El Peruano
Año 4. Edición Nº 265. Jueves 26 de julio de 2018
VIAJEROS
ESPACIO WINICUNCA

La Montaña del Arco Iris

Hace algunos años, cuando recorría la cordillera del Ausangate, en el Cusco, tuve la suerte de fotografiar un lugar extraordinario. Hasta ese momento, nunca había visto imágenes De aquella montaña decorada con tonos grises, granates y púrpuras. La llamaban Winicunca. Texto y Fotos: Walter H. Wuts
www.conservamos.org
Tome nota
  • Hay agencias de turismo que venden paquetes de un día partiendo de Cusco. Sugerimos hacer el viaje en dos días, pernoctando en Checacupe (ruta a Puno) y visitando las ruinas de Machu Pitumarca.
  • La concesión sobre Winicunca se concretó el 16 de marzo y, según la asociación civil Cooperacción, la concesión procedió porque el municipio de Cusipata no pagó 209 soles por un recurso de oposición a la solicitud de derecho minero. Después, sin embargo, la minera renunció a ella.
Pasaron otros tantos años y me tocó presentar una exposición fotográfica sobre el Qapaq Ñan, el gran camino real de los incas. La foto que escogí como símbolo de la muestra fue, coincidentemente, una que mostraba a unos arrieros transitando por la ladera pintada de colores con su recua de llamas de carga. De inmediato me preguntaron por qué seleccionaba una imagen en la que el camino no se veía. El camino, en efecto, había desaparecido hacía siglos y su trazo empedrado estaba cubierto por toneladas de sedimentos. Respondí que era allí, precisamente, donde residía la magia del Qapaq Ñan. Es cierto que el camino ya no estaba, pero mientras las antiguas rutas de los arrieros y caminantes se sigan usando, el camino inca seguiría vivo en los corazones y la mente de los peruanos.

Hoy, aquella montaña, sobre la que pareciera haberse posado un arcoíris, es el segundo mayor atractivo del Cusco después de Machu Picchu. Cientos de miles de turistas llegan de todo el mundo para tomarse el selfi soñado con la montaña de colores.

Beneficios

La avalancha de viajeros ha beneficiado a las comunidades de pastores, que hoy trabajan como guías, venden alimentos y snacks o alquilan caballos. También a las agencias de viajes, transportistas, guías y a toda la cadena de la industria turística.

Sin embargo, cuando el turismo se vuelve masivo y se produce sin planificación, afecta a la naturaleza. La zona, antes apacible, es hoy un hervidero de combis y otros tipos de transporte. La basura invade todo y los terrenos se lotizan para expendios y restaurantes al paso. Además, faltan servicios higiénicos.

La montaña Winicunca es el segundo atractivo del Cusco, después de Machu Picchu.

Para agravar la situación, la empresa Minquest Perú (subsidiaria de la canadiense Camino Minerals) recibió hace unos días una autorización para trabajar la concesión minera Red Beds 2 sobre 400 hectáreas entre los municipios de Cusipata y de Pitumarca. Esta concesión se ubica sobre la proyectada Área de Conservación Regional Ausangate que promueve el Gore Cusco. Afortunadamente, y gracias a las protestas, la empresa renunció a la concesión aduciendo “su compromiso de preservación de los espacios culturales y turísticos que representa Ausangate y Cusco”.

Es vital que los sectores estén articulados y que se socialicen propuestas como la creación del ACR Ausangate, pero es también necesario que se ordene el aprovechamiento turístico de un recurso que podría perderse debido a un turismo mal manejado. ●