El Peruano
Año 108 // 3ª etapa // 551 // Viernes 15 de junio de 2018
EXPERIENCIAS
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TERAPIA EN COLOR

Alejado de su profesión de Comunicador social y dedicado de lleno a su vocación como plastilinero, Raúl Vásquez es uno de los mayores exponentes de la escultura en plastilina en el país. escribe: ZAIRA BARÚA SILVA # #

Si hay un lema que Raúl Vásquez repite al hablar de su experiencia como ‘plastilinero’, es este: “Plastilina se escribe con ‘p’ de puedo, paciencia y perseverancia”. Y es que fue, precisamente, la perseverancia como papá la que lo empujó de regreso a la masita de colores –de la que se había distanciado por muchos años–, un reencuentro que el artista describe como un momento de iluminación.

“A los tres años, a mi hijo Alejandro le detectan una serie de problemas psicomotrices. Me dijeron de todo, desde que tenía déficit de motora fina hasta que sospechaban de que sufría el síndrome de Asperger. En ese momento, pensaba ‘¿Y ahora qué hago?’.

Es así que, buscando cómo ayudarlo, encontré la tesis de una psicopedagoga española que hablaba de los beneficios de trabajar con masa”.

Al diagnóstico del pequeño, se sumaría el encuentro repentino de unas cajas que contenían figuras de plastilina hechas por Raúl en su infancia, las cuales habían sido rotuladas por su madre antes de morir, algunos meses atrás: “Era la respuesta a mis plegarias; con la plastilina ayudaría a mi hijo”. Y, así, comenzó a estimular los sentidos de Alejandro. Su mejoría fue impresionante.

LA ALEGRÍA CURA
Doctor Plastilina es un proyecto social. “Cuando mi mamá estaba internada, venían clowns hospitalarios a hacerla reír. Ella tenía la ilusión de que sanaría; me decía que cuando estuviera mejor, haría voluntariado en Neoplásicas. Al morir, sentí la necesidad de hacerlo por ella, me preparé y me puse mi nariz”. Hoy, Doctor Plastilina sigue creciendo y llega a diversos lugares a contagiar alegría. “La plastilina, el clown y la música forman una combinación muy fuerte a la hora de sanar”.

Fue quizá la figura de Hulk Hogan la que mayor satisfacción personal le ha dado y quizá la que lo ubicó en la palestra como artista, pues hasta ese momento Raúl solo era un padre preocupado por su hijo. “A medida que iba desarrollando las terapias con Alejandro, se me ocurrió explorar todas las marcas de plastilina e ir haciendo figuras que posteriormente fotografiaba para subir a mis redes sociales. Hubo mucha aceptación y comenzaron a hacerme pedidos de superhéroes, familiares, etcétera. Continué haciendo figuras públicas nacionales, políticos y, mediante las redes sociales, los contactaba y les obsequiaba sus figuras. De pronto un amigo me dijo: ¿Por qué no haces personajes internacionales? Así que hice a varios famosos, entre ellos a Hulk Hogan, quien respondió por Facebook diciendo que le gustaba mucho. Para mí, eso fue un shock”.

VIVIR DE LOS SUEÑOS

Raúl Vásquez es un convencido de que se puede vivir haciendo lo que uno ama; sin embargo, en el camino se deben explorar otras facetas y construir nuevos escenarios. “He sido docente en una universidad enseñando plastilina y fui chef instructor en la carrera de pastelería. Uní la plastilina a dinámicas y metodologías de liderazgo, coaching y juego serio. Hago talleres para padres en colegios donde la plastilina sirve como terapia familiar. He enseñado modelado en institutos especializados en diseño 3D. Y, claro, sigo con los pedidos personalizados. Si explotas todo el potencial de tu talento, creo que sí se puede vivir de tus sueños”.

“A medida que iba desarrollando las terapias con mi hijo Alejandro, se me ocurrió explorar todas las marcas de plastilina”.

Raúl afirma que la plastilina es un material obediente que permite explotar la creatividad sin límites; sus combinaciones y tonalidades son infinitas y su costo es accesible. Sin embargo, la mayor dificultad es preservarla en el tiempo por sí sola.

Quizá esta vasta experiencia con la masa de colores le sirvió para ser invitado a ser parte del equipo de producción de un nuevo tipo de plastilina y una nueva línea de productos modelables que pronto saldrán al mercado. “Me sentía como Tom Hanks en la película Quisiera ser grande; estaba en la fábrica observando los procesos y prototipos de esta marca de plastilina que tiene mi crédito en las cajas. Para mí, es como un sueño decir que prácticamente tengo una marca de plastilina hecha a mi medida. Y, claro, parte de mis ganancias la destino a proyectos sociales y puedo darme el lujo de becar –las veces que sean necesarias– el talento que voy encontrando y que no tiene los recursos para desarrollarse. Este arte es maravilloso”.

CON FUTURO

Apodado el “Gastón Acurio de la plastilina” por uno de sus compañeros de oficio, Raúl dice que era el único artista que dictaba talleres de plastilina de manera regular durante el 2012. Sus referentes a nivel local eran escasos. Sin embargo, la acogida de los talleres para moldear en los últimos años ha sido tanta que se ha formado la comunidad “Plastilineros Peruanos”. El destino de la actividad es prometedor y se amoldará a la magnitud del esfuerzo y la dedicación de sus promotores.