El Peruano

Año 107 // 3ª etapa // 542 // Viernes 13 de abril de 2018
TENDENCIAS

En vitrina. La muestra ‘El Otrx Sexo’ podrá visitarse hasta el 28 de abril en la Fundación Euroidiomas, en la calle Libertad 130, Miraflores.
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CUERPOS URBANOS

El Otrx Sexo es una muestra artística que explora la sexualidad y el cuerpo en una ciudad conservadora como la nuestra. Wynnie Mynerva nos invita a dejar atrás nuestros prejuicios y observarnos a nosotros mismos con otros ojos.
ESCRIBE: LUIS M. SANTA CRUZ
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Hay cierto desprecio por la palabra pornografía. Al más puritano se le paran los vellos y el pseudointelectual promedio la encuentra sucia para sus estándares. Wynnie Mynerva, sin mucho drama, la usa como el más importante adjetivo para su arte. “Yo hago porno y educación sexual”, comenta, con la tranquilidad de alguien que ama lo que hace, recordando que sus primeros trabajos fueron pintar cuadros de personas teniendo relaciones sexuales.

Desde ese momento, siente el desprecio de la gente, incluso de los que provienen de un circuito cultural que asumimos como “más tolerante”. Siempre etiquetaban su arte como pornográfico y ella no se tomaba la molestia de ofenderse porque reconoce que ese bendito vocablo es, efectivamente, un género más en lo audiovisual. Un género que existe, aunque el término no sea aceptado por una élite que lo asocia con la clase baja. Ellos prefieren decir “arte erótico”.

La negatividad alrededor no desanima a Wynnie, consciente de que esta “mala palabra” puede tener un sentido importante, capaz de ser aplicado en la literatura, la música o la escultura. No se amilana porque el sexo, como cualquier otro tema, es el perfecto detonante de la creatividad y la expresión.

CUERPO Y UTOPÍA

“Los que consumen música pop hacen arte pop. Si a mí me interesa el sexo, nada debería impedirme trabajar al respecto”, sostiene con firmeza, como un dogma de fe. Más allá del talento, reconoce que su intención también es liberar las tensiones que hay alrededor del cuerpo de la mujer.

Mynerva piensa en utopías que, en el fondo, todos esperamos. Quiere acabar con el sometimiento social, quiere que la gente deje de observarse como productos de fábrica y sus motivaciones residen en la niñez y la adolescencia. Como una joven que proviene de los ‘conos’ de Lima, admite sin miedo que son espacios sociales en los que hay mucho maltrato y control hacia la mujer, algo que ha podido entender al momento de mudarse a otros distritos en los que siente mayor paz, una tranquilidad perfecta para dar el siguiente paso en su carrera.

La artista pide paciencia y que se pregunten: ¿Por qué en pleno siglo XXI unos senos o una vagina deben ser motivo de escándalo?

Ahora sigue un paso lógico. La artista plástica crea esculturas de yeso con la forma de órganos genitales usando como molde a personas con la mente abierta y la suficiente confianza. Esta temática ha generado comentarios de todo tipo, algo que ella esperaba al conocer lo cucufato que puede ser nuestro país.

Todo comenzó con una convocatoria en internet y con sus amigos. El proceso de creación puede parecer muy invasivo e intimidante, pero Wynnie se las ha arreglado para brindarle confianza a los que llegan a su estudio con ganas de ayudar. Gente que no debe sentirse como un objeto al que bañan en yeso y luego lo botan.

Entre conversaciones y risas, anécdotas suyas y ajenas, logró conocer a los improvisados modelos que le permitían ingresar más allá de lo que muchos tolerarían. De esta forma conoció mejor a extraños que a sus propios amigos, gracias a una desnudez física y emocional.

Ese fenómeno psicológico funciona y la gente quiere hablar. La artista recuerda a una mujer a la que la habían obligado a tener un hijo y hasta la fecha se enfrentaba con una lluvia de ideas, entre lo negativo y positivo. Se acuerda también de una chica inconforme porque uno de sus senos era más pequeño que el otro, que toleraba con resignación burlas crueles de su pareja. Historias que abundan, pero que rara vez son conversadas en voz alta. Una vez que se trabaja el molde, viene la fase más curiosa. La gente ve el trabajo final basado en sus formas y muchas veces no se encuentra reflejada en el yeso. Según Wynnie, los hombres no aceptan su tamaño mientras que las mujeres no reconocen su forma, algo que es una consecuencia de la prohibición que la sociedad nos impone alrededor de nuestros propios cuerpos.

ACCIÓN POLÍTICA

Todo lo anterior es el fundamento de El Otrx Sexo, muestra individual que “busca establecer nuestros órganos sexuales como campo idóneo para repensar que lo personal y nuestra relación con el cuerpo y la genitalidad también son acciones políticas”.

Cuestionar los estereotipos de esta forma tan explícita le trae dificultades, sobre todo en lo que se refiere a la gente quejándose de que hay temas más importantes que discutir y promoviendo la censura. Su contenido es denunciado como ofensivo en las redes sociales, pero ella disfruta de generar sensaciones extremas.

Wynnie Mynerva es una fiel creyente de que el tiempo es muy importante y si no hace lo que le gusta, hay minutos, horas y días que se están perdiendo. “Solamente tenemos 30 o 40 años saludables y luego viviremos luchando contra los achaques de la edad… Yo quiero hacer lo que me satisfaga ahora para poder quejarme de mis dolores después”.

Estar de pie en medio de la sala que reúne todos sus recientes trabajos puede resultar incómodo para algunos. La artista pide paciencia y que se pregunten: ¿Por qué en pleno siglo XXI unos senos o una vagina deben ser motivo de escándalo? Lo sagrado del cuerpo espera colgado de las paredes, como un cuadro anatómico perfecto que haría feliz a Da Vinci.