El Peruano
Segunda etapa • Año 12 Martes 26 de febrero de 2019
ABOGADOS

CONFERENCIA INTERNACIONAL WOMEN IN ARBITRATION

Tiempos para el compliance arbitral

MARÍA ALEJANDRA QUINTANA GALLARDO
Abogado. Jefa del Área de Dispute Resolution en Caro & Asociados.
En tiempos de ausencia de buenas prácticas gubernamentales y una abundante exposición de casos de corrupción propios del sistema judicial, como dan cuenta los diversos medios de comunicación, cobra mayor valor el instituto del arbitraje, ya no solo como una “clásica” forma de resolución de conflictos alterna al poder de los jueces, sino también como un mecanismo en expansión para refinar el arte de la litigación, sus técnicas de argumentación y, con ello, sus resultados, en la búsqueda de la reducción del error o del “horror” judicial, con soluciones más justas y acordes con la legalidad.

En ese contexto, Women in Arbitration, foro organizado por el Instituto Peruano de Arbitraje, ha sido la primera oportunidad en nuestro medio para revisar el rol y participación, en cierto modo el empoderamiento, de las mujeres en el mundo del arbitraje, aunque no desde una perspectiva de género, cuotas, respuestas o contradicción frente a la mayoritaria participación de los hombres en el arbitraje que supera, según las cifras expuestas en el seminario, la valla del 80%, sino en orden de promover una mayor participación de la mujer en “igualdad de armas” para usar una frase tan propia del derecho procesal.

Rol de las mujeres en el sistema legal

Ello teniendo en cuenta el creciente rol de la mujer en el sistema legal, dado el amplio número de magistradas y abogadas que operan en el mundo judicial, tal vez producto del ahora mayoritario número de mujeres que, frente a los hombres, cada año egresa de las facultades de Derecho. Sin embargo, cuando se revisan las estadísticas del arbitraje, las cifras se reducen de modo notable, lo que da lugar a múltiples explicaciones, cuando no especulaciones, que combinan aspectos sociológicos, demográficos, económicos, políticos, e incluso desde la neurociencia, en torno a si estamos ante un espacio de una ostensible discriminación de la mujer o ante un sistema en el que las mujeres estamos llamadas a incrementar nuestro rol y participación. Es la eterna metaforización sobre ver el vaso medio lleno (a menos del 20% en verdad) o medio vacío.

El eje central del congreso fue el desarrollo de la participación de la mujer en el mundo del arbitraje, de la mano de ponentes locales e internacionales, mayoritariamente mujeres, como era previsible, que abordaron temas de especial trascendencia como ‘Women at the top: cómo llegar sin resbalones’, ‘¿Cómo fomentar la diversidad en la comunidad arbitral?’, ‘Prejuicios inconscientes en el arbitraje’, ‘La participación de la mujer como abogada, árbitro, magistrada, perito y experto legal’, ‘Double Hatting y otros multiroles’, ‘Relaciones entre los miembros del Tribunal Arbitral: Presidente, coárbitros y secretarios arbitrales’, y por último, ‘¿Ha llegado el invierno al arbitraje? Crisis, ética y corrupción’.

Aunque no es este el espacio para un tratamiento exhaustivo sobre cada ponencia, el botón de muestra corresponde en esta crónica a la intervención de Érica Franzetti, con el tema ‘¿Ha llegado el invierno al arbitraje? Crisis, ética y corrupción’, en especial porque su discurso asemeja a una introducción a lo que podríamos denominar compliance arbitral (#compliancearbitral), al considerar que lo más importante, dentro de todo, es “ser personas y profesionales éticos”, algo que suena tan natural, tan de manual de urbanidad y buenas costumbres, pero que trae consigo múltiples problemas de orden práctico.

En especial si vemos, por ejemplo, que el caso Lava Jato ya incluye a cerca de 20 árbitros peruanos investigados por presuntos actos de corrupción desde hace un año, con sonados allanamientos a sus viviendas y oficinas, hecho que sin perjuicio del respeto a la presunción de inocencia, desde el punto de vista reputacional, ataca uno de los fundamentos del arbitraje: reducir la corrupción judicial.

¿Cómo mejorar o devolver al arbitraje su credibilidad? Desde luego que contando con personas con valores, reto que va más allá del derecho y de la facultades que forman juristas, y deja caer de madura la pregunta sobre las ventajas éticas del arbitraje en países como el nuestro, con una profunda crisis de valores personales, familiares e institucionales, con lo que adoptar, por ejemplo, las reglas de las cámaras arbitrales de Londres, París o Nueva York se antoja como una alternativa apenas de papel, si de valores estamos hablando.

Una oportunidad impostergable

Pero toda crisis puede ser una oportunidad, “es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias”, como ha señalado Albert Einstein. Los llamados a enfrentar y superar esta crisis, a la que no es ajena el arbitraje, somos los jóvenes, y dentro de ellos, las mujeres. Es una oportunidad para romper con algunos mitos como las “vacas sagradas” del arbitraje, la presunción iure et de iure de que un laudo es ajeno a una práctica corrupta, una gestión de intereses (lobby) no permitido o, inclusive, la prevaricación.

Y acabo con algo que no es feminismo, sino acaso una simple arenga sobre el rol de la mujer. Este congreso internacional ha sido una ventana, un llamado para ellas, para nosotras, para aquellas profesionales del derecho que más que pensar bucólicamente o aspirar abstractamente a un mundo mejor, estamos convencidas de que el arbitraje no es ajeno a la mejora y superación, por ejemplo, desde la redacción de un convenio arbitral en igualdad de armas frente al Estado, la imposición de cláusulas anticorrupción en los contratos públicos y entre privados, el proceso de elección y régimen de incompatibilidad de árbitros, las propias reglas de la litigación arbitral que más que dirigirse a ser amable (polite) con la contraparte o cuidar la imagen frente al árbitro, otorguen a los litigantes el poder de exhibir con libertad su teoría del caso, incluso si ello implica implementar actos de defensa que a los árbitros podría no gustarles: recusarlos o investigar sus incompatibilidades.

Nuevos tiempos, nuevos retos, nuevas reglas, nuevas abogadas en el arbitraje. Son tiempos para el compliance arbitral.