El Peruano
Año 108 // 3ª etapa // 560 // Viernes 31 de agosto de 2018
HISTORIA
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LAS AGUAS MILENARIAS

Una red de canales cuya construcción se inició en la etapa preínca y que podría ser la esperanza de Lima para enfrentar los impactos del cambio climático aspira a la condición de Patrimonio Cultural de la Nación. ESCRIBE: CARINA MORENO # #
El agua es vida y su presencia determina que las sociedades florezcan o no en determinado espacio geográfico. Esa fue la conclusión a la que llegamos después de revisar el libro Canales Surco y Huatica: 2000 años regando vida, escrito por el periodista Javier Lizarzaburu con el apoyo de la Comisión de Usuarios de Surco y Huatica (CUSH).

Esta publicación es otro paso en la campaña para conseguir que el canal de Surco sea declarado Patrimonio Cultural de la Nación. La razón es muy simple: estamos hablando de un sistema de irrigación que, se calcula, empezó a desarrollarse con la cultura Lima hace alrededor de 2000 años.

Este sistema permitió cubrir de canales de distinto tamaño todo lo que hoy conocemos como Lima, una red que, en su momento, tuvo tres efectos muy claros: uno, asegurar mayor control político sobre el territorio; dos, ampliar la frontera agrícola; y, tres, permitir la expansión urbana, pues la disponibilidad de agua hacía posible la construcción de huacas, comenta Lizarzaburu.

Y fue exactamente esta red la que determinó que Francisco Pizarro optara por Lima para fundar la capital de lo que luego sería el virreinato más importante de América del Sur.

VISIÓN HISTÓRICA

“El arquitecto Juan Gunther sostenía que, gracias a la existencia de una red de canales, Pizarro decidió fundar aquí la ciudad capital. Y es que los canales permitían varias cosas: agricultura, alimentos, madera, sombra, caminos y, de manera indirecta, mano de obra, porque este era un territorio fundamentalmente agrícola”, explica Lizarzaburu. Sin canales –decía Gunther– probablemente la ciudad no habría funcionado ni sobrevivido; y sin esta, no existiría la Lima de hoy, una metrópoli de más de 11 millones de habitantes.

Quizá por eso mismo, y reconociendo la importancia que tenían para la sobrevivencia, una de las primeras medidas que adopta el cabildo de Lima, en 1535, tiene que ver con la protección de estos canales. Durante el virreinato y la República, la red hídrica dio vida a las haciendas; y es recién en la segunda mitad del siglo XX, con el crecimiento descontrolado de la ciudad, que se puede decir que la dejamos de lado. “Casi la mitad de Lima perdió sus canales y, con ellos, sus áreas verdes”.

La investigación en torno a los canales prehispánicos se inició hace algunos años, cuando Lizarzaburu tenía a su cargo una sección en el diario El Comercio dedicada a promover la idea de que nuestra ciudad no nació con la fundación española, sino que sus orígenes se encuentran en la época preínca.

“Esta investigación empezó como una curiosidad personal cuando escribía los artículos de ‘Lima Milenaria’, hace ocho años. Luego conocí a Luis Molina, presidente de la Comisión de Usuarios de Surco y Huatica, quien se convirtió en un gran apoyo. Con ellos lanzamos la campaña para que se declare a la red de canales como Patrimonio Cultural de la Nación, en 2016, que sigue en trámite y, ahora, este libro es un importante esfuerzo editorial”.

RECONVERSIÓN
Lima es una ciudad altamente vulnerable al cambio climático. En promedio, tiene poco menos de tres metros cuadrados de área verde por habitante, frente a los nueve recomendados por los especialistas: cifra imposible para una ciudad donde no llueve. Ante ello, los canales ofrecen la mejor posibilidad de mitigar los efectos de la contaminación. En ciudades modernas, los parques lineales son parte de los nuevos procesos de reconversión urbana.
PASADO y FUTURO

En la actualidad, los canales siguen en funcionamiento y riegan alrededor de 500 hectáreas de terreno en Miraflores, San Borja, Surco y San Isidro y unos 500 parques en cinco distritos.

La idea es que estos canales sean el punto de partida para la construcción de un parque lineal que cubriría un total de 200 hectáreas, en 13 distritos, entre Chorrillos y Ate. “Este es un proyecto del arquitecto Gonzalo Benavides, quien organizó –con la Pontificia Universidad Católica del Perú– el Limapolis 2017”. Esta reunión permitió la llegada de arquitectos y estudiantes de arquitectura extranjeros, los que evaluaron y estudiaron los 29.5 kilómetros del canal. “Un lujo de experiencia –dice Lizarzaburu–; todos coinciden en la necesidad de crear un parque lineal que unifique toda la ruta”.

Un parque con esas características sería un gran impulsor de biodiversidad, además de proveedor de agua, espacios peatonales y rutas para ciclistas, entre otras posibilidades. Un parque digno de una ciudad capital, la de un país a punto de celebrar doscientos años de la declaratoria de su independencia.