El Peruano

Año 107 // 3ª etapa // 544 // Viernes 27 de abril de 2018

CREADORES


# #
LOS TIEMPOS DE SALVADOR
De una temática puramente mental emparentada con el abstracto, la obra de Salvador Velarde pasó a reflejar sus visiones críticas de la realidad, hasta formar un corpus que, aun en su dispersión, denota convicciones profundas sobre el arte, la vida y el hombre.
ESCRIBE: RENZO CHÁVEZ L.
# #
El trabajo de un artista consiste, entre otras cosas, en recoger los diferentes momentos de la vida y de la historia y enriquecerlos con su perspectiva personal; así, la obra es plasmada en un espacio del mundo para que hombres y mujeres puedan contemplarla y reaccionar con ella. Un artista –han dicho los maestros– es un ser inconforme con la vida. Y eso no es excepción con Salvador Velarde de la Piedra, un artista de larga trayectoria.

A los 67 años, Salvador observa sus obras como las de alguien que no es él; y contempla cómo han cambiado a lo largo del tiempo con los matices de su propia vida. Aunque no recuerda con claridad su motivación inicial para hacer arte desde la infancia, tiene presente que fue su padre quien le impulsó a trabajar el dibujo y la pintura. En su juventud, gracias a la perseverancia en su práctica de pintor, alcanzó un estilo artístico. “Las primeras pinturas que expuse eran, por llamarlo de alguna forma, mentales; no están basadas en observación sino es un estilo similar al abstracto”, explica.

Su arte es ‘disperso’, no hay un tema por etapa; simplemente es su registro visual manifestado en (o por medio de) la pintura
ILUSTRADOR CRÍTICO

En su reflexión, Salvador recuerda la sensación que tiene, como todo artista, al ver un lienzo en blanco, ese espacio disponible para la creación, ese páramo tensado sobre un bastidor que cobra vida conforme aparecen sobre él los personajes, las formas, los colores.

Su inclinación por el dibujo y la pintura lo llevó a estudiar diseño gráfico y diseño industrial, lo que luego le permitió trabajar en publicaciones impresas como caricaturista; primero en El Diario de Marka y, luego, en Monos y Monadas.La visión de ilustrador de Velarde es crítica de la realidad social, política y económica. “De joven estaba dedicado a ver de forma mental lo que es la política, la realidad; pero luego me interesé más en la observación y preferí transmitir simplemente lo que veo, sin opinión”, comenta.

Por ello, en la vasta colección de pinturas realizadas por Salvador se encuentran temáticas diferentes en épocas diferentes. Su arte –como él lo dice– es ‘disperso’, no hay un tema por etapa; simplemente es su registro visual manifestado en (o por medio de) la pintura.

OBRA REUNIDA
La experiencia llevó a Salvador Velarde a la educación por el arte en diversos colegios de Pachacámac, donde centenares de niños y jóvenes han descubierto nuevas formas de ver la vida. Como reconocimiento a esa trayectoria, el Británico Cultural realiza la exposición “Otra contemporaneidad. Salvador Velarde-Obra reunida”. Desde el 18 de abril en la galería del Británico en San Juan de Lurigancho (Av. Próceres de la Independencia 1531).

Esta trayectoria motivó que Velarde compartiera su proyección artística entre los escolares desde hace 15 años, cuando comenzó a enseñar educación por el arte en un colegio de Pachacámac. Su propósito era transmitir ideas a las jóvenes generaciones mediante nuevas metodologías.

“Los chicos hacen dibujo, música, teatro, poesía… y esa forma de enseñar educación por el arte se ha convertido en el centro del colegio. Es una experiencia que está dando resultados increíbles”, comenta Salvador.

Velarde explica que esta experiencia nace de la casualidad cuando, con su esposa, se muda a Pachacámac, tratando de alejarse del caos de Lima. Pero al relacionarse con la comunidad y ver que los niños y jóvenes lo observaban al pintar en campo abierto, iniciaron un trabajo de comunicación con la pintura y el dibujo. De esta experiencia nace una forma de educación en la que todos se enseñan mutuamente. Fue un proyecto sorpresivo en la vida de Salvador.

LAZOS DE ARTE

“Lo que más llamaba la atención a los niños era verme pintar. Ellos me comienzan a preguntar, yo les cuento el tema con mi narración y ellos comienzan a dibujar, de esa forma nace una relación de confianza donde no hay que contar lo que te sucede, sino retratar lo que hay a tu alrededor”, explica.

Velarde concluye que el arte es una de las mejores formas de comunicación. Esta idea, que comenzó sin propósito previo, con el paso del tiempo se fue formalizando y ahora es un programa dentro del colegio. El trabajo con el arte que ha conducido Salvador en la vida de estos niños y jóvenes permitió que aclarasen sus ideales y se plantearan nuevos objetivos. “Y no son artistas, simplemente aplican lo que aprenden”. El artista contemporáneo se deja sorprender por la vida, comenta Salvador. Y resguarda los momentos más valiosos en su mejor trabajo.