El Peruano
Año 4. Edición Nº 260. Jueves 21 de junio de 2018
ESCAPES
DE PASO POR CAYALTÍ

Un norte por descubrir

Muy cerca de Chiclayo y de la impresionante propuesta arqueológica del norte, que alberga los tesoros del Señor de Sipán, está la antigua hacienda de Cayaltí, recinto que conserva el esplendor de una época de oro en la producción azucarera en Perú. ¿La visitamos? Texto y fotos: Luis Yupanqui
La idea era ir a Zaña. Hacía tiempo que quería recorrer los muros derruidos, testigos de esa opulencia que generó el oro que se transportaba desde su puerto y que atrajo al pirata Edward Davis hasta nuestras costas.

Quería comprobar esa fascinante historia que data de 1686 y que cuenta que este bucanero la arrasó, hizo un cuantioso botín con los tesoros de las iglesias y las riquezas de los españoles acaudalados. Pero, para la próxima será.

“Muebles de época y vistosas imágenes en blanco y negro adornan sus ambientes”.

Estamos en Chiclayo. Nos dirigimos al paradero en un Tico, que es la forma habitual de transporte en esta ciudad; el otro es la mototaxi o la cúster. La idea era viajar hasta Zaña en cúster, pero el cielo que no terminaba de despejar alentaba la idea de cambiar de destino. La unidad que abordamos tiene como paradero final Cayaltí, así que esa era una posibilidad. Sabíamos de la existencia de una antigua hacienda azucarera, pero ¿existiría aún?, ¿estaría funcionando o en ruinas?

“Maestro –le digo al chofer– ya no bajo en Zaña, voy hasta Cayaltí”. La movilidad nos deja frente a una pared lateral de la casa hacienda; se ve bastante bien, la pintura es reciente y el jardín exterior luce cuidado. En la esquina se ve una locomotora restaurada con el logo de la hacienda, le preguntamos a un trabajador de limpieza si es posible visitar las instalaciones, nos pide que esperemos, que llamará al ingeniero. Al rato nos saluda Enrique Vásquez, responsable de imagen institucional de la empresa agroindustrial Cayaltí, cuya fábrica dejó de operar en 1998.

Qué y dónde
  • El distrito de Cayaltí se ubica a 38 km al sureste de Chiclayo y es uno de los veinte distritos de la provincia.
  • La empresa agroindustrial Cayaltí posee, en un área de dos hectáreas, un famoso centro de reproducción de caballos de paso.
  • Visite también el convento de San Agustín de Zaña y el Museo de sitio Huaca Rajada (Sipán).

Cuenta que los jubilados hicieron una invocación al gobierno regional y que este estableció una ‘fiducia’, a cargo de Cofide, institución que se encarga de su administración por 10 años.

La empresa tiene 984 trabajadores, entre personal de campo y administrativo. En sus tierras se siembran 2,000 hectáreas de caña de azúcar, 3,800 hectáreas de maíz y algo de tabaco, producido para el mercado nacional.

Mientras caminamos por las habitaciones, el ‘ingeniero’ nos cuenta que, en realidad, estudió administración de empresas y que hace ocho años trabaja para Cayaltí. Cuenta, además, que don Juan de León y Rivera fue el primer dueño de la que fuera la hacienda San Pedro de Cayaltí, mientras que don Ramón Aspíllaga fue el verdadero impulsor de la grandeza que vivió en aquella época.

Casona señorial

La casa-hacienda Cayaltí responde al estilo francés. Fue construida con adobe en 1850 y las mejoras para restaurarla han sido por iniciativa de José Luis Zeppilli, jefe de la Fiducia Cayaltí, quien continúa el proceso de restauración del inmueble que ocupa una hectárea y media.

El primer nivel del edificio, de más de un siglo y medio de antigüedad, luce impecable. Verdaderas reliquias adornan sus ambientes, como muebles de época, teléfonos antiguos, cajas fuertes. Y se han adornado las paredes con gigantografías en blanco y negro de imágenes de actividades de los trabajadores en el recojo de la caña, en las locomotoras que transportaban la caña al puerto de Eten, en actos sociales y deportivos. Así como imágenes de la familia Aspíllaga, visitas de la aristocracia lambayecana, que evocan la época de oro de la industria azucarera.

Enrique nos pregunta a dónde vamos y nos recomienda Huaca Rajada, Sipán. Mientras anotamos la jornada, vuelve a hablarnos de Cayaltí, de su arqueología, de la comunidad chimú antes de la llegada de los españoles, del cerro Corvacho y de los “huaqueos”. En ese momento confirmamos que en el norte hay mucho por descubrir.