Año 107 / Viernes 16 de febrero de 2018
Motores a tope. Hermanados por una pasión, los moteros peruanos se reúnen semana a semana para planificar nuevas aventuras.
TENDENCIAS

PASIÓN EN DOS RUEDAS

Cada jueves por la noche, la ciudad se mueve sobre ruedas. Motos de diversas marcas, precios y cilindradas rugen en nutridas caravanas que recorren diferentes distritos. Si usted tiene una moto, tome nota, pues la movida está en crecimiento.


ESCRIBE: HUGO GRÁNDEZ M.

Danny Vílchez despertó de madrugada en su natal Cusco. Se aseó con calma y acomodó las maletas. Minutos después, encendió su motocicleta, una Yamaha Stratoliner 1900, se despidió de los suyos y emprendió viaje con rumbo a Lima.
A media mañana ya estaba en Abancay. Se detuvo a ajustar los frenos de su ‘nave’ y aprovechó para almorzar. Caía la tarde y llegó a Chalhuanca. Durmió allí unas horas y, a las 6:00 de la mañana, continuó con su viaje. Desayunó en Puquio, almorzó en Ica y a las 7:00 de la noche llegaba a Lurín, para participar en el encuentro de aniversario de la comunidad motera Familia 81 Big Red Machine, al cual había sido invitado.
Danny tiene 40 años y en el Cusco es presidente de Sagras, una de los cientos de hermandades moteras que existen en el Perú. Su historia empezó desde pequeño, con su pasión por la ruta. “Era ciclista y viajaba mucho. Luego tuve mi primera moto, una Sumo Arly 250, tipo Chopper, y con ella hice mi primer viaje de 600 kilómetros. Ese día me quedé enganchado con este mundo de las dos ruedas”.

EXPERIENCIA
Tanto estrés le produjo su labor en el Congreso de la República que quizá esa haya sido la razón por la que, meses antes de dejar su función parlamentaria, el abogado Juan Díaz Dios se hiciera de una Harley Davidson. La rodó, se enamoró de ella y –poco tiempo después– se convertía en miembro de una de las hermandades más emblemáticas del país: el club Harley Davidson Perú.
“Manejar moto es una experiencia muy bonita. Hacerlo en grupo es mejor, es muy relajante, es una válvula de escape que se disfruta mucho. Cuanto terminas de manejar, el cuerpo puede estar cansado, pero la mente relajada. El club Harley ha hecho viajes a Cusco, Ecuador, Argentina, incluso ha llegado al extremo frío del sur continente. Son viajes de héroes”, dice.
La misma sensación experimenta Eddie Hidalgo, el conocido ‘Mero Loco’. Su historia comenzó antes de cumplir la mayoría de edad, al volante de una moto muy pequeña, la Dax 70 de Honda. Hoy, abrigado con una casaca negra, lidera la Caravana GP, club motero que se reúne todos los jueves, desde las 10:00 de la noche, en la cuadra 8 de la calle Berlín, en Miraflores.
En la actualidad, Hidalgo maneja una BMW S 1000 RR, pistera. “Cada vez que subo a la moto dejo de tener 50 años; me siento como de 30. Llega un momento en que, después de tanta agitación, tanto estrés, quieres un momento de descanso, de diversión. Y si lo haces con buenos amigos, gente que siente lo mismo que tú, para qué pedir más”. Si hay un lugar que es punto obligado de encuentro de los moteros de Lima, ese es Hangar 33. Todos los jueves por la noche, este local de la cuadra 8 de la avenida Prolongación El Sol, en Barranco, termina cercado por motos de todos los modelos.
“Cada jueves llegan unos 15 clubes. También llegan moteros independientes y aficionados. Se encuentran, intercambian experiencias, anécdotas, se divierten y después de la medianoche empiezan a rodar por Lima, para terminar casi siempre en la Costa Verde”, dice José Bejarano, fundador del único bar motero de la capital.

ENTRE TUERCAS
Para la reparación de estas máquinas está Alexander Rocca, uno de los pocos expertos en la atención de motos Harley Davidson. Por sus manos han pasado las ruedas más caras de la capital, pero la que le “rompió el ojo” –dice–, ha sido solo una: “la Indian, una moto norteamericana que supera los 30,000 dólares, de las pocas que han llegado al Perú. Alta tecnología, supermoderna, tanto que su encendido es inteligente y se hace a través de bluetooth”, dice Alex.
Si usted tiene una moto y no forma parte de ninguna hermandad, pero tiene las ganas de rodar por Lima, puede sumarse al grupo de moteros que se reúne los jueves, desde las 11:00 de la noche, en la cuadra 13 de la avenida del Ejército, frente al complejo deportivo Manuel Bonilla, en Miraflores. No hay discriminación por precio, color o cilindrada: sobre dos ruedas, las diferencias desaparecen.

VIAJAR EN MOTO
A quienes piensan viajar en moto, se les recomienda portar un kit básico de herramientas, ropa de lluvia (si va por la Sierra) y prendas de recambio. Si piensa acampar, es una obligación llevar carpa y bolsa de dormir. Por otro lado, muchos moteros limeños creen que sería un error prohibir la circulación de estos vehículos por avenidas determinadas. “Nos dejan comprar motos, emiten nuestras licencias de conducir, pero no nos dejan circular. Las motos no son malas, solo hay que sancionar a los malos conductores”, sostienen.



“Manejar moto es una experiencia muy bonita. Hacerlo en grupo es mejor, es muy relajante, es una válvula de escape”.