Vicentina ha logrado con su aromático producto consolidar al café de Puno como el de mejor calidad en el mundo.
Ella era una ama de casa y su esposo trabajaba esporádicamente en una mina, hasta que años después se presentó la gran oportunidad que otorgaba el café como actividad económica, alentada por el Proyecto de Mejoramiento de la Cadena Productiva de Café, financiado por la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) y ejecutado por la municipalidad distrital de Alto Inambari, del cual es beneficiaria.
Lo de Vicentina, de alguna manera, fue continuar la tarea iniciada por su suegro. Lo heredamos de él. Mi esposo prefería trabajar en la mina, pero no alcanzaba para comer, así que decidimos dedicarnos por entero a la plantación de cafetales, aprovechar la asesoría que recibíamos para limpiar el terreno, controlar las plagas y ser, finalmente, una de las mejores productoras de café. Hoy, como socia de la cooperativa Túpac Amaru, ubicada en el distrito de Alto Inambari, en la provincia de Sandia, ha logrado con su marca Quechua consolidar al café de Puno como el de mejor calidad en el mundo.
Y aunque muestra con orgullo el galardón obtenido en Estados Unidos, ella dice que es solo un paso, que quiere seguir adelante, exportar su producto a más países y darles educación a sus hijos para que continúen produciendo café. El café marca Quechua se impuso a las otras variedades presentadas por otros países y obtuvo el premio al mejor café de calidad. Es el segundo año que la marca obtiene este logro en las cataciones organizadas por el Símbolo de Pequeños Productores.