El Peruano
Año 108 // 3ª etapa // 559 // Viernes 24 de agosto de 2018
LEGADOS
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A MISA CON CHABUCA

En 1969, Chabuca Granda le obsequió una pieza de música nupcial a su hija, que tituló Misa Criolla de Bodas. El documentalista Luis Enrique Cam ha viajado en el tiempo para reunir información sobre el origen de esta valiosa pieza. escribe: luis francisco palomino # #
Desde lo alto de la iglesia Santa María Magdalena, la guitarra gemía suavemente al ritmo de un cajonero que golpeaba según las indicaciones de la madre de la novia, autora de la Misa Criolla de Bodas que, ese jueves 16 de enero de 1969, se interpretaba por primera vez en público.

“Le diré, le diré, ¡cómo le quiero yo!”, cantaban las cuatro personas del coro mientras la pareja compuesta por Gustavo Becerra y Teresa Fuller, hija de Chabuca Granda, hacía su caminata rumbo al altar del padre Wiesse, en el templo de Pueblo Libre.

El repiqueteo metálico de las cucharas durante la liturgia y la presencia de aquella caricaturesca quijada de burro sorprendieron a la mayoría de invitados, pues la pieza –de diez canciones– se había trabajado casi en secreto, después de que, en 1968, Teresa Fuller le pidiera a Chabuca un regalo por sus nupcias, y esta, convertida ya en una celebridad del criollismo, se dedicara a la creación de un soundtrack que, por su belleza melódica, fuera tanto un presente para su hija como para todas las novias de la Costa del Perú. Ese afán aún no se ha satisfecho.

Al inicio de la ceremonia, cuando el marido oyó la voz de Granda y buscó y halló su procedencia –esto es de película– ¡se desmayó!
CRIOLLO Y SAGRADO

Luis Enrique Cam, cazador de historias que prepara un documental sobre la Misa Criolla de Bodas, tiene un par de hipótesis que explicarían su discreción dentro de la discografía de Chabuca, así como su incapacidad de competencia con el ‘Danubio Azul’, infaltable melodía en los matrimonios limeños.

“A Chabuca le molestó que la disquera colombiana, por temas comerciales, modificara el orden de las canciones en su publicación, sin respetar la liturgia. Las dos partes se enfrentaron en litigio y la obra dejó de difundirse”, dice el historiador.

Además, la conservaduría de ciertos diocesanos también ha dificultado su popularización. “Hay un prejuicio, se piensa que la música criolla no puede ser espiritual o parte de un recinto sagrado”, apostilla Cam.

Sobre ese punto, es pertinente recalcar el carácter revolucionario de la Misa Criolla de Bodas a fines de los 60, su irrupción en el escenario religioso, sobre todo si uno imagina la rigidez del catolicismo en dicha época.

Abriendo baúles, Cam ha encontrado hojas cuadriculadas con la caligrafía Palmer de Chabuca Granda, que llevan los acordes encima de las letras; son más de cien cuadernos donde la autora de ‘La flor de la canela’ y ‘José Antonio’ descargaba su creatividad, documentación que Luis Enrique considera “de estudio”.

Asimismo, su acercamiento a Teresa Fuller le permite dar otras lecturas a la obra en cuestión. Por ejemplo, resulta curioso que Chabuca la ideara cuando ya se había separado de Enrique Fuller, y que después de 1969 Teresa siguiera la misma ruta en su viaje conyugal, hechos que convierten a la Misa Criolla de Bodas –más que en un canto matrimonial– en un sello de la relación entre madre e hija que, como indica Cam, fue de mutuo aprecio.

DIVA GENEROSA

El documental Cantar la misa con Chabuca, que se estrenará el 31 de octubre, también incluirá anécdotas que retratan a la cantautora, como esa que dice que en los 80 recibió la llamada de un desconocido que quería que cantase en su boda. La compositora ni siquiera lo había hecho en el casamiento de su hija –prefirió gozar del ritual– y rechazó la propuesta con algo de frialdad. No obstante, la petición se repitió en los días siguientes, y Chabuca se negó todas las veces. Pero una tarde cambió de parecer, averiguó de quién se trataba –quién la llamaba– y en dónde se realizaría su matrimonio. Se puso en contacto con el sacerdote de la parroquia El Carmen de San Miguel, a quien le pidió confidencialidad, y se presentó en la fecha indicada, con la garganta caliente para ofrendar su Misa Criolla de Bodas a una pareja de extraños.

Al inicio de la ceremonia, cuando el marido oyó la voz de Granda y buscó y halló su procedencia –esto es de película– ¡se desmayó! Y por si fuera poco, la cantante, que sabía de primeros auxilios, fue solemnemente hacia el caído y lo reanimó de inmediato, ante la estupefacción de la novia y sus testigos. A los minutos, quizás todavía nervioso por la presencia de su ídolo, el hombre volvió al suelo.

“Ese detalle es una muestra de la generosidad de Chabuca. ¿Haría lo mismo otro artista famoso de la actualidad?”, se pregunta Cam. Que no se diga más. Guitarra, cajón y Chabuca, y unos picaroncitos para después de la Misa Criolla de Bodas.