Esa noche, tras la peculiar dinámica, se presentó en el auditorio el grupo Cuerdas Nikkei, cuya música ayuda a conocer nuevos significados del ser nikkei. Los tres integrantes son Ricardo Villanueva Imafuku (guitarrista), Percy Rojas (charanguista) y Tony Kobashicawa, un músico nikkei que emplea tres instrumentos tradicionales del país del sol naciente: el sanshin, el shamisen y el kokyu.
Fundado hace cuatro años, Cuerdas Nikkei busca transmitir una identidad nikkei que ya se ha manifestado en otras artes, como en la poesía de José Watanabe, la pintura de Tilsa Tsuchiya y la cerámica de Carlos Runcie Tanaka. Su vertiente principal es la música instrumental, aunque a veces Tony canta o invitan a otros vocalistas. Esa noche los acompañó la cantante Melissa Araki, quien interpretó temas peruanos y japoneses para, finalmente, despedirse con un amistoso “Arigato gozaimasu”.
“A menudo nos preguntábamos cómo sonaría El cóndor pasa con la melodía del sanshin o el clásico japonés Sakura, Sakura con las cuerdas del charango. Es una fusión similar a la culinaria, como un maki acevichado”, comenta Ricardo sobre el origen de la mezcla que hace Cuerdas Nikkei, el cual también aprovecha aspectos comunes de ambas culturas como la escala musical pentatónica (cinco notas).
El grupo empezó a tocar temas japoneses como Sakura, Sakura en un arreglo con charango y guitarra, para luego probar El cóndor pasa con la melodía del sanshin. Otros temas nipones que interpretan son Furusato, Kitaguni no haru, Nada sou sou y Sake yo. Del mismo modo, utilizan el mismo estilo de cuerdas combinadas en temas peruanos como La Concheperla (marinera), Huascarán (pasacalle), Wawa pampay (huaino) y Panalivio (afroperuano).
Para generar esta fusión, el trío primero suele escuchar un tema japonés y adaptarlo a un género musical peruano, proceso en que le dan forma y estructura, para cerrar con la transcripción de la partitura. “Siempre encontramos el vínculo entre el ritmo del tema japonés y el género peruano a usar. Al final, dicha mezcla no se nota forzada”, aclara Percy.
Al final de la jornada, cada integrante de Cuerdas Nikkei responde a la pregunta del muro. Al no haber pegatinas, el trío se explaya en sus definiciones. Para Ricardo, la cultura nikkei atesora muchos valores del japonés antiguo. “Siento que ellos preservan la lealtad, la solidaridad, el tesón por el trabajo y la responsabilidad”, expresa. Por otro lado, Tony considera el ser nikkei como una mezcla de dos culturas. “Particularmente me considero ‘recontra’ peruano, pero siempre tengo en cuenta de dónde han venido mis abuelos y trato de practicar lo mejor de ambos mundos”, confiesa.
“El origen de la mezcla que hace Cuerdas Nikkei es una fusión similar a la culinaria, como un maki acevichado”, dice Ricardo Villanueva.
Percy es el único del grupo que no es nikkei, pero se acercó a dicho colectivo cuando trabajaba en el colegio peruano-japonés Hideyo Noguchi. “Disciplina y organización son rasgos que puedo felicitar en los nikkei. Además, su apertura a la cultura peruana permitió crear espacios para propuestas artísticas como la nuestra”.
Finalmente, el grupo resume que el principal aporte de los nikkei es su ejemplo de superación a pesar de la adversidad. Los nikkei han logrado destacar en la sociedad peruana y en diferentes campos, como las ciencias, las artes, los negocios y los deportes. Todo gracias a un sano deseo de sobresalir y abrazar su nueva tierra.