El Peruano
Año 5. Edición Nº 287. Jueves 14 de febrero de 2019

ESPECIAL
ARQUEOLOGÍA Y MUCHA ADRENALINA

Nasca: Aventura en el desierto

Observar las líneas de Nasca desde lo alto, sorprenderse con su monumentalidad y enigma son apenas las primeras reacciones que este destino genera. El desierto conmueve, sofoca, enamora cuando inicia su romance con el sol y seduce cuando nos hace partícipes de su ondulante belleza.. Texto y fotos: Walter Hupiú
Lo primero que sorprende de Nasca es la intensa aridez de su entorno. Diríase que los antiguos habitantes de estos valles, en que los ríos suelen estar secos 10 meses al año, desafiaron y vencieron todos los imposibles para alcanzar el desarrollo de una cultura rica y excepcional, con manifestaciones que han vencido al tiempo y a las inclemencias. Ellos persisten en las arenas y en el misterio, hasta hoy.

La ciudad de Nasca está a 7 horas en bus hacia el sur de Lima. Cuenta con muy buena infraestructura hotelera y precios para todos los presupuestos. Es buena idea verificar las ofertas en los buscadores, para ubicar el alojamiento más adecuado.

Un buen fin de semana puede empezar el viernes en el turno nocturno de buses para arribar a Nasca de madrugada y empezar el periplo desde temprano por la mañana, una vez que se instale.

A cinco minutos de la ciudad de Nasca, por la carretera que va a Puquio, se abre el libro de la historia en el complejo arqueológico de Los Paredones. Grandes estructuras construidas de adobones rectangulares sobre una base de piedra tallada abarcan una gran extensión con edificaciones propias de una gran unidad administrativa inca. Su ubicación sugiere que se trataba del nexo del imperio entre la costa y la sierra. Esta estructura que está en proceso de puesta en valor nos muestra la importancia de estas tierras para la consolidación de la hegemonía incaica en la costa central.

Hacia el norte, en el valle de Ingenio, se hallan los monumentales conjuntos de líneas y figuras zoomorfas y geométricas que cubren un área de 520 kilómetros cuadrados.

Observadores

En la misma carretera Panamericana hay una torre metálica, desde cuya plataforma se aprecian nítidamente dos bellas figuras conocidas como ‘Las Manos y El Árbol’, que impresionan por su diseño en conjunto al paisaje y nos explica el porqué estos trazos pasaron desapercibidos, perdurando durante tantos siglos. Su magnificencia solo se aprecia desde el aire. Un mirador natural, conocido como ‘La Colina’, está a pocos kilómetros. Un sendero brinda acceso a la parte alta de un promontorio desde donde se aprecia un conjunto de trazos geométricos alrededor. Entre ellos, la espiral que inspiró la ‘Marca Perú’.

Cahuachi y dunas

El recorrido reservado para la tarde se realizará de cara al viento en buggy arenero, una de las experiencias más excitantes en este periplo iqueño. Basta apreciar el vehículo que nos transportará para percibir la aventura que viviremos.

Visita una necrópolis
  • Un lugar de visita obligatoria es la Necrópolis de Chauchilla, ubicada a un lado del río Las Trancas.
  • Se trata de uno de los más grandes cementerio de la antigüedad en el que las momias están expuestas en sus tumbas.
  • Se les puede ver sobre cavidades de diversa profundidad en la arena y en las que se depositaron los fardos funerarios que se han preservado perfectamente debido a la aridez.
  • El cementerio cuenta con un museo de sitio en el que sobrecoge la presencia de momias de niños cuyas cabezas han sido reemplazadas por bolas de algodón, en lo que parece ser un ritual de sacrificio.

Previamente llegaremos al Acueducto de Ocongalla de visita imperiosa debido a su cercanía. En este complejo resaltan los conocimientos de ingeniería hidráulica que alcanzaron los incas para diseñar esta maravilla que aún hoy es fundamental para la actividad agrícola de la zona. Este conjunto de ductos que están en perfecto estado de conservación tenía como propósito gestionar de la mejor manera el agua subterránea en el desierto.

El que solo se hayan descubierto instrumentos musicales habla de una organización social pacífica.

Al siguiente destino se llega a toda velocidad, dando saltos por el trazo carrozable con dirección hacia Cahuachi, la capital de la cultura Nasca, el conjunto piramidal que se engrandece a la luz del atardecer y cuyo nombre significa “El lugar en donde viven los videntes”. A este centro ceremonial el arqueólogo italiano Giuseppe Orefici le ha dedicado su vida desde los años 80, cuando inició los estudios para su puesta en valor.

Se trata de una de las ciudades de adobe más grandes de la época prehispánica. En sus 24 kilómetros cuadrados se dibujan calles y edificios desde donde la élite gobernó.

Tome nota
  • Para contratar el servicio de buggys, comunicarse con César León, presidente de la Asociación de Tubulares y Areneros Nasqueños al 956 322-252 o escríbale al correo: cesar_ohad@yahoo.com
  • El costo por persona es de 80 y depende de la temporada.
  • Los vehículos, acondicionados a la norma actual llevan 8 pasajeros, incluye guía y además del conductor.
  • Clima: Soleado casi todo el año, las noches del desierto son frías y secas. Protéjase.
Emociones fuertes

Las dunas de Usaka nos esperan para retomar el reto que implica domar las arenas, esta vez mediante el sandboard con el que también se satisface toda necesidad extra de adrenalina.

Restos arqueológicos de un importante centro ceremonial, acueductos que revelan la destreza hidráulica de los antiguos peruanos, dunas que prometen jornadas extremas de aventura. ¿Algo más? Nasca lo espera.

La inmensidad del desierto torna solemne la puesta del sol, impregna los pensamientos de un profundo respeto. Para los antiguos, el agua fue religión y los elementos, los dioses de la existencia. La armonía, la cadencia, el reto, la ciencia y la promesa de un mañana que un día terminó.

Se hace de noche y el camino de retorno a Nasca, distante unos 50 minutos, nos obliga al abrigo ligero. Es tiempo de pensar en la cena, en el descanso reparador.

Nasca cuenta con 52 sistemas de acueductos que abastecieron a una población pujante. Uno de los más bellos se encuentra en la comunidad Achaco Alto, con más de un kilómetro de canales dispuestos en cuatro tramos los cuales constituyen un paraje ideal para el paseo sosegado y la contemplación.

En este complejo se celebra en mayo el Yaku Raymi, en el marco de la semana turística de Nasca, festividad que simboliza el pago al agua que da la vida y recuerda el nacimiento de la científica alemana María Reiche (15 de mayo)

Nasca y toda su magia está al alcance de Lima y de todo el sur de Perú. Visitarla un fin de semana es revivir momentos de la historia y nutrirnos de las emociones que la aventura genera.