El Peruano
Año 4. Edición Nº 259. Jueves 14 de junio de 2018

ESCAPES

VIAJE SOBRE RUEDAS

Cicloturismo en Huaraz

Huaraz es la capital de la región Áncash y el callejón de Huaylas, su alameda principal. La carretera que la atraviesa se dibuja como un sendero de jardín, y entre los viajeros el cicloturista es el que mejor respira sus bellos paisajes. A continuación, una fascinante experiencia personal. Texto y Fotos: Flavio Montes
La aventura empezó en el abra de Conococha, sobre los 4,100 m.s.n.m.; luego seguiría Huaraz y finalmente Honkopampa, un lugar donde la cultura Huari dejó más vestigios de sus dominios. De las entrañas de la laguna Conococha nace el caudaloso río Santa, uno de los afluentes que nunca seca su torrente en todo el año, y que marcó el derrotero hacia mi destino.

Con ese paisaje abrumador iniciamos la travesía en dos ruedas. El embate del viento gélido de la puna obligaba a ensayar diversas maniobras y a levantar el “buff” por encima de la nariz en un vano intento por tratar de conservar el aliento cálido que emergía de los pulmones.

Hay muchos beneficios cuando uno se transporta en bicicleta, pero se maximiza cuando el recorrido regala un sinfín de imágenes del ande. Pasando el pueblo de Cátac, el verde de las plantas reemplaza al hosco pasto de la altura y el río Santa empieza a ser custodiado por una creciente arboleda.

Coordenadas del lugar
  • Parihuanca, San Miguel de Aco, Tarica, Vico son distritos de la provincia de Carhuaz.
  • Los Baños de Chancos pertenecen al distrito de Marcará, conocido por sus propiedades curativas.
  • Catarata de Yurayacu significa agua blanca en alusión al líquido elemento que desciende de las cordilleras.
  • Callejón de Huaylas o Valle del Santa tiene una extensión de 180 km (de Conococha a Huallanca)
  • Huascarán (6,768 m.s.n.m.) es la montaña más alta del Perú y la quinta en el continente americano.

En tránsito por el pueblo de Recuay se devela una imagen de postal del imponente Huascarán que comienza a ejercer una ineludible atracción. Su cumbre sagrada se avista a distancia, y una serie de metáforas invaden mi corazón y el de los otros ciclistas.

Sobre la marcha cruzo pequeños puentes, provocando que la sonoridad del río Santa se aleje y retorne, jugando con mis posibilidades auditivas.

La Suiza andina

La ciudad de Huaraz es conocida como la “Suiza peruana”, aunque está lejos de tener el urbanismo que muestra este país europeo. Sí, en cambio, posee en las estribaciones de sus montañas nevadas una exclusiva belleza paisajística. El vasto Parque Huascarán alberga una geografía propicia para vivir innumerables experiencias de aventura, algo que durante el viaje comprobé.

Fue necesario unos días en la capital de la región Áncash para quedar cautivado plenamente. Caminatas por parajes únicos, lagunas mágicas, así como un acercamiento a la cultura Huari en Wilcahuaín que prometí, no será el primero, sirvieron para proseguir mi marcha hacia Honkopampa (3,500 metros de altitud).

La mañana aclaró temprano. Salimos por el distrito de Independencia y volvimos sobre la senda del Callejón de Huaylas, flanqueados por el contraste de las cordilleras Negra y Blanca, y al frente el majestuoso Huascarán.

“El panorama ofrece un ambiente bucólico solo subyugado por los restos preíncas de los Huari”.

Muy cerca a la entrada al pueblo de Tarica se separa una carretera a la derecha; tan solo un corto tramo es asfaltado y luego es una vía afirmada con tramos deshechos por las lluvias, lo que hace más tenaz el ascenso en bicicleta.

Salpicado de barro y marcando el ritmo con profundos resuellos ingresé a un verde envolvente; sombras de árboles que refrescaban el cuerpo, trinar de aves que ablandaban el espíritu. El avance fue intenso, pasando el distrito de Parihuanca, luego San Miguel de Aco, y batallando cada curva cuesta arriba llegué a un gran letrero que rezaba: “Bienvenido a Honkopampa”.

En el turístico lugar, destaca a primera vista una gran planicie de fresca vitalidad alimentada por las aguas de la catarata Yuracyaco. El panorama comprende una riqueza paisajística singular, un ambiente bucólico solo subyugado por las edificaciones preíncas de los Huari que, aunque en gran parte desmoronadas, exhibe dos sectores: el ceremonial y el de las tumbas.

Yuracyacu tiene la vehemencia de un dique liberado, una pequeña pero potente caída de agua que riega los campos elíseos de invisibles guerreros de nuestra antigua cultura.

La luz de la tarde todavía bañaba mi rostro cuando se presentó una grácil jovencita jalando su borrico y yo mi caballito de dos ruedas. Sin mediar muchas palabras, una foto y una recíproca sonrisa aludió al tipo de transporte que usábamos.

Sin perder más tiempo subí a la bicicleta para empezar a desprenderme por los caminos de herradura de la comunidad de Vicos. Casitas de tejas esparcidas en el esplendor de la naturaleza me acompañaron hasta llegar a las aguas termales de Chancos, bálsamo para un cuerpo cansado, pero extasiado de tanta belleza e historia.