El Peruano
Año 4. Edición Nº 260. Jueves 21 de junio de 2018
PROVINCIAS
ALTURAS DE AQUIA

Paraíso oculto

El suelo ancashino siempre nos sorprende con sus lagunas imponentes y cielos de un azul irrepetible. Sin embargo, en una afable localidad de la provincia de Bolognesi, Aquia, todo es poesía inspirada en su soberbia geografía. Texto y fotos: Iván Govea
Pasa el tiempo y las montañas, como testigos silenciosos, nos dejan ver lo majestuosa y trascendente que puede ser la naturaleza en su trasmutada geografía. Arriba en los Andes, donde el frío extremo congela las aguas de manantiales y arroyos, tenemos la puya Raimondi que busca cobijarse en extensos valles y cumbres nevadas que, al deshelar, permiten el nacimiento de las lagunas Juitucocha, Yanacocha, Huamanhueque y otras más. Todas dan lugar a un variado ecosistema de flora y fauna.
Amaneceres gélidos

El sentir afable y característico de los lugareños invita a conocer esta comunidad cercana a la cordillera Blanca y de la muy visitada cordillera Huayhuash. Sus imponentes macizos dan la bienvenida y nos reciben con un bajo cero que casi petrifica, temperaturas que se perciben entre las 4:00 y las 5:00 de la mañana, hora en que, precisamente, llegamos al desvío que está en la laguna de Conococha. La carretera se bifurca en una que lleva a la ciudad de Huaraz y otra que va directo a los poblados de Huasta, Chiquián y Aquia, en apenas 30 minutos.

El aire fresco del valle y el sol que satura la geografía hacen que nos olvidemos de la altura.

El camino y la distancia se van acortando mientras llegamos. No es la primera vez que pisamos estas tierras, hace ya unos años disfrutamos de sus fiestas, sus actividades agrícolas y faenas comunales. Pero cada viaje trae sus sorpresas, como ahora, pues al llegar a Aquia confirman que su templo, San Miguel Arcángel, está en estudio para su restauración.

Antes de seguir, toca saborear la exquisitez del queso, la dulzura del manjarblanco y la suavidad de la mantequilla aquina, en un energizante desayuno.

La fatiga se siente, estamos a 3,000 m.s.n.m., pero el aire fresco del valle y ese sol que satura la verde geografía hacen que nos olvidemos de ello y nos premia con la grandiosidad del Quicash, apu tutelar del lugar.

Entre el paso de caballos, rebaños de ovejas y pastores, el todoterreno de la municipalidad, en las diestras manos de Miguel Tapia, sigue avanzando cada vez más alto. Palmiro Damián, Alan Barrenechea e Isaías Chávez comentan de cómo correteaban al ganado por las lomas y quebradas, mientras Miguel rememora historias que sus abuelos le contaban.

Tras un buen descanso en casa de don Manuel Burga, temprano nos dirigimos a la parte más alta de Aquia. Bien abrigados, ingresamos a la quebrada de Yanacocha, pero a 4,500 m.s.n.m. la ligera llovizna, acompañada de granizo, se va, quizá por nuestros ruegos y el pago a la Pachamama que realizamos. Vamos rumbo a la desembocadura de Jupaymarca, con algunos rayos de sol que nos permiten la mejor vista de Juitucocha, un hermoso espejo de agua donde recalan patos cordilleranos, guayatas y una fugaz águila cordillerana. Aquia es un lugar privilegiado.