El Peruano

Segunda Etapa. Año 4. Edición Nº 258 Lunes 2 de abril de 2018


REFLEXIONES POR SEMANA SANTA

PECADOS CAPITALES DEL EMPRENDEDOR

La Semana Santa fue una buena ocasión para reflexionar sobre nuestro rol como emprendedores. Para ello, es importante tomar decisiones que nos guíen a donde queremos llegar.

Los negocios que se mantienen en el tiempo van más allá de las “buenas ideas”, pues necesitan de grandes gestores que se mantengan en el proceso garantizando su funcionamiento adecuado.
Por ello, el gerente general de Digiflow, empresa especializada en la implementación del software para factura electrónica, Renzo León-Velarde, comparte los siete pecados capitales que todo emprendedor debe evitar si desea iniciar un negocio o si busca asegurar el crecimiento de su empresa.

Recuerde que lo mejor es empoderar a su equipo con conocimiento. esa es la manera más eficaz de fidelizarlos y de que crezcan con usted.

Avaricia:
Centralizar el conocimiento
Un error muy común en los emprendedores es ser “avaro” con el conocimiento y la experiencia que tenemos sobre un sector sin compartirla ni a su equipo ni a nadie. Recuerde la frase de Henry Ford: “Solo hay algo peor que formar a tu equipo y que se vayan, no formarlos y que se queden”.

Ira:
No cuidar el clima laboral de su empresa
Es usual que en una organización se generen conflictos internos debido a los retos que se presentan en el día a día. En lugar de propiciar un espacio tenso, debemos crear un ambiente de confianza y hacer que tus colaboradores se sientan escuchados y valorados.
La base de tu negocio es tu equipo de trabajo y es fundamental que ellos sepan lo importantes que son.

Pereza:
Conformarse con lo obtenido.
Al empezar, se suelen trazar objetivos de corto plazo que al alcanzarlos dan la impresión de logro y éxito permanentes.
En consecuencia, nos inclinamos a pensar que las cosas se mantendrán de ese modo siempre, pero no es así. El emprendimiento es un sinfín de vaivenes, por lo que es muy peligroso sentirse cómodo.
Es imprescindible innovarse constantemente y considerar incluir herramientas tecnológicas para revolucionar su negocio.

Lujuria:
No se obsesione con su idea.
“Ocho de cada 10 emprendimientos fracasan antes de cumplir cinco años de vida”. Con este dato no queremos asustarte, pero debemos ser conscientes de que hay una línea muy fina que separa el trabajo arduo con la obsesión.
Cuando nos obsesionamos en nuestra idea de negocio, dejamos de ver el camino con objetividad, es mejor trabajar en un sólido plan de negocios y estar preparados para los cambios.

Gula:
Acepta todos los trabajos
Muchos emprendedores en sus primeros años suelen aceptar todos los trabajos sin considerar factores como capacidad operativa, costos, tiempos, entre otros.
Es importante tener ese apetito incansable por crecer y mejorar, pero antes uno debe saber hasta cuánto puede acaparar según sus condiciones.

Soberbia:
No aceptar errores.
El éxito de un emprendedor reside en su capacidad de aceptar, en el momento preciso, que una idea no funciona para replantearla por otra que sí tenga los resultados esperados.
La clave está en la humildad que tiene para aceptar su error y remediarlo rápidamente.

Envidia:
Medir nuestro éxito en función al éxito del otro.
El mundo empresarial es muy competitivo; sin embargo, al iniciar uno puede caer en la tentación de compararse con otros en los éxitos y en los fracasos. Recuerde, cada uno de nosotros tiene un estilo propio y los resultados se dan en función al esfuerzo, trabajo y dedicación.
La envidia está presente tanto en la relación con superiores como con compañeros, pues si el empleado está inmerso en una relación de hostilidad, no logra los objetivos deseados y se centra en atacar a la otra persona.