Sea por medio de tiras cómicas, relatos escoltados por la fantasía o parodias de la política, la finalidad de la historieta ha sabido trascender el nivel del entretenimiento para posicionarse en el imaginario colectivo como una herramienta de comunicación muy valiosa. Así era al principio, así también es en nuestros días.
Sin embargo, en ese mundo de dibujos a pulso firme, viñetas y onomatopeyas, ha surgido sigilosamente un uso que antes no era percibido ni aprovechado: la promoción cultural que, gracias a la combinación de elementos gráficos y textuales, genera tanto lectores nuevos como amantes de la cultura.
Por elemental que parezca el producto final, en el trabajo de elaboración de una historieta participa un equipo creativo, desde quien aporta la idea original hasta quien perfecciona los detalles de los dibujos. Todos complementan sus talentos para generar esos cuadernillos coloridos que irán de mano en mano.
En el Perú, el Día Nacional de la Historieta se conmemora el 12 de setiembre, en recuerdo de un acontecimiento de 1952. Hace 66 años, la página cómica del diario Última Hora elimina las historietas extranjeras para dar lugar a material peruano, una idea que tuvo la acogida favorable del público local.
La historieta cumple un papel fundamental en promover la lectura –comenta Guardia–; su lenguaje visual es muy cálido
Desde ese momento, una sección de la “industria” de los cómics peruanos fue evolucionando para ubicarse a la altura de los derroteros del momento y asumir como propia la tarea de rescatar o apuntalar identidad, con historias y leyendas de nuestras culturas milenarias o mediante la generación de conciencia crítica, con el registro de los hechos políticos y del acontecer internacional.
En marzo del 2016, la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) inaugura la primera comicteca del país, en la Biblioteca Pública de Lima, y le asigna un espacio dentro de la Sala Escolar para captar la atención del público joven.
La comicteca lleva el nombre de Galilea Ramírez, en honor a una pequeña de 10 años que donó su colección de 200 novelas gráficas para la apertura de este espacio, que es administrado por el narrador oral, escritor y gestor cultural José Luis Guardia Yaranga.
“La historieta cumple un papel fundamental en promover la lectura –comenta Guardia–; su lenguaje visual es muy cálido y aproxima a los jóvenes al libro. La historieta ya es valiosa promoviendo la lectura y otorgando entretenimiento, sin embargo, tiene el valor agregado de comunicar mito, historia, leyenda, tradición y episodios históricos”.
En la comicteca Galilea Ramírez, el público encuentra una variada selección de historietas, entre las que destaca una amplia sección con el rótulo “Peruanos”, que recoge trabajos desde la década de 1960.
José Luis invita a revisar esta sección con entusiasmo y resalta la presencia de obras que transmiten historia y cultura. Allí están leyendas preíncas –como el Naylamp, el Ai Apaec–, la vida de peruanos emblemáticos –Grau, Bolognesi, Valdelomar, etcétera– o algunos hechos históricos –el apogeo del Tahuantinsuyo, la Guerra del Pacífico–, entre otros.
No obstante que la comicteca ya cuenta con un lugar dentro de la Sala Escolar, el gran sueño de Guardia es crear el Museo de la Historieta. “Queremos conquistar a nuevos públicos lectores y que, a través de la historieta, desarrollen el hábito lector para luego dar paso a la lectura de libros formales”.