El Peruano
Segunda Etapa. Año 5. Edición Nº 278 Miércoles 22 de agosto de 2018
INFORME
UN ESFUERZO QUE DEBE CONCENTRAR LA PARTICIPACIÓN DE TODOS

En pos de un país lector

La Feria Internacional del Libro de Lima (FIL) 2018 ha sido un éxito y cada año crece en número de participantes y visitantes. Sin embargo, es necesaria una mayor presencia del Estado, pues actualmente funciona solo con los aportes del sector privado. Escribe: Rodolfo Ardiles V.
La FIL se ha convertido en un auténtico emblema de la cultura en el Perú. Cumple con sus objetivos de formar un país de lectores, pues cada año aumenta el interés por participar en ella.

El presidente la Cámara Peruana del Libro, José Carlos Alvariño, destacó que cada año la feria crece a un ritmo de entre 3% y 5%.

“Llevamos siete años en el actual lugar en el que realizamos la FIL y en todo ese tiempo no he visto que ocurra un bajón en ninguna de las oportunidades en las que abrimos”, aseveró.

En otros países
El presidente de la Cámara Peruana del Libro afirmó que en Argentina, Colombia o México, el Estado realiza su aporte mediante el Ministerio de Cultura o por intermedio del gobierno de la ciudad. “Por ejemplo, el gobierno de Buenos Aires hace aportes económicos a la feria y algo similar ocurre en Santiago de Chile y Bogotá, en esos lugares se hacen aportes para garantizar el funcionamiento de la feria”, precisó Alvariño. Agregó que en Bogotá, además de aportar para el financiamiento de las actividades culturales, el gobierno de la ciudad compra una cantidad muy importante de entradas con precios preferenciales para llevar a los chicos de los colegios.
Jornadas profesionales

Los resultados se observan en las denominadas Jornadas Profesionales. “Esto es algo que sucede en todas las ferias importantes y nosotros no hemos sido la excepción. Son días dedicados a los negocios y, como pueden intuir, es primordial para el desarrollo editorial. En las últimas ediciones le hemos dado fuerza a la ferias invitando a personalidades del mundo de la edición, para que vengan a dar charlas y atraer a los que forman parte de la industria editorial”, refirió.

En ese sentido, Alvariño sostuvo que se logró una buena respuesta por parte de los asociados y de los no asociados a la feria. “Toda la gente interesada asistió a las jornadas profesionales, desde los que desarrollan catálogos de las editoriales internacionales, hasta los que negocian derechos”, precisó.

Asimismo, agregó, hay gente que ofrece sus servicios profesionales, personas que llegan de otros países no solo a comprar libros, sino también a cerrar tratos con editores nacionales.

“Y, por supuesto, también vienen las bibliotecas de otros países, es decir, recibimos la visita de los sistemas nacionales de bibliotecas extrajeras. Es interesante, pues se empieza a tener una relación de negocios, lo cual toma su tiempo. Hacer contactos implica ser pacientes; se va conociendo y a raíz de ello llegan los pedidos”, manifestó.

Datos
En Argentina, entre el 10% y el 12% del costo de la feria es financiado por la ciudad de Buenos Aires. En México, la Universidad de Guadalajara proporciona los recursos para la feria. En Lima, la Biblioteca Nacional, la Casa de la Cultura y el Ministerio de Cultura contaron con espacios gratuitos. Sin embargo, en la edición 2018, el ministerio pagó por el espacio que utilizó, de tal forma que contribuyó con su aporte para el desarrollo de la FIL. Sin la participación de los auspiciadores, no sería posible realizar la FIL Lima.
Apoyo

Pese al éxito que ha alcanzado la Feria Internacional del Libro en la capital, es importante reconocer que el esfuerzo efectuado en la organización del evento es completamente del sector privado.

Para el presidente de la Cámara Peruana del Libro, esta feria también debería formar parte de los objetivos primordiales del Ministerio de Cultura.

“Es fundamental que haya este tipo de ferias para fomentar la lectura. El Estado podría apoyar con el financiamiento de la infraestructura temporal, eso le daría a los asociados la posibilidad de acceder a un costo más atractivo”, manifestó Alvariño.

El ejecutivo precisó que la realización de la FIL resulta costosa, pues las empresas auspiciadoras se preocupan por organizarla basada en todos los aspectos formales.

“La informalidad implica una mala organización y lo que nosotros buscamos es posicionarnos como un bien cultural importante”.

EL RECINTO TEMPORAL UTILIZADO PARA LA FIL DE LIMA CONSUME EL 80% DEL PRESUPUESTO DESTINADO A LA FERIA.
Stands

De acuerdo con Alvariño, en la edición 2018 de la FIL se instalaron alrededor de 190 stands. “Sin embargo, diría que ya no queda espacio para más, lo que habla de la buena evolución que ha mostrado en los años que venimos funcionando”, refirió.

El ejecutivo mostró su preocupación por esta situación, pues la FIL debe brindar el espacio a algunas delegaciones de embajadas para que, a su vez, estas entidades puedan presentar su producción.

“Eso le otorga el carácter de internacional a la feria”, puntualizó.