–Un ecosistema empresarial es la combinación de varios factores que permiten aprovechar de manera eficiente una oportunidad.
Históricamente, la emprendeduría siempre ha estado asociada al emprendedor, es decir, a la persona y a la oportunidad que toma y desarrolla. No obstante, ese empresario no es ajeno al entorno en el que se desenvuelve.
Lo que quiero decir es que la empresa, el empresario y la oportunidad que toma no aparecen de la nada, no existen en el vacío; hay otros agentes, como los inversionistas, universidades y gobiernos que también participan.
Todos ellos invierten a su manera, permitiendo que se den las relaciones de negocio y esto puede hacerse de manera favorable o desfavorable, permitiendo o frenando esas oportunidades.
–Para ser exacto, no es ni lo uno ni lo otro. Estamos hablando de una relación en la que no existe un agente central. Puede ser que haya posiciones que mejoren o amplíen esa red, o acciones que la reducen; pero no hay un poder central como un gobierno que diga qué es lo que se debe hacer y cómo es que se hará el emprendimiento.
Cuando se ha intentado hacer no ha funcionado. En Francia se dieron ejemplos dirigistas que terminaron en el fracaso. Lo que creo es que se podría hacer es un esfuerzo coordinado en ese ecosistema de emprendedores.
–El Estado debe simplificar las cosas, haciendo más fácil los procesos, especialmente los referidos a cuestiones fiscales, pues suelen ser muy complejos.
Si hace aquello, le estaría haciendo un gran favor a los emprendedores, pues es muy diferente una empresa en la que hay 50 empleados o más que un negocio montado por un emprendedor en el que seguramente solo labora esa persona, la cual debe pasar mucho de su tiempo rellenando formularios.
Otra cosa que puede hacer el Estado es fomentar las conexiones entre los emprendedores. En vez de inyectar dinero, lo que debería hacer es tratar de establecer las relaciones entre las personas que pueden tener un negocio o una idea de negocio.
Lo importante es que la gente debe conocerse en ese ecosistema de emprendedores, en ese networking. Y así se puede tener información relevante, conocer por ejemplo cuánta gente existe en el Perú con patrimonio suficiente para invertir un 5% en ese startup y que actualmente no conoce a ningún emprendedor.
Creo que el Estado puede hacer mucho para fomentar esa relación.
–El principal problema con el que nos hemos topado es que no hay un mercado en el que se puedan conectar unas personas con otras.
Una iniciativa que puede funcionar para conseguirlo es crear una red de inversores privados. En el Perú ya hay algunas que funcionan bastante bien. Entonces, la idea es generar un punto de encuentro entre las ideas y el capital que puede financiar esas iniciativas.
–El caso de Estonia es más una excepción que la regla. Lo que ocurre en Europa es que se hacen esfuerzos que terminan anulándose entre ellos. Por ejemplo, hay ministerios que ven el tema fiscal y elaboran procedimientos muy complicados, pensando en las empresas ya establecidas para evitar el fraude. Todo ello está muy bien; sin embargo, creo que no piensan en los negocios de los emprendedores.
Otra cosa que se hace en Europa es darle dinero a los emprendedores, con lo cual se presenta la paradoja en la que se entregan recursos y al mismo tiempo se les obliga a reportar parte de ese dinero al Estado, lo que no tiene sentido. Por ello, digo que son esfuerzos que se anulan unos a otros.
–Hay varios factores y uno de ellos, el cual muchas veces no se toma en cuenta, es que los emprendedores salen de las dificultades.
En España, por ejemplo, muchas de las iniciativas de este tipo han aparecido debido al paro (desempleo), que llegó al 20% en los últimos años.
En el Perú, como en otros lados, hay muchos problemas y, naturalmente, hay quienes se enfocan en ellos; y están las otras personas que tratan de encontrar soluciones.
Esa es la auténtica materia prima de los emprendedores, es una actitud que nace de las personas.