Huanchaco se encuentra entre las cincuenta playas más atractivas de Sudamérica, pues tiene los ingredientes necesarios para que el visitante disfrute con intensidad, y si quiere con adrenalina, todo lo que el mar puede ofrecer. La oferta de servicios y hoteles es de lo mejor.
Texto: Hugo Grandez /Fotos: Liliana Abanto
Docenas de niños construyen castillos de arena y juguetean con el romper de las olas. Más allá, unos caballitos de totora pasean a los turistas, mientras gente de varias partes del mundo trepan sus tablas para surfear. Todos ellos le sacan el jugo a este día de sol; todos en las aguas de Huanchaco, la playa más turística de la Ciudad de la Eterna Primavera.
Se encuentra a treinta minutos de Trujillo y se puede llegar a ella hasta en ómnibus. Un taxi lo lleva por treinta soles y un microbús solo por dos. Si lo hace en transporte público, anímese a subir al Huanchaco, tradicional movilidad de color naranja que hasta hace una década era la única que conectaba a los visitantes con este balneario.
En el desayuno o a la hora del almuerzo, usted podrá degustar la riqueza marina en un sinfín de potajes.
Huanchaco es tranquilo, de gente amable, muy vinculada con el mar. Muchos son pescadores, artesanos y comerciantes que le deben la vida a sus aguas. Otros, no nacieron allí, pero han hecho suyo este lugar. Vinieron de visita desde Europa u otras partes de América, y les gustó tanto el balneario que terminaron por quedarse a vivir allí.
Si el muelle hablara
Punto obligado para quien visite Huanchaco es su muelle. Fue construido hace 125 años, tiene 110 metros de largo y permite una mirada espectacular de toda la playa. Desde allí también se puede practicar la pesca. ¿No tiene implementos? Allí mismo encontrará las herramientas e insumos necesarios para la faena a un costo de tres soles. Si tiene paciencia y suerte, podrá hacerse de alguna chita o cabrilla.
El muelle de Huanchaco también ha sido escenario de grandes historias, sobre todo de amor. Se suele decir que “si el muelle hablara, cuántas historias contaría”. Y sí. Aquí se han producido un sinnúmero de declaraciones de amor, propuestas de matrimonio, reconciliaciones, reencuentros, anuncios de maternidad u otras buenas noticias que los amantes o amigos decidieron darse solo en este lugar.
Pero, sin duda, la misma playa es la atracción central. Olas chicas y mar tranquilo han convertido a Huanchaco en una de las cincuenta mejores playas de Sudamérica, según la agencia de viajes canadiense Flight Network, que la destaca como “un destino de surf internacional o un destino encantador por sí solo”.
¿Mucho sol? Debe haberlo porque se encuentra en la ciudad donde todo el año es primavera. Pero no se preocupe. En Huanchaco hay sombrillas y sillas de playa en alquiler para pasar el día protegidos bajo la sombra. Su precio es de quince soles. Aproveche este servicio para descansar, leer o escribir. Será un buen ejercicio.
Para matar el hambre, hay una gran cantidad de cafeterías y restaurantes. Tanto en el desayuno como en el almuerzo, usted podrá degustar de la riqueza marina en un sinfín de platos. Los costos están al alcance de todos.
Todo diversión
La playa de Huanchaco no solo le permite un reconfortante baño marino. También encontrará la posibilidad de subirse a un caballito de totora, embarcación tradicional norteña, que viene de nuestros ancestros mochicas y chimúes. Acomódese el chaleco y súbase a uno. Su costo es de apenas diez soles para un paseo que se prolonga por quince minutos de adrenalina.
Más al fondo, la formación de las olas lo invitarán a surfear. Si no sabe, no se preocupe. Aquí hay numerosas academias rodantes, que luego de unos minutos de nociones básicas, le posibilitarán treparse a una tabla y hacer sus primeras piruetas. La clase de dos horas le costará 70 soles. No se lo puede perder.
Historia, playas y relajo
Huanchaco es sede de competencias internacionales de surf, como el Mundial de Longboard, que se realiza cada año en las temporadas de verano.
Visite el Santuario Virgen del Socorro, ubicado en la parte alta de Huanchaco. Se le considera el primer Santuario Mariano en América Latina. Su mirador regala una panorámica del balneario.
Los antiguos pescadores que ingresaron al mar de Huanchaco lo hicieron en caballitos de totora elaborados con caña; después de 3000 años, aún los hacen para las faenas de pesca.
Junto a Huanchaco está Huanchaquito, otra playa privilegiada por la naturaleza para gozar de un día de mar.
Y si después de todo esto decide regresar de su viaje llevando consigo una marca especial de lo vivido en Huanchaco, tal vez se anime a estamparse en la piel un tatuaje temporal (superficial y sin agujas) o hacerse unas trenzas tipo rasta. Locazo. Se las hacen por diez soles y no le demanda mucho tiempo.
¿Le gustó tanto el balneario que quiere pasar la noche? Buena decisión. La oferta hotelera es bondadosa. En Huanchaco podrá encontrar desde hoteles 5 estrellas hasta hospedajes para mochileros. Si se da su tiempo para buscar, quizá alcance a encontrar algunos de 50 soles, frente al mar, con buenos servicios y, sobre todo, seguridad.
Vamos al malecón
Aproveche la noche para caminar bajo la luna y las estrellas. Sí, porque aquí las podrá ver en todo su esplendor. Si quiere divertirse, el malecón de Huanchaco se vuelve bastante festivo, como para bailar, comer o tener una buena y larga conversa. Pero si lo que usted quiere es sentir la brisa del mar en la tranquilidad de una buena caminata, las calles interiores del balneario le serán propicias.
Es verano y el cuerpo pide playa. Deje la ciudad y aproveche en darse un salto por esta parte del norte peruano. Huanchaco, sus atractivos, tradición y su gente buena lo están esperando.