El Peruano
Año 5. Edición Nº 275. Jueves 11 de octubre de 2018
AVENTURA
Misterio liberteño

El Brujo imprevisto

En ocasiones un destino no responde a una planificación. Una información de último momento o una falla en lo programado cambia los planes. El propósito del viaje a Paiján era ver caballos de paso, pero el lugar estaba cerrado. Fue el guía quien nos propuso ir a El Brujo. Texto y fotos: Luis Yupanqui
Demoramos más esperando un colectivo, que los 10 minutos que nos separan de Paiján a Chocope. Al llegar cambiamos de colectivo, esta vez hacia Magdalena de Cao. El auto toma la Panamericana Norte y luego de 20 minutos llega a nuestro ocasional destino: la Plaza de Armas de Magdalena de Cao.

Lo primero que nos llama la atención al llegar a la plaza es que la iconografía moche está presente en todas partes, lo que no deja de ser un elemento que aporta a la identidad de esta localidad liberteña, donde una de las actividades económicas más importantes es el turismo arqueológico.

Los tatuajes de la Dama de Cao representan serpientes y arañas, figuras vinculadas a la fertilidad de la tierra.

Nos encontramos en una de las esquinas de la plaza donde sobresale una tienda de artesanía, cuyos exteriores son, a la vez, punto de partida y de llegada de mototaxis que llevan al complejo arqueológico.

Son casi las 4 de la tarde. Debemos esperar que alguna movilidad se desocupe. “No se preocupe”, nos dice el dueño de la tienda quien se ofrece a gestionar –por celular– la ansiada movilidad. “Una moto está de regreso, pero ya es tarde, no sé si lo quiera llevar; quizá tenga que darle algo más”, aclara nuestro amigo.

Golpe de suerte

Cinco minutos después llega el mototaxi; de él desciende Claudia Burga Casanova, coordinadora de Promoción y Desarrollo Social de El Brujo, quien se encarga personalmente de darnos facilidades para nuestro trabajo. Finalmente, escuchamos la palabra mágica: “Listo, Régulo Franco, el jefe del proyecto, te espera”.

La trocha carrozable por la que se dirige la moto va con dirección al mar, paralelo al río Chicama. En ambos lados hay sembríos de caña y muy cerca de la desembocadura del río, y luego de 15 minutos de viaje llegamos al complejo arqueológico.

El Brujo

Un enorme toldo blanco con estructura tensionada cubre la pirámide trunca de adobes llamada Huaca Cao Viejo. Esta, junto con la Huaca Prieta y la Huaca Cortada son las tres construcciones más importantes de El Brujo.

El toldo cubre, además de las siete edificaciones superpuestas, un anfiteatro. Desde ahí se ven murales en alto relieve de colores blanco, rojo y ocre que representan a un grupo de cautivos atados con una soga al cuello, que se dirigen hacia el “decapitador”, lo que hace pensar que era un lugar de sacrificio.

Los alrededores del valle
  • El valle de Chicama es el territorio donde se ubica la provincia de Ascope. Lo forma una explanada costera, al norte de Trujillo.
  • Por las bondades de su clima y suelo el valle se constituyó en hábitat del florecimiento de culturas preincaicas como Paiján, Salinas, Mochica-Chimú, y las etnias quechuas procedentes de Áncash, Cajamarca y de la sierra de La Libertad.
  • El Museo de Cao está a cargo de la Fundación Wiesse, al igual que el Complejo Arqueológico El Brujo, inaugurado el 2009 para reforzar la Ruta Moche.

En otro nivel se aprecia a personas asidas de las manos, a las que se denominan los “danzantes”; también vemos representaciones de la deidad Ai Apaec, a la que se adoraba como al dios creador y protector del mundo Moche. Era proveedor del agua, de los alimentos y de los triunfos guerreros, el cual exigía sacrificios humanos.

La Dama de Cao

El arqueólogo Régulo Franco, responsable del proyecto nos da el alcance cuando observamos las paredes pintadas con cóndores y serpientes que representan las divinidades del mundo subterráneo. Otra de las paredes está pintada con peces de mar y de río, con criaturas estilizadas y olas escalonadas. Nos cuenta que fue en este lugar donde encontró a una mujer momificada, de 25 años aproximadamente, y de 1.48 de estatura. Fue un (a) gobernante moche del valle de Chicama, a quien se le llamó “La Dama de Cao”.

Tome nota
  • El distrito de Magdalena de Cao se ubica en la costa norte de Trujillo a 5 km. del océano Pacífico. Está localizada en la margen derecha del río Chicama.
  • Para ir a Chocope desde Trujillo, tome un bus en el Terminal Santa Cruz. El recorrido tarda una hora. Una vez en Chocope tome las combis que en 20 minutos lo llevan a Magdalena de Cao.
  • El Museo de Cao cuenta con sala de exposiciones, auditorio para proyecciones, laboratorio. Una de las siete salas está dedicada a la Señora de Cao. Acá encontrará la réplica 3D de su rostro y su cuerpo momificado.

Se le encontró cubierta por 18 collares de oro, plata, lapislázuli, cuarzo y turquesa; treinta adornos de nariz de oro y plata, diademas y coronas de cobre dorado. En la tumba se encontraron también cetros de madera forrados de cobre, utilizados en las ceremonias como símbolos de poder, así como una variedad de placas de metal sueltas que cubrían la mortaja de algodón natural. Junto a ella se encontraron las osamentas de una joven sacrificada y otros tres acompañantes. Se cree que ella encabezaba la ceremonia de sacrificio.

Don Régulo no nos puede acompañar más tiempo, nos invita a visitar el museo, adelantándonos que nos llevaríamos una sorpresa con los tatuajes de la Dama de Cao. Estos representan figuras de serpientes y arañas, vinculados a la fertilidad de la tierra y el agua y otros elementos vinculados con lo mágico religioso, lo que nos hace pensar que también dedicó su tiempo a actividades espirituales y quizá ejercía el oficio de curandera mayor del reino.

Los treinta minutos con el arqueólogo han sido parte del golpe de suerte que nos guió durante todo el camino hasta Cao. Desde nuestros correteos por llegar siempre a tiempo, hasta el momento de contemplar este atardecer liberteño, único. ●