Año 107 / Viernes 16 de febrero de 2018
ESCENARIO

HABLEMOS DE WILLY

El estreno de Una versión clown de Romeo y Julieta nos permite reflexionar, con la directora argentina Laura Silva, sobre la responsabilidad y la “falta de respeto” necesarias para adaptar a una figura tan universal como William Shakespeare.


ESCRIBE: LUIS M. SANTA CRUZ

Laura Silva observa el mar desde el malecón, subyugada por la extraña belleza nocturna del océano Pacífico. Con un cigarro en la mano, piensa en su natal Buenos Aires, aunque no con tristeza, pues siente que Lima es una ciudad que la abraza. Piensa en su carrera teatral como actriz, pero, sobre todo, como directora. Y, entonces, es inevitable pensar en William Shakespeare.
El romance entre Laura y William comenzó cuando ella recién pasaba los veinte años y era alumna de Dirección Teatral. Aquella estudiante tenía que elegir una obra para trabajarla como parte de su tesina. Y optó por ir a lo grande. Hamlet, del famoso autor inglés, fue la elección cargada con esa soberbia juvenil de la que todos presumimos alguna vez.
Willy –como ella ha decidido llamar al maestro– la tomó por asalto en un rapto que define como violento y seductor. Un ‘quilombo’ lleno de obras grandes e imperfectas; una elección que no fue necesariamente azarosa, ya que la primera vez que su papá entró a verla, en una de sus clases de teatro, terminaron recitando juntos el famoso monólogo de Hamlet: Ahora estoy solo. ¡Qué esclavo tosco y canalla que soy!

ENTENDER A WILLY
Esta historia la ha llevado a conocer mejor que nadie el perfil de un autor al que muchos ponen en un altar. Esa confianza facilita la ‘falta de respeto’ necesaria para traer a William a la modernidad y alejarse de las adaptaciones previas, que no son pocas. Lo fundamental es acabar con el estereotipo de solemnidad creado sobre el británico.
Laura explica que el teatro shakespeariano era vivo y sin la tan adorada ‘cuarta pared’ que separa al elenco de la audiencia, ya que los actores se nutrían del espectador. La gente comía en los asientos y el director no temía modificar la historia según lo que demandaba el momento, una suma de características que hoy no son consideradas solemnes, pero que retrataban la ambición popular del arte. El mismo Shakespeare decía que el teatro podía deleitar al erudito y necesitaba entretener al vulgo.
Otro punto importante, y que la directora está aplicando como fundamento base en su montaje titulado Una versión clown de Romeo y Julieta, es el balance entre el humor y el drama que muchos puristas rechazan al vivir en un mundo de blancos y negros. Ella entiende que en toda tragedia hay un momento cómico proveniente de una simbiosis vital que brota de la realidad misma: siempre hay luz dentro de la oscuridad. Y viceversa.
Finalmente, Laura precisa que es necesario profundizar en el texto. Romeo y Julieta es, en el papel, la historia de amor de dos menores de edad, pero también es un registro del papel de la mujer en la sociedad patriarcal de entonces.

LA GRAN GRIETA
Romeo y Julieta es la representación de los enfrentamientos sociales, la gran grieta social que los latinoamericanos entendemos en el fútbol y en la política. Ese conflicto que puede encenderse con facilidad entre fanáticos de Alianza Lima y Universitario, esa lucha ferviente a favor y en contra del aborto. Luchas del día a día.
Para Laura, tocar estos temas es necesario, sobre todo en una ciudad como Lima, a la que tanto ama y en la que hay cosas que no están bien. Al fin y al cabo, ella sabe que somos parte de una sociedad mayor en la que priman las caretas y la hipocresía, pero eso no debe reinar también en el teatro.
Con ese punto de partida, darle un trasfondo clown a Shakespeare es fundamental para aterrizar el mensaje, para que el espectador no deba sentir que está pidiendo permiso para ver la historia a través de una ventana pequeña.

JULIETA Y EL AMOR
Una versión clown de Romeo y Julieta se presentará del 22 de febrero hasta el 18 de marzo de 2018 en el auditorio Icpna de Miraflores, con la participación de Daniel Cano y Valeria Escandón en los papeles protagónicos. Escandón, quien encarna a Julieta, cree que su principal aporte al tan conocido papel es una mirada cargada de empoderamiento. Su versión del personaje hace las cosas por amor propio antes que por amor a Romeo, luchando contra un sistema opresor y un padre machista. Ha usado su experiencia para moldear una visión personal: “Hay tantas Julietas como actrices en el mundo”, asegura.