A su vez, el Estado también tiene desconfianza de los contribuyentes, por esa razón existe la sobrefiscalización. Sin embargo, considero que, más allá de la formalidad o la informalidad, el énfasis del empleo en el Perú debe situarse sobre la productividad. En muchos aspectos, el Perú es un país poco productivo como para costearse la formalidad.
¿La formalidad en el Perú es demasiado costosa? –Así es. Además de cara, es complicada, y los peruanos son poco productivos. Entonces, para hacer la transición, mientras se trabaja en la reducción del costo de la formalidad, se debe ir subiendo la productividad de las personas. Y debemos darle prioridad, pues el ritmo al que hemos avanzado es muy lento, inclusive en tiempos en los que crecíamos a tasas altas no logramos bajar los niveles de informalidad; apenas hicimos un punto porcentual por año.
-¿Ese bajo crecimiento empeora el escenario? –Lo que vemos es que hay poca inversión. Después de los años de alto crecimiento entramos en los 14 trimestres de caída de la inversión privada.
En el 2016 se generaron 110,000 empleos formales en los sectores público y privado, y aunque las cifras del 2017 aún no salen, podemos esperar que los resultados sean negativos. No hay inversión y, por tanto, no crecemos. Si eso ocurre, no hay quien contrate, no hay ingresos y nadie tributa.
Como vemos, la cadena comienza con la inversión; esa es la razón por la cual no se ha generado empleo formal en los últimos años. Sin embargo, me temo que aquello no llega a explicar del todo por qué existe una informalidad tan alta.
¿La informalidad laboral se concentra únicamente en las empresas informales? –No. También se puede encontrar informalidad en las empresas formales, aunque no es demasiada. Y eso ocurre porque hay quienes quieren pasarse de listos para no pagar una serie de cosas. Sin embargo, creo que es una estrategia racional, pues en el Perú hay desincentivos a la formalización.
–¿La baja inversión en educación explica la alta informalidad laboral? –Si bien es cierto que el Perú invierte relativamente poco en educación como porcentaje del producto bruto interno (PBI), no ocurre lo mismo si observamos la inversión como porcentaje del presupuesto.
Pese a nuestras limitaciones de recaudación fiscal, de nuestra presión tributaria de apenas 14%, el Perú no es un país que invierta poco en educación.
–Pero ese es el aspecto cuantitativo, ¿qué hay de la calidad? –El problema es que no tenemos mucho espacio fiscal para invertir más en ese tema. Con lo que tenemos debemos hacer un mejor trabajo. Ese es el punto central. Si nos comparamos con Chile, actualmente invertimos por estudiante un tercio de lo que gasta nuestro vecino. Con lo que tenemos podríamos desarrollar una mejor educación. En el caso del presupuesto peruano, a ese sector s le asignan unos 29,000 millones de soles aproximadamente; ese monto podría aumentarse, pero pienso que el punto principal es elevar la calidad de la inversión.
–¿Cómo se correlaciona esto con la informalidad? –Si bien es clara la relación entre más educación y una mayor probabilidad de estar en el sector formal, también debemos desterrar ideas como la del orgulloso emprendedor peruano.
Lo que ocurre es que muchas veces ese emprendimiento se realiza por necesidad. Hay gente que no encuentra nada más que hacer; no hallaron un empleo formal adecuado y debieron buscar una actividad de supervivencia, como abrir un puesto y vender cosas. Me temo que eso no es un motivo de orgullo, sino un problema. Eso significa que no estamos creando empleo. Esas personas probablemente preferirían estar en una empresa formal, con un empleo fijo, aprendiendo cosas nuevas y con la posibilidad de ascensos. Deberíamos estar apuntando a ello.
–¿Cree que la baja inversión pública incentive la informalidad? –La inversión pública puede eventualmente incentivar al sector privado. La inversión privada es cuatro veces la pública, pero requiere de ciertas condiciones del Estado, como tener mejores puertos, aeropuertos, carreteras e inclusive una mejor calidad de la educación.
Si se tienen empleados mejor calificados, la inversión es más valiosa. Entonces, sobreviene un círculo de mejor educación, mayor empleabilidad y aumento de la recaudación fiscal. l