Año 4. Edición Nº 246. Miércoles 21 de marzo de 2018


AVENTURA
vida en la albufera

Paraíso de medio mundo

Un pequeño mar, calmado y lleno de vida es la albufera de Medio Mundo que alberga el distrito de Végueta, en Huaura. Ese hábitat costero de paisajes lúdicos, que es paso habitual de aves y viajeros, lleva el ritmo que demanda a sus artesanos entrelazar el tiempo y el junco.


LUIS Texto y fotos: Juan Puelles

Estamos en un mar de junco y totora, peculiares plantas que crecen en estas aguas. Desde temprano, don Rolando extrae los dóciles tallos del junco, materia prima que, tras una buena dosis de paciencia y de diestras manos quedarán transformadas en simpáticas artesanías. Mientras tanto, en la otra orilla, chiquillos y los que ya dejaron de serlo chapotean despreocupados, aprovechando este regalo de la costa norte de Lima.
Cada feriado o fin de semana largo, cientos de limeños huyen de la ciudad, casi exclusivamente hacia el sur, en busca de relajo. Pero no saben lo que se pierden en la costa norte. Una muestra es Végueta, un distrito medio desconocido de la provincia de Huara, ubicado a solo tres horas de nuestra capital.

Llegar, ver la magnitud de la albufera con sus verdes infinitos y sentir la brisa del mar es una experiencia inolvidable

Descubra el humedal
Hasta allá llegamos para conocer más este rincón costero. A la altura del km 159.5 de la antigua Panamericana Norte, un desvío lleva al poblado de Végueta, capital distrital. Jorge Velásquez, de la Gerencia de Recursos Naturales de la región Lima, y Daniel Rojas, quien ha asumido el compromiso de promocionar su localidad, nos dan la bienvenida. Aquí sobra entusiasmo y, por lo visto, innumerables atractivos.
Algunos de ellos, según pude indagar antes de empezar esta travesía, es que Végueta alberga un espacio de naturaleza realmente magnífico. Hablamos de la albufera de Medio Mundo, uno de los humedales más importantes del Perú. Una albufera es una laguna ubicada al lado del mar que se alimenta de sus aguas y de las que provienen de las filtraciones acuosas de las montañas, propiciando un rico ecosistema de aguas salobres.
Hacia la mitad del siglo XX, la zona donde está la albufera de Medio Mundo era un salitral y mucha gente llegaba para sacar sal. La distancia donde se ubica es prácticamente a la mitad de la que hay entre Huacho, capital provincial y Barranca. Solían referirse al sitio como el medio del mundo y así, con el transcurrir del tiempo, devino en medio mundo y Medio Mundo, que es el poblado que ahora existe, a unos veinte minutos de Huacho, el cual vive unido a la laguna y le da su peculiar nombre.


Historia y descanso
  • Para llegar, siga la ruta Lima-Huacho, que tarda, en promedio, tres horas de recorrido por carretera. Hasta Medio Mundo hay 20 minutos de viaje.
  • En sus aguas tranquilas se pueden practicar diversos deportes acuáticos, como navegar en kayak.
  • Para más información, llame a la Gerencia de Recursos Naturales de la región Lima. Teléfono 414-5538.


