El viaje se inicia a la altura del kilómetro 340 de la ruta Pedro Ruiz-Moyobamba y recorre buena parte de la cuenca del río Imaza, siguiendo antiguos caminos prehispánicos y escenarios que quitan el aliento, hasta unirse con el camino asfaltado Chachapoyas-Rodríguez de Mendoza.
El Imaza, uno de los tributarios del gran Marañón, nace en los páramos de la cordillera Piscohuañuna y serpentea, caudaloso, a lo largo de 185 km de bosques en buen estado y una gran diversidad de hábitat que van desde bosques de nubes hasta punas húmedas.
● Datos del destino
- Jumbilla, capital de la provincia amazonense de Bongará, es un punto clave en la ruta, ya que ofrece alojamientos y restaurantes. Aquí también halla buena carne y el mejor guarapo ( que es el jugo de caña fermentado).
- Le sugerimos un buen lugar para descansar: Los Balcones de S&J. Luego visite el restaurant de la señora Martha López. Igualmente, no deje de probar los panes horneados a leña de Pilar Núñez.
- Comience su aventura almorzando arracachas rellenas que preparan las señoras en Beirut, y termine su viaje almorzando en Los Guayachos, justo a la entrada de Chachapoyas.
La ruta deja el asfalto en el puente Vilcaniza, sobre el río Imaza, y asciende por un valle boscoso hasta el pequeño poblado de Beirut, nombrado en honor del español Rafael Julián López, quien montó un aserradero en el lugar hace cuatro décadas y lo bautizó con el nombre de la ciudad de procedencia de su padre. En Beirut hay huertos de arracachas, berenjenas y un río con pozas que invitan a un baño.
Orquídeas y más
Este es el punto de partida para visitar el bosque de Copal, uno de los atractivos cercanos al ACP Hierba Buena-Allpayacu que custodia la comunidad de Corosha. Guiado por expertos locales, recorrerá bosques de orquídeas hasta llegar a un pajonal, ideal para ver al oso andino.
Desde Beirut, el camino asciende hacia la cueva de Metal –una de las 20 cavernas de roca calcárea de la provincia de Bongará– y al poblado de Vista Alegre, bien nombrado en razón al panorama. Se suceden luego los caseríos de Chilac, Tialango y Chisquilla, donde cultivan café y frutales.
Desde Jumbilla, que es la capital, nos espera un nuevo ascenso, siempre siguiendo el curso del Imaza. Llegamos a la localidad de Vista Hermosa. Una curva en el camino nos regala la visión casi surreal de una imponente cascada de aguas cristalinas que irrumpe entre helechos arbóreos y palmeras. Se trata de Chorro Negro, una maravilla del Alto Imaza que bien merece una parada. Desde aquí, el camino asciende hacia Asunción-Goncha. Los bosques de neblina dan paso a plantaciones de pino y aliso mientras el valle se ensancha al llegar al cruce Granada.
En Beirut no hay libaneses ni mezquitas, pero sí huertos de arracachas, berenjenas, pozas y el río.
El río deja de despeñarse y serpentea sin prisa entre verdes potreros. Un nuevo accidente geográfico llama la atención: es el cañón de Olleros, bordeado de acantilados de caliza blanca.
El aire se torna frío y los kolles y queñuales reemplazan a las bromelias y palmeras. Hemos llegado al pajonal que marca la divisoria de cuencas, a una altura de 3,425 m.s.n.m.
La ruta nos tiene preparada una sorpresa más: un camino empedrado construido por los chachapoyas que marca, entre flores y lagunas, la antigua ruta a Rodríguez de Mendoza que siguieron luego los españoles en pos de conquista. Desde aquí son solo unos kilómetros para llegar a Molinopampa. Fin del recorrido.