El Peruano
Año 5. Edición Nº 272. Jueves 20 de setiembre de 2018
NATURALEZA
FAUNA COSTERA

Diversidad a mares

Por décadas escuchamos que tenemos el mar más rico del mundo y que nuestro esfuerzo de pesca nos convirtió en el cuarto país pesquero del globo. Hoy, aún nadamos en esa abundancia, pero urge conservarla. Texto y Fotos: Walter H. Wust
www.conservamos.org
Varias son las razones que convergen para crear tan fabulosa abundancia: la presencia de la corriente fría peruana, que llega desde el sur del continente, y la existencia de enormes fosas submarinas a escasa distancia de la costa. Al hundirse y elevarse de manera abrupta, las aguas lanzan a la superficie millones de toneladas de sedimentos y nutrientes, en un fenómeno conocido como afloramiento que convierte a nuestro mar en lo que muchos han denominado una verdadera “sopa de plancton”.

El mar más rico del mundo… fue quizá esa supuesta certeza la que nos llevó, con el tiempo, a descuidar el patrimonio natural de nuestras aguas y permitir que algunas especies estén hoy en situación vulnerable.

Patrimonio natural

No obstante, los expertos coinciden en que nuestro mar es el más diverso de la Tierra. Desde colosales cachalotes que se alimentan de calamares luminiscentes a profundidades insospechadas, hasta pingüinos que excavan sus madrigueras en montañas de guano quemado por el sol. Nuestras aguas albergan una cornucopia de criaturas que podría llenar las enciclopedias del mundo: colonias de lobos marinos, bandadas de piqueros y guanayes que oscurecen el cielo cuando parten en busca de los grandes cardúmenes en aguas abiertas, nutrias de mar que flotan sobre sus espaldas, corvinas, lenguados, chitas y robalos que permiten a los cocineros peruanos crear platos que sorprenden. Aquí se pescó el merlín negro más grande de la historia, mientras que los pescadores artesanales de Cabo Blanco siguen pescando atunes de más de cien kilos en sus veleros empujados por el viento norteño. Nuestros más de 3,000 km de costa atraen a legiones de viajeros: gaviotines, chorlos, zarapitos y playeros arriban cada verano desde sus campos de anidamiento en Norteamérica, mientras gaviotas grises y halcones peregrinos hacen lo propio desde el sur; los migrantes llegan también de los Andes, como el cóndor que sobrevuela los islotes de San Fernando e Illescas, o las parihuanas que alegran con color Sechura y Paracas.

Mar protegido
  • Eventos como El Niño, sumados a la pesca desmedida, diezmaron en algún momento a las poblaciones de peces.
  • Sin embargo, la naturaleza es sabia y el mar tiene esa capacidad de recuperación. Es capaz de sanarse con rapidez, especialmente si se le dota de condiciones para que la fauna marina prospere.
  • Nuestro mar es el Arca de Noé del mundo moderno. Valoremos su diversidad e importancia para el disfrute de las futuras generaciones.

Aquí encontrarán a la fauna residente, compuesta por ostreros, brujillas, gaviotas y cormoranes, que reciben a los viajeros gracias a la explosión estacional de alimento en el litoral. Tan colosal reunión de criaturas debe su éxito a dos especies humildes como el muy muy y la anchoveta, que representan la base de una cadena alimenticia que sorprende a los científicos.

Cabo Blanco, punto de encuentro de las dos corrientes más importantes del continente, alberga especies de aguas frías y tropicales, alcanzando niveles de diversidad que rompen marcas.

Otras especies que estuvieron a punto de desaparecer, han vuelto, como las tortugas verdes en El Ñuro y El Sequión, los tiburones ballena en Punta Sal, las mantarrayas en Zorritos y las ballenas jorobadas en el litoral de Piura y Tumbes. Cuidemos nuestro mar, aseguremos el desarrollo de nuestros pueblos costeros… para que nuestros hijos sigan diciendo: ¡Tenemos el mar más rico del mundo!