Magia artesanal
En Medio Mundo existe una asociación de artesanas que hacen magia con el junco y la totora, por lo que decidimos visitar el principio del camino artesanal, yendo al mismo juncal. Llegar, apreciar la magnitud de la albufera, rodeada de verdes infinitos, del desierto dominante y respirar esa deliciosa brisa marina es una experiencia muy especial.
Bajamos al estero, al encuentro de un extractor. En plena faena encontramos a don Rolando Zavaleta, quien bajo el inclemente sol, acopia el junco que luego dejará sobre la arena para que el astro rey, después de unos días, lo seque, dejándolo expedito para su uso posterior.
“Extraemos hasta las once de la mañana, porque luego el sol se pone muy fuerte. Regresamos por la tardecita y seguimos un rato más...”, dice mientras jala un manojo vegetal. Su rostro, curtido por el clima, evidencia el esfuerzo. Él sabe que su labor es importante, pues la fibra recolectada será transformada en magníficas artesanías.
Dejamos a don Rolando inmerso en el manto verde. Toca visitar la Casa del Artesano, de donde surge toda esa magia. Yolanda Osorio nos ofrece un risueño recibimiento. “Pasen, pasen para mostrarles nuestras creaciones”. En el amplio salón, varias señoras tejen la fibra vegetal con evidente habilidad.
Nos llama la atención doña Irene Varillas, de venerables 83 años, cuyas manos entrelazan cada tallito hasta que finalmente queda convertido en una canasta. “Llegué hace muchos años y me gustó tanto el sitio que me quedé”, explica. Junto con su hija, Susana Olórtegui, disfrutan tejer el junco, como también lo disfrutan Yolanda, que no para de sonreír, y doña María Pinto, enfrascada en el armado de un joyerito.
“La Asociación de Mujeres Artesanas de Medio Mundo [Amartemm] agrupa a 22 mujeres. Constantemente mejoramos la técnica e innovamos diseños. Hacemos de todo, hasta muebles”, afirma Yolanda, quien asegura que la artesanía sí les rinde y por eso agradece la capacitación que reciben.
Es evidente que la tienen. Sobre la mesa vemos canastas, cestas, sombreros, monederos y muchos otros trabajos. Es el mismo junco que temprano vimos cómo se acopia y seca. Acá lo tenemos como producto final después de pasar por un proceso de magia artesanal.


De paseo
  • Visitar la albufera es una buena opción de Semana Santa. En la laguna hay bungalós administrados por la municipalidad de Medio Mundo. Para reservas anticipadas llame al 93453-2206.
  • El distrito de Végueta tiene un rico patrimonio arqueológico. En la capital distrital está el complejo arqueológico de Vichama, legado de casi 4,000 años. Es un antiguo centro agropesquero que merece ser visitado.
  • Si es playero, Végueta tiene algunas que son espectaculares, como Las Liseras y Tambo de Mora. En esta última permaneció la expedición libertadora del general San Martín.

Renovar fuerzas
Mientras nos sirven el almuerzo conocemos más de los secretos del junco y la vida en el juncal. Es para hablar horas, pero como no se debe hablar con la boca llena, guardamos silencio mientras disfrutamos el charquicán de anchoveta, una tradición de la cocina de Huaura que el visitante no puede perderse. La tarde avanza y la tertulia se extiende con el calor de estas personas que viven de los elementos que su propio entorno genera. A esta hora la naturaleza de la albufera adquiere tonalidades conmovedoras por su extraordinaria belleza. Aquí nos quedamos.


foto

Paraíso
Amanece nublado, aunque sería raro que no despeje durante el transcurso de la mañana. Vamos nuevamente a la albufera, esta vez a gozar su riqueza natural. La albufera de Medio Mundo fue categorizada como Área de Conservación Regional en el 2007. Es administrada por el gobierno regional de Lima y forma parte del sistema de áreas naturales protegidas por el Estado.
Salió el sol. Jorge cuenta que en los casi siete kilómetros de largo que tiene la laguna se han registrado 63 especies de aves, entre migratorias y residentes. Solo recorrimos una ínfima extensión y la cantidad de especies es impresionante. Daniel, como buen guardaparque, los reconoce. “Ese es el cormorán, la de allá, la garza bueyera; esa, el siete colores de la totora; al fondo, el pato colorado y más allá, el pato-rana. Todo un espectáculo para los birdwatchers”.

Días felices
El sitio da para más, deja espacio para el bullicio. Sino que lo digan los chiquillos, los que dejaron de serlo o los que lo intentan serlo jugando en las cálidas aguas del humedal. Están felices con semejante paraíso. Todo este espacio propicia la diversión y el relajo. Nosotros optamos por lo segundo, decididos a desconectarnos del caos urbano.
En medio de este saludable ejercicio de contemplación, nadie quiere moverse. Es el paraíso. Solo la promesa de un espectacular cebiche con los amigos de la travesía logra movilizarnos. Es el broche de oro; la gastronomía marina es portentosa en su simpleza: limón, ají, unas finas tiras de cebolla… todo eso, más este vergel como telón de fondo, no tienen precio. ●