El Peruano
Año 107 // 3ª etapa // 546 // Viernes 11 de mayo de 2018
REFLEXIONES
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PENSAMIENTOS POPULARES

El éxito de la cinta No me digas solterona y su participación en obras como El Diario de Ana Frank nos permiten explorar los alcances del ego y la popularidad mediante la mirada de la actriz Patricia Barreto. ESCRIBE: LUIS M. SANTA CRUZ
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“Me siento bien. Me siento feliz. Me siento ocupada”. Patricia Barreto, actriz de moda gracias a una cinta peruana exitosa en taquilla y a varias obras teatrales en simultáneo, parece bastante relajada a pesar de una agenda recargada de proyectos que ya tienen forma o están cuajando mientras conversamos.

Llega tranquila al teatro Mario Vargas Llosa de la Biblioteca Nacional, restándole importancia a una popularidad que haría volar a otros hasta el último piso del edificio. Ella viene de pasear por La Rambla y de comerse una hamburguesa sin que nadie la reconozca, así que no cree en nada de lo que digan las vanidades y sus susurros impetuosos.

Para Barreto, el ego no es una voz propia, sino una consecuencia del trabajo del artista. Y en su caso particular, con una trayectoria llena de portazos en la cara y después de recibir tantos “No”, es imposible que exista el espacio para las sensaciones tóxicas en el cuerpo, esas que nublan los juicios de la autoestima.

La obra ‘El Diario de Ana Frank’ va hasta el 27 de mayo en el teatro Mario Vargas Llosa, ubicado en la avenida de La Poesía 160, San Borja.
ESA COSA EXTRAÑA

“La popularidad es extraña”, sostiene la actriz. Es fácil ser popular y ser conocido con escándalos y disfuerzos, mientras muchos artistas plasman su talento con maestría sin escapar de la sombra que esconde a la gente que hace las cosas bien. Rozar la fama no es difícil, pero ella prefiere ser reconocida por su trabajo. Y en el proceso, mantener el anonimato e intimidad de los que se privan las supuestas estrellas, algo que ella no pretende ser.

Escapa de la popularidad convencional porque ese concepto, en pleno siglo XXI, se ha convertido en una amalgama de ideas que obedecen menos a la labor del artista, y más a la capacidad para explotar su imagen.

Hoy todo funciona por medio de la cantidad de seguidores en Instagram, las sesiones de fotos y la capacidad de volverse un “influencer” que motive a los fanáticos a tomar ciertas actitudes o consumir ciertas marcas. Hay un perfil digital que se tiene que mantener para ser conocido y que hace que Patricia extrañe los años 90, cuando la red social no era ni siquiera una profecía. Cuando se podía hacer todo con un fondo musical extraño, sin que nadie te capturara en una pantalla de bolsillo para regalarle ese recuerdo a la posteridad de todos.

Como protagonista de El Diario de Ana Frank, Barreto marca un check más en la lista de personajes femeninos que quiere interpretar. En el caso específico de la protagonista de la famosa novela, la actriz eligió el papel porque es una heroína que hoy más que nunca deberíamos escuchar. En tiempos oscuros, en los que la discriminación y la guerra son coyuntura y no leyenda, incluso en un país como el nuestro.

Y es que Patricia se ha planteado el reto de ponerse en la piel de personajes que ella quisiera ser en la vida real. Por eso, nombres como Frida Kahlo y Violeta Parra resuenan con fuerza en la cabeza de la intérprete. A veces esas fantasías no la dejan dormir, pero casi siempre son gasolina después de los ensayos que acaban de madrugada.

EMPATÍA POSIBLE

Ana Frank es una tarea y una responsabilidad para la protagonista de este montaje. Es la misión de decirle a las masas que todos podemos empatizar con una adolescente judía de vida desafortunada, incluso en el Perú del 2018, dominado por el fútbol y los conflictos políticos. Incluso sobre un escenario teatral, según la historia dirigida y adaptada por Joaquín Vargas Acosta.

“No podría vivir sin actuar”, confiesa Patricia. No es que la actuación sea un encierro sin una llave para salir, es que la disciplina de la actriz ha curado heridas y el cansancio. La ha ayudado a conocerse y a sentirse segura de sí misma, algo que no todos pueden presumir con la misma convicción que la actriz.

Patricia Barreto se retirará para seguir con la rutina cargada de ensayos, programas televisivos y funciones teatrales. Antes de irse, reconoce que ha tenido mucha suerte al momento que ha tomado sus elecciones artísticas y profesionales.

“Me hubiera bastado que mi trabajo fuera apreciado por mi mamá y mis amigos más cercanos. Pero las cosas son diferentes”.