–En realidad, este fenómeno se encuentra incluido en nuestras estrategias de planeamiento como país.
Se trata de una situación que ya es conocida por todos, pues cuando hablamos de cambio climático nos referimos a hechos concretos, a sucesos que están ocurriendo.
Estos hechos hacen más incierto lo que pueda ocurrir en nuestro planeta y, por supuesto, para el Perú resulta sumamente importante, pues al incrementarse la temperatura en cada una de nuestras cuencas los ecosistemas en todo el territorio nacional comienzan a comportarse de manera distinta y preocupante. Eso quiere decir que el diseño de políticas y proyectos de desarrollo en diversos sectores debe tomar muy en cuenta esos factores de riesgo mayores.
–Por supuesto que nos afectó; pero lo que digo es que el fenómeno del cambio climático es algo que conocemos desde hace muchos años. Tenemos estudios científicos en nuestro poder; el problema es que no los hemos usado para diseñar políticas, planes y proyectos, y eso fue un error muy grande, pues el sistema nacional de planeamiento se encontraba debilitado.
Entonces, no es que no se conociese el nivel de incremento del riesgo. Todo ello estaba en el rango que los científicos creían, pero la gente no estaba acostumbrada a escuchar ese tipo de cosas.
–Ya hemos incorporado el tema. Por ejemplo, desde el año pasado se ha presentado el Informe Nacional Voluntario para el alineamiento de la Agenda 2030 de los objetivos de desarrollo sostenible.
En ese documento se incluye el tema del cambio climático. Estamos en ese proceso, que es muy difícil, con capacidades y un sistema de planeamiento que aún son muy débiles.
Pero todo ello es parte de lo que debe hacerse, lo cual es un esfuerzo muy grande. Hemos empezado con esta declaración de política general, que reconoce los riesgos por enfrentar.
La idea es aprender de ello, pero también hay que tomar en cuenta períodos más largos.
–Si observamos nuestra guía, nuestra directiva general, se podrá notar que allí mencionamos al menos 100 años como horizonte de planeamiento; puede parecer ridículo, pero es necesario.
–Más que medir el impacto en el planeamiento, lo que hicimos fue incorporar la gestión de riesgos y cambