El Peruano
Año 108 // 3ª etapa // 570 // Viernes 23 de noviembre de 2018
EXPERIENCIAS
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ESCRITORES DEL FUTURO

Una peculiar sala de redacción está en San Borja, donde chicos y chicas expresan sus miedos y fantasías por medio del texto. Déjame que te Cuento es el innovador proyecto de Luciana Caballero, joven psicóloga con alma de literata. Escribe: LUIS F. PALOMINO # #
A sus ocho años, Alessio ya ha escrito seis libros. Debe ser uno de los autores más jóvenes del planeta, y nació en el Perú. Como este prodigio de las letras, un grupo de niños refina su prosa en Déjame que te Cuento, fábrica nacional de literatos asombrosamente precoces, a cargo de la psicóloga y narradora Luciana Caballero.

Si los 25 se consideran una edad temprana para la publicación, los pupilos de esta mujer de 30 años son un caso interesantísimo, tanto por su juventud como por los temas que abordan en sus historias: el bullying, el miedo a la oscuridad, la angustia por la muerte y la tristeza por estar lejos de los padres. De esta manera, los infantes no solo hacen literatura, también redactan sus expedientes clínicos.

“El papel en blanco es un medio no invasivo. La escritura les da ese espacio donde pueden estar solos, conversando con ellos mismos. Exploramos los temores como si fuera un juego, sin obligar a nada”, explica la especialista.

La escritura les da ese espacio donde pueden estar con ellos mismos. Exploramos los temores como si se tratara de un juego
TERAPIA LITERARIA

Uno de los objetivos del taller es que los menores consigan expresarse y, con esas pistas presentes en la hoja escrita, ayudarlos en lo que sea necesario. Desde el 2016, año de su inauguración, Déjame que te Cuento ya ha producido 70 relatos que propiciaron el diálogo entre padres e hijos. Y los conocimientos en psicología de Luciana le permitieron cumplir la labor de guía y mediadora entre ellos.

“Durante el taller, les pido a los papás que me hablen de sus niños, y yo les comento las cosas que encuentro en sus cuentos, así vemos qué se puede fortalecer en casa”, indica Caballero, y acota que durante las sesiones de dos horas los chicos concientizan sus miedos y se enfrentan a sus demonios interiores. La escritura los libera.

Aunque sus estructuras narrativas parecen propias de chicos de ocho años –bueno, lo son–, algunos de los párrafos que se construyen en Déjame que te Cuento poseen más nervio y honestidad que ciertos volúmenes que se ofrecen en los supermercados. Estos pequeños artistas no mienten. Acabada la lectura pública de los relatos en el día de la clausura, ‘papis’ y ‘mamis’ sonríen satisfechos, con orgullo, y se conmueven al ver que sus criaturas firman autógrafos en el último juego del taller, acaso fantaseando con un futuro premio Nobel.

DE MADRE A HIJA

Por intermedio de este proyecto, Luciana honra a su progenitora, Rita, quien inventaba historias y se las leía. Al tiempo, la pequeña Lu remedó esa manía por crear y sus relatos fueron finalistas en el concurso Plumas de Santiago de Surco en los años 96, 97 y 98. Su papá también fue determinante en su vocación: le daba un sol –y luego un dólar– por cada texto terminado.

“Tal vez nunca somos más imaginativos que en la infancia, es el período en el que pensamos que todo es posible”, dice Caballero.

Ciertamente, aún no se sabe cuál es el impacto del ejercicio literario en la niñez, es decir, si aumentan las probabilidades de que un púber se transforme más adelante en, digamos, Vargas Llosa, pero sí hay evidencia de que los alumnitos cambiaron los controles de su Play Station por un lápiz y papel.

Asimismo, Luciana ya tiene en agenda una investigación para el 2019. Gracias a los “Estímulos económicos para el libro y el fomento de la lectura”, del Ministerio de Cultura, la joven dictará su taller en una zona de bajos ingresos. Esa experiencia le servirá para evaluar los efectos de Déjame que te Cuento en la autoestima y las habilidades sociales de los infantes.

BICENTENARIO

Sobre la literatura nacional y el Bicentenario, Caballero dice: “Creo que estos chicos serán los escritores del futuro. En realidad, ya son los escritores del presente, solo hay que escucharlos más y tomarnos un tiempo para entender sus mensajes. Los niños hablan de todo, son grandes filósofos”.

Quién sabe, quizá en la próxima década se nos aparece un genio quinceañero, como Arthur Rimbaud. Como fuere, la formación es importante. Así como grandes deportistas forjaron prematuramente sus talentos en los llamados ‘semilleros’, los centros de estimulación precoz de la escritura –en el mejor de los escenarios– nos entregarán a excelsos cronistas de los tiempos por venir.

Quienes hoy narran sus miedos infantiles, mañana diseccionarán los males del país. Por el momento ya contamos con una especie de guardería literaria, gracias a Luciana Caballero. ¿Le interesa? Las inscripciones para el taller de verano están abiertas. Llame al 964-322-083 o escriba a info@dejamequetecuento.com.