El Peruano
Año 108 // 3ª etapa // 569 // Viernes 16 de noviembre de 2018
LEGADOS
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TIERRA DE RESISTENCIA

La sobrevivencia de las huacas en una ciudad que crece con ínfulas de aplanadora depende del conocimiento y la valoración de nuestro legado prehispánico. En la siguiente nota, la historiadora Maritza Villavicencio muestra sus aportes y argumentos. texto: ZAIRA BARÚA SILVA # #
Cercadas por el concreto del boom inmobiliario, las huacas cuentan una historia milenaria. La de Huallamarca, por ejemplo, en el distrito de San Isidro, habla del origen prehispánico de Lima y de las culturas que habitaron en este territorio de la costa central, así como de sus aportes a la ingeniería, la agricultura, la pesca y otras bondades de un legado no del todo conocido y apreciado.
INICIATIVA EDILICIA
El libro ‘Las huacas hablan en San Isidro’ es la undécima publicación del plan lector “San Isidro lee”, iniciativa del municipio distrital. El trabajo de investigación y los textos son de la historiadora Maritza Villavicencio y las ilustraciones son el trabajo de la artista Sandra Zimic.

La historiadora y museógrafa Maritza Villavicencio es autora de Las huacas hablan en San Isidro, un relato detallado sobre las huacas Huallamarca y Santa Cruz, y del ingenio de los hombres y mujeres que nos precedieron en la línea del tiempo, así como sobre la trascendencia de poner en valor el patrimonio arqueológico, símbolo de un pasado al que muchas veces le damos la espalda.

“Cuando hablamos del pasado nos remitimos con frecuencia al Cusco del período incaico –observa Villavicencio–; sin embargo, en Lima tenemos más de 600 huacas, de las cuales están registradas apenas 300. Así como muchos años hemos vivido de espaldas al mar, también hemos querido ignorar nuestro pasado, celebrando solo la fundación de la Lima española”.

HERENCIA CULTURAL

Conocida también como la huaca de Pan de Azúcar, por estar dentro de los linderos de lo que fue la hacienda de ese nombre, el sitio fue rebautizado como Huallamarca por Julio C. Tello, quien en 1948 emprendió las primeras excavaciones en el lugar.

“El legado histórico es relevante en otras culturas. Y si analizamos el porqué la gente viaja a Europa o China, es precisamente por su patrimonio cultural. Y eso es fundamental por dos razones: la primera, la identidad que establece la gente con su historia, lo que te da originalidad; y, la segunda, la posesión de elementos para un turismo impresionante”.

La puesta en valor del patrimonio cultural no solo es responsabilidad del Gobierno, opina Villavicencio. Y su descuido no es sino una negación constante de nuestras raíces, una expresión de racismo y de falta de visión política. “El Perú es un país racista y la negación es una manera de expresar ese racismo. Hay un esfuerzo de la Unesco por la educación en patrimonio cultural, y eso debería ser obligatorio en el currículo y fomentarse desde niños. No tengo nada contra el Hombre Araña ni Walt Disney, pero nosotros tenemos nuestra propia riqueza”.

Cuando se habla del pasado nos remitimos al Cusco del período incaico; sin embargo, en Lima, tenemos 600 huacas.
SOBREVIVENCIA

A pesar de que el distrito conserva importantes testimonios del Perú prehispánico –Huallamarca y Santa Cruz–, el entendimiento y la armonía entre el crecimiento urbano de San Isidro y la preservación de estos sitios arqueológicos no ha sido tarea sencilla.

“No hay convivencia entre la urbe y las huacas; el desarrollo urbano de Lima ha sido por ‘sobre ellas’ –acota la historiadora–. La huaca de Huallamarca era usada por una ladrillera y fue gracias a Arturo Jiménez Borja que se rescató lo que queda de ella; él impulsó la creación del museo de sitio, que expone materiales recuperados de contextos funerarios, como fardos, cerámicas, textiles, alimentos e instrumentos agrícolas y musicales”.

El legado de los antiguos pobladores de Lima trasciende los límites de los museos en la forma de aprendizajes que sobreviven en pleno siglo XXI. Así, heredamos no solo arte en varios soportes –textil, metalurgia, cerámica–, sino también tecnología. Hace unos años, después del terremoto con tsunami en Japón (en el 2011), expertos nipones viajaron a Caral para estudiar la estructura de los edificios y los mástiles de construcción de una ciudad que se mantiene en pie después de 5,000 años.

La organización de las mujeres en las culturas preíncas y los papeles que cumplían son también objeto de estudio para Villavicencio. Su libro detalla cómo, en la década de 1990, en Huallamarca se desenfardó a una mujer bautizada como La Dama de los Cabellos Largos, de quien se presume fue una personalidad muy importante, por el ajuar funerario que poseía y por la extensión de su cabellera.

“El criterio de que solo los hombres gobernaron en el antiguo Perú es falso. Se han encontrado tumbas de mujeres fabulosas enterradas con piezas de metal”, acota la autora. “En el Perú contemporáneo hemos copiado moldes de desarrollo occidental, pero en el Tahuantinsuyo la coya cumplía un papel destacadísimo y, al igual que el inca era elegida en un proceso estatal en el que intervenían todos los estamentos políticos”, explica con entusiasmo. Los argumentos de la historiadora acrecientan el interés por su libro. Todavía hay mucho que recoger de nuestra historia –comenta Villavicencio–, mucho que desvelar y aprender.