Por ello, la gastronomía abarca un número importante de franquicias peruanas; empero, en los últimos años otros sectores crecen en su participación; así tenemos franquicias de servicios contables, de administración de edificios hasta de ingeniería, lavanderías, modas, retail, boticas, entre otras.
De acuerdo con el censo de franquicias del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el país hay actualmente 196 franquicias, de las cuales 102 son nacionales; los restaurantes y fast food representan el 43% y el resto se reparte en franquicias ligadas a otros rubros empresariales.
El sector franquicias es de suma importancia no solo por la generación de divisas, sino también por elementos como la internacionalización de la oferta exportable y el incremento de la imagen del país y de las inversiones.
“Constituye un modo de negocio atractivo, pues es una base sólida para el progreso, se generan cadenas que replantean el crecimiento y responde a las necesidades del mercado”, afirma el coordinador de Exportación de Servicios de la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo (Promperú), David Edery.
La franquicia es el resultado de una innovación que genera una estrategia, posterior adaptación y a la larga una diferenciación del producto.
Es aquí donde el Perú toma la iniciativa e identifica al sector gastronómico como puntal de las franquicias y de la exportación de servicios.
Sin duda, el grupo de Gastón Acurio (Astrid & Gastón y Tanta) y otros como China Wok, Pardos y La Caravana fueron los pioneros en la internacionalización de las marcas peruanas.
En 1993, el producto por franquicias registró 2,000 millones de dólares. Hoy se ubica en 7,000 millones y se incrementaría a 13,000 millones de dólares en el 2021.
“El promedio de costo de una franquicia peruana va desde 6,000 dólares hasta seis millones de dólares, como es el caso de Gastón Acurio”, comenta Edery.
El gran reto para que una franquicia tenga éxito es la generación de confianza, una alta calidad en la prestación del servicio del franquiciador al franquiciado, una gestión competitiva y el convencimiento de todas las partes de que se deben al mercado y que son empresas profesionales con un know how excelente.
Para el coordinador de Exportación de Servicios de Promperú, parte importante del éxito de las franquicias peruanas es el trabajo conjunto que hacen Promperú y la CCL para fortalecer el sector.
“Son ya 22 millones de soles destinados a la internacionalización de las franquicias nacionales”, aseveró.
En términos generales, la inversión en una franquicia es baja y lo más interesante es que la inversión se recupera en menos de dos años.
El especialista en franquicias de Colombia y presidente de LFM SAS, empresa que brinda soporte, información y capacitación en el sector franquicias, Felipe Jaramillo, destacó la participación del Perú en el sector colombiano.
Recalcó que ya son 14 franquicias peruanas operando en su país, especialmente restaurantes.
“Colombia cuenta con un total de 500 franquicias, de las cuales el 54% son nacionales. Hace dos años, la mayor parte eran extranjeras y todo se hizo sin una ley especial”. aseveró.
UNA FRANQUICIA MODERNA OBEDECE AL USO DE PEDIDOS GEOLOCALIZADOS. SE DEBE ENTENDER QUE LA GLOBALIZACIÓN PIDE UNA CONTINUA PROFESIONALIZACIÓN Y AUTOCAPACITACIÓN PARA PODER COMPETIR.
Jaramillo refirió que la tendencia en el sector servicios y específicamente de las franquicias es la denominada microfranquicia, es decir, una de no más de 25,000 dólares. “Los casos más exitosos del sector son Juan Valdez y Servientrega”.
El propietario de la franquicia peruana de Pholife, Richard Lovón, afirmó que la innovación es la palabra clave en el sector franquicias.
Hoy, esta cadena tiene en el país 18 estudios, inclusive en Chile y próximamente en Colombia. Destaca la necesidad de tener una cultura de la organización y del servicio.
La educación del personal para dar un buen servicio es fundamental, pues es la base para la posterior innovación, lo cual mejorará la atención al cliente.