El Peruano
Año 5. Edición Nº 268. Jueves 16 de agosto de 2018
AVENTURA
ENTRE CAMANÁ Y QUILCA

La Ruta del Paladar

Solo la ideade ver playas paradisíacas, desarrollar en ellas actividades recreativas que nos ayudan a liberar endorfinas y nos alegran, justificarían esta crónica que como un plus ensaya un recorrido por los sabores más exquisitos de la gastronomía marina de Arequipa. Texto y fotos: Luis Yupanqui
Cómo llegar
  • Puede viajar a Camaná por vía aérea hasta Arequipa (una hora) y luego tomar un bus. Son 173 km que se hacen en 2 horas y media.
  • El circuito de playas se encuentra a 10 kilómetros del centro de Camaná. Se accede en 5 minutos en automóvil.
  • Camaná destaca por sus hermosas playas; visitadas por aficionados a la pesca y a los deportes de aventura.
  • Las más conocidas y frecuentadas por los turistas son la Punta, Cerrillos, el Chorro, la Miel, la Sorda, la Pedregosa, la Playuela, la Chira y Caleta del Inca.
Arequipa tiene ocho provincias, donde tres de ellas, Caravelí, Camaná e Islay, tienen la mayor extensión de mar del país. Son 528 kilómetros de litoral, de playas de arena blanca y de mar turquesa, de pequeños islotes con comunidades de lobos marinos, pingüinos y muchas aves, además de pueblos con mucha historia.

Una de estas provincias, Camaná, se encuentra a dos horas y media y a 175 kilómetros de Arequipa. Fue fundada en 1539 con el nombre de Villa Hermosa de Camaná. Es una provincia agrícola con extensos cultivos de arroz que han reemplazado a cultivos coloniales como el trigo, la vid y la caña. En verano, este es el destino ideal de los arequipeños, quienes disfrutan de sus playas y de su rica gastronomía donde el rey es el camarón.

Nos espera Juan Carlos Gamarra, un joven historiador que nos recibe en su casa, a los pocos minutos llega Eduardo Sarabia, guía local y promotor turístico de la costa arequipeña, eran aproximadamente las nueve y media de la mañana y como acababa de llegar, aún no había desayunado.

Decidimos subir al faro para tomar fotos de la histórica caleta y luego bajar hasta ella para dar un paseo por el muelle.

Su casa es sencilla, pero con cada detalle muestra un corazón grande. Nos invita a sentarnos alrededor de su mesa para conversar del próximo itinerario del viaje y mientras decidíamos rutas y tiempos, y calculábamos presupuestos, su esposa nos alcanza café recién pasadito, pan y salteñas camanejas sin antes amenazarnos que no nos dejará partir si no probamos su tacu-tacu de frejol camanejo, por lo que la partida se tarda más de la cuenta.

Playas transparentes

Eduardo es un gran impulsor de Camaná y Quilca; nos cuenta que su tierra destaca por sus hermosas playas y por su gastronomía que está basada en sus deliciosos camarones. Empezamos nuestra aventura dirigiéndonos a una hermosa y acogedora playa ubicada a 20 km del valle de Ocoña y a 40 km del valle de Camaná conocida como La Caleta del Inca. Se accede a ella por un desvío al finalizar Pampa Colorada ubicada después de la Quebrada de Chira. Sus aguas son transparentes y tranquilas, propicias para realizar actividades de pesca y de buceo.

El Mirador del Inca se llama el restaurante en Ocoña; es aquí donde conocimos a Daniel, un minero que trabajaba en Chala y que había llegado solo porque se le antojo disfrutar un chupe de camarones con todas las de ley. Nos pidió sentarse en nuestra mesa y nos contó acerca de su actividad minera.

Almorzamos filetes de corvina en salsa de camarones y chicharrón de camarones. Daniel quiso al final pagar la cuenta y luego se fue de la misma manera como llegó, con una sonrisa en el rostro. ¿Será que comer camarones produce tanta felicidad?

Caleta con historia

Nos toca visitar Quilca, en el camino encontramos playas, quebradas y cultivos de arroz que son sobrevoladas por garzas blancas. Esta es una caleta de pescadores con historia. Acá llegaban piratas y corsarios y fue lugar de abastecimiento y refugio de Miguel Grau y su monitor.

A la entrada de Quilca nos sorprende que casi todas sean viejas casas de madera y al pie de ellas los pescadores reparen sus redes o sus botes. Fuimos a buscar al alcalde, pero este se encontraba en sus terrenos de cultivo.

Quilca y la historia
  • El hecho histórico más resaltante en Quilca es aquel registrado en los tiempos de la Guerra del Pacífico, cuando servía de refugio al monitor Huáscar.
  • El Almirante Miguel Grau supo aprovechar al máximo su habilidad y pericia para actuar durante seis meses frente a las costas propias y enemigas, sin poder ser interceptado por la flota chilena.
  • El 1° de noviembre de 1880 la caleta, el pueblo y poblados del valle de Quilca fueron incendiados por tropas chilenas que desembarcaron en tres buques. Frente a la orilla se ha levantado un busto recordatorio a nuestro héroe de la Guerra del Pacífico.

Decidimos subir al faro para fotografiar la histórica caleta y luego bajar hasta ella para caminar por el muelle; tengo la sensación de que recorro los mismos pasos que alguna vez recorrió Miguel Grau, ocultándose de los chilenos.

Ya era cerca las cinco de la tarde y los viajeros teníamos hambre, pero como ya había pasado la hora del almuerzo no encontrábamos un restaurante que pudiera atendernos, “Tanto pescado y nadie nos puede vender aunque sea un pescado frito en esta famosa caleta”, pensé.

Ya nos habíamos hecho la idea que nos iríamos sin comer cuando apareció el alcalde, se disculpó por no recibirnos antes porque se encontraba en sus arrozales, nos dijo que no nos preocupáramos, que ya todo estaba coordinado y que regresáramos a la caleta donde la señora Tila. Llegamos a un amplio local de madera, la entrada estaba llena de abarrotes y al fondo había sillas y mesas, algo así como una bodega chingana, donde los pescadores iban al final de la jornada por unas cervezas”.

La señora Tila nos dijo que solo tenía pescado frito, “será pues y tráiganos las chelas bien heladas” ordenó el alcalde. Llegaron primero las cervezas y luego los platos, aquello estaba lejos de lo que imagine: arroz camanejo, zarza de cebolla arequipeña y pescadito fresco, recién salido del mar. Puedo decir que es el mejor pescado frito que he comido en mi vida.