“Las experiencias que uno hereda no se pierden, se modernizan. El hombre andino vivirá ahora en las ciudades, pero su espíritu está ligado siempre a esas costumbres heredadas de sus padres y, sobre todo, a su literatura popular”.
El hombre que da respuesta a nuestras interrogantes es uno de los herederos de la mitología labrada por el espíritu del hombre en el ande: Óscar Colchado Lucio (1947), quien inició su largo camino en el distrito de Huallanca, provincia de Huaylas, Áncash.
El escritor, cuyas obran han sido traducidas al francés, portugués e italiano, ha dedicado su vida a redescubrir la magia del mundo andino. Colchado nació hechizado o condenado a escribir. “Pienso que he nacido para ser escritor”. Sonríe y confiesa que si le pidieran pintar una pared o martillar un clavo… preferiría escribir.
En sus entrevistas ha mencionado a Ciro Alegría y José María Arguedas como sus principales influencias, contrario a otros que prefieren citar a Flaubert, Goethe, Joyce. ¿Por qué? ¿No han sido gravitantes en su literatura? “Ellos han influenciado en la técnica literaria; la técnica de Joyce, de Faulkner. Si observa bien mi narrativa andina, Cordillera Negra o Rosa Cuchillo, verá que está trabajada con diferentes técnicas, hay soliloquios, diálogos telescópicos, monólogos, hay todas las técnicas modernas dentro de una narrativa andina. La mayor influencia que he tenido de la literatura occidental es esa, las técnicas literarias. No el tono, sino la técnica”.
La obra de Colchado es valorada porque ayuda a redescubrir el legado andino. El 26 de abril será reconocido por la Casa de la Literatura Peruana, “por haber renovado la mirada sobre el mundo andino, atrayendo el interés de todo tipo de lectores”. Sin embargo, nos hemos detenido poco en apreciar el valor técnico literario de su obra. “Si lee Cordillera Negra, usted va a encontrar una cantidad de técnicas literarias, pero que no se nota mucho. Y eso es importante”, dice.
“Mi voz es una voz que viene del habla de la zona donde yo pasé mi infancia, de mis padres, mis primos, mis tíos y de todo el pueblo”, comenta. Uno de los personajes que lleva el eco de su voz es Cholito, un niño que vive diversas aventuras en el Perú, nacido en el pueblo de Rayán (Áncash) cuando Colchado ejercía como docente, esa vivencia que le ha servido mucho en su obra infantil y juvenil.
El escritor dedica horas a investigar los temas que desea narrar. El internet le ha permitido agilizar ese trabajo. “Si este instrumento lo hubiera tenido hace 20 o 30 años, habría producido bastante más, el doble o el triple”.
Se dice que muchos lugares descritos por Julio Verne en sus novelas, los conoció solo en revistas y libros, tal vez como miembro de la Sociedad Geográfica de París. Con esa idea en mente, le preguntamos a Colchado si cree posible escribir un libro usando solo internet, sin salir de casa. “No siempre; el hombre mientras más viaja, conoce más ciudades, habla con más gente. Entonces, todas esas experiencias se meten muy dentro”. Luego, vuelve a Ciro Alegría y afirma: “Documentación humana”.
No pierde el tiempo pensando si hablarán de él después de la muerte. “Yo escribo por una vocación profunda: así como uno tiene ganas de dormir o comer, así también tengo ganas de escribir”.
Esta es la voz del hombre que andaba con los pescadores de Chimbote y soñaba con la Cordillera Negra, como el hombre de Guitarrero o Pacaicasa, el hombre del ande. Ya ha caminado bastante. “He sido una especie de mitimae –acota–; he vivido en diferentes lugares”. Su voz es la de un hombre del mar y las montañas.