Sin embargo, el cambio climático podría desplazar este sistema fuera de su actual estado favorable de productividad. Esto podría significar cambios importantes para los países que más se benefician de este sistema –Chile, Ecuador y Perú–, ya que los eventos de El Niño y La Niña pueden ser más frecuentes en un clima de calentamiento, con grandes cambios de régimen en las pesquerías y una disminución general del plancton.
De acuerdo con la FAO, Perú fue clasificado entre los ocho países más vulnerables al impacto del cambio climático en la pesca.
No obstante, los modelos globales predicen una disminución moderada en el potencial de captura para el 2050 y el 2095: aproximadamente de 0% a -7.6% para Perú y de -1.6% a -3% para Chile.
La anchoveta peruana es, por lejos, la especie más explotada en el sistema de la Corriente de Humboldt. Junto con ella, en el Perú el sector pesquero captura más de 300 especies.
Alrededor del 98% de las capturas de anchoveta están destinadas a producir harina de pescado y aceite de pescado (FMFO) y el resto se procesa en productos alimentarios para el consumo humano.
Las versiones preliminares de los modelos de ecosistemas regionales pronostican un fuerte riesgo de colapso de la anchoveta en Perú antes de fin de siglo.
Según la FAO, en el Perú, la demanda la harina de pescado y aceite de pescado está creciendo; mientras que la oferta sigue siendo limitada y variable.
Por lo tanto, los precios de estas materias primas son cada vez más volátiles. Los modelos de cambio climático sugieren un aumento en el máximo potencial de ingresos en Chile, pero una reducción severa en el Perú para el 2050. Hay espacio para revertir esta última tendencia al aumentar el valor de mercado de las capturas.
En la actualidad, la pesca artesanal, pequeña o mediana peruana depende en gran medida de dos especies: la pota o calamar gigante (más de 600,000 toneladas en el 2012, aproximadamente 9,000 pescadores); y anchoveta (de 200,000 a 300,000 toneladas en los últimos años, alrededor de 3,000 pescadores).
Debido a su gran variabilidad de biomasa y su drástico aumento a principios del 2000, se espera una futura disminución en las capturas de pota o calamar gigante o al menos una gran variabilidad en las capturas de esta especie.
En el Perú, el escaso control, políticas y reglas para la pesca artesanal, pequeña y mediana representan un factor de vulnerabilidad frente al cambio climático.
LAS PRINCIPALES ESPECIES DESEMBARCADAS EN LA REGIÓN FUERON LA ANCHOVETA PERUANA, EL JUREL CHILENO, EL CALAMAR GIGANTE O POTA Y EL ARENQUE ARAUCARIO.
No obstante, el sector industrial peruano se beneficiaría de aplicar la política actual de gestión y condiciones sanitarias para abordar la “pesca negra”, las plantas de harina de pescado ilegales y no reguladas en operación y el incumplimiento de las reglamentaciones ambientales.
Nuestro país aplica un enfoque de gestión adaptativa para la pesca industrial, el cual resulta muy adecuado para el sistema de la Corriente de Humboldt altamente variable, especialmente en un océano cambiante.
Se realizan al menos dos evaluaciones de stock por año y dos límites de captura estacionales, bajo la forma de total de captura permisible (TAC), así como la provisión para detener la pesca en cualquier momento, dependiendo de la población y las condiciones biológicas de los stocks y también de las condiciones ambientales.
Como parte del manejo adaptativo, en el 2009 se establecieron cuotas individuales a los buques para asignar porciones sobre el TAC, medida que es decidida por el Ministerio de Producción sobre la base de una recomendación de la autoridad científica, el Instituto del Mar del Perú (Imarpe).