio geográfico, la cultura y las tensas relaciones sociales. Y luego, Muyuna de Francisco Izquierdo Ríos. Y Paiche de César Calvo de Araujo. Y Húmisha de Carnaval de César Lequerica. Y me consta la alta poesía de César Calvo y la denuncia El proceso del Putumayo y sus secretos inauditos de Carlos A. Valcárcel. Hay más, pero el espacio me torna roñoso.

RETOS DEL AMAZONISMO
El artista plástico Christian Bendayán, invitado a la FLA, reflexiona: “Ser amazónico es vivir entre la fascinación de la belleza y el dolor de la tragedia. Pero existe otro concepto, el ‘amazonismo’, un reto para aquellos que resultan voceros interdisciplinarios de los aspectos culturales y sociales de la Amazonía y que deben dar respuestas a problemas y alternativas de la región. El arte amazónico, por ejemplo, es recién reconocido a nivel oficial. Ese es el propósito de proyectos como Bufeo que responden a solucionar los vacíos históricos de una cultura viva y, sobre todo, ancestral”.
“Esta designación reafirma la confianza del papa en la lucha por el medioambiente y los derechos humanos”.

La cita tenía esta convocatoria: “Los actores y componentes que involucran el proceso de la cadena del libro, desde escritores, ilustradores, editoriales, organizaciones medioambientales e interculturales, agencias, cadenas de librerías, entre otros, están invitados a esta fiesta de los libros”. Entonces, llegaron escritores como Marco Panduro, Fernando Fonseca, Javier Velásquez, Aldo Bolaños, Gerald Rodríguez Noriega, Jorge Rojas Panduro, Percy Vílchez, y otros como Welmer Cárdenas, de Pucallpa.

Y desde Lima llegué a reunirme con Jorge Coaguila y a conocer y participar de las veladas literarias en el flamante centro cultural San Agustín. Y ahí estaban los artistas Christian Bendayán y Gino Ceccarelli y siempre el reverendo padre Joaquín García del Centro de Estudios Teológico de la Amazonía, CETA, entidad que apoya impostergablemente toda actividad cultural. Y en la plaza 28 de Julio, los stands de los expositores brillaban en medio de las inclemencias del clima que no impedían los espectáculos ni los recitales que se organizaron durante más de una semana.

En Iquitos la hoy preocupación por los libros, y hay que decirlo, se cruzó con una irrefrenable actividad política. Aunque faltan algunos meses para las elecciones municipales y regionales, decenas de candidatos, partidos y movimientos regionales se encrespan en una ardua puja proselitista. Entonces, calles y plazas lucen los más esperpénticos avisos propagandísticos que desnaturalizan el espacio público de la ciudad. Incluso encontré a Lula, que suponía estaba preso en Brasil, pero que en Iquitos es una agraciada dama, la más acelerada activista con vías a las urnas. Lula no es brasileña, cierto, es nada menos que Lula Vásquez y está libre de polvo y paja. Un intento de conversación con ella y me doy cuenta de que pertenece a la línea dura del fujimorismo. Entonces, me despido cordialmente.

SABERES MÁGICOS

Y tras el intenso calor y los numerosos libros que poseo sobre la magia y las leyendas amazónicas, todavía me martillean en el cerebro las palabras de la agraciada Lula: “Es hora de nuevos rostros en la política, estamos cansados de lo mismo, de aquellos que solo pretenden vivir de la política”.

Lo que sí creo es que a la fiesta de los libros de corte eminentemente regional y de temáticas propias de la zona debemos adicionar políticas de fomento y promoción. Iquitos es una urbe que llega a los 600 mil habitantes, con una extendida vida comercial y con una tradición artística y literaria que merece el reconocimiento a sus industrias culturales y el descubrimiento –ocultos todavía– de aquellos encantos y prodigios de un saber mágico de su espesura iluminada en medio del follaje.