El Peruano
Año 107 // 3ª etapa // 548 // Viernes 25 de mayo de 2018
PATRIMONIO
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REÚSO Y EXPANSIÓN

Matteo Robiglio es arquitecto y dirige la Escuela de Arquitectura del Politécnico de Torino. Su interés se orienta a la recuperación de los centros históricos como espacios vivos. ESCRIBE: CARINA MORENO # #
Hace unos días, el arquitecto italiano Matteo Robiglio fue convocado como ponente central en la Sétima Reunión de las Cátedras Unesco para participar en el congreso internacional Comunicación, sociedad y espacio público, organizado por la Universidad de Lima.

Robiglio es fundador de Future Urban Legacy Lab (FULL), un centro de investigación que explora la transformación del legado urbano y el patrimonio en ciudades del mundo que enfrentan desafíos globales.

Sostiene que el patrimonio que albergan los centros históricos puede ser el motor de un desarrollo económico siempre y cuando esté vinculado con sus habitantes.

ESPACIO INDUSTRIAL
Otro de los temas que interesa a Robiglio es el reúso de espacios industriales abandonados. En su libro RE-USA: 20 American Stories of Adaptive Reuse expone casos en Estados Unidos, pero afirma que en América Latina también es posible. En Lima existen ejemplos que muestran el potencial del patrimonio industrial, como la fábrica de hielo y cerveza Backus & Johnston, que hace poco se ha transformado en el centro cultural del Rímac con apoyo de la cooperación española. Pero lo que importa es asumir una aproximación flexible e inteligente a los edificios y espacios existentes, partiendo siempre de la idea del reúso, iniciando con estrategias de placemaking por medio de festivales, ferias, espectáculos que den vida a los espacios abandonados.

“El pasado, que es el punto de partida de la investigación que desarrollamos en FULL, tiene un papel fundamental en el futuro de las ciudades que albergan patrimonio cultural. Es el capital territorial fijo del que parte la nueva urbanización, que reúsa y expande los trazados, las infraestructuras, utilizando los espacios construidos. Este pasado debe convivir con este nuevo ciudadano, que dejó el campo para ir la ciudad, que le otorga ciudadanía y, con ella, garantiza sus “derechos en forma de servicios, accesibilidad, oportunidades, trabajo y habitación”.

LIMA, UN EJEMPLO

“Las más de 400 huacas que están inmersas en el tejido urbano de la gran Lima Metropolitana son parte de la regeneración urbana y de una nueva identidad que radica en la memoria milenaria. Solo en algunos casos, como ocurre en el extraordinario sitio de Pachacámac, pueden tener un futuro museístico”, señala Robiglio, al destacar el aporte que ofrecerá, en ese sentido, la delegación peruana que participe en la Bienal de Venecia, que abre hoy.

“La contribución peruana en la bienal de arquitectura, el más importante espacio de confrontación internacional sobre esta materia, es un excelente ejemplo de esto”.

“El patrimonio es uno de los motores económicos urbanos. En Lima basta ir por Barranco para ver el potencial de la ciudad”.

El experto asegura que la muestra sobre centros históricos que se expone en el Instituto Italiano de Cultura, curada por Benno Albrecht del Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia y que llegó a Lima gracias a los buenos oficios de Enrique Bonilla, decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Lima, “muestra muy bien cuál puede ser el potencial de los centros históricos en el proyecto de la ciudad nueva, cuando la política y el proyecto de la tutela se convierten en el punto de partida de una reflexión no solo basada en el pasado –como lamentablemente muchas veces pasa con los proyectos de conservación del patrimonio–, sino también abierta al futuro”.

“Las ciudades que han sabido conservar y recuperar su patrimonio tienen hoy centros vitales y activos que convocan a turistas de todo el mundo en busca de cultura, historia y autenticidad. El patrimonio es uno de los nuevos motores económicos urbanos y en Lima basta un recorrido por Barranco para darse cuenta del enorme potencial que puede desarrollar la ciudad”.

SUMAR AL HABITANTE

No todo es auspicioso. Para Robiglio, uno de los errores más grandes es que la llamada “industria del patrimonio” monopolice los centros históricos, dejando de lado otras actividades, sobre todo la vivienda. “Sin habitantes, el centro histórico se convierte en una escenografía vacía y pierde su sentido profundo”.

El arquitecto italiano expone el caso de Venecia. Explica que aquí la población se redujo sustancialmente después de las guerras, mientras el turismo crecía hasta el punto que el gobierno de la ciudad coloca hoy contadores de personas y, al parecer pronto cobrará entradas, con el propósito de controlar el flujo del turismo global veloz que poco conoce y entiende la ciudad, pero sí la deteriora.

La belleza del centro histórico –una contribución más de la cultura italiana a la conservación– es una dialéctica entre el monumento y el tejido social, entre la vida cotidiana y la obra de arte. Sin la primera, la segunda cambia de sentido. “No se entiende a Dante o Giotto sin comprender la ciudad –conflictuada, mercantil, productiva, densamente habitada– de la que sus obras son expresiones”.

El investigador insiste en la importancia de la presencia de la población en los proyectos. “Ningún proyecto de regeneración que no sea un embellecimiento superficial puede hacerse sin involucrar a los habitantes en el proceso de transformación del pasado al futuro. El papel de la autoridad es clave”. Por ello, propone construir un espacio de diálogo, de participación, de ciudadanía activa, para garantizar una dirección que dé sentido al trabajo conjunto y que no se reduzca a intervenciones sin coordinación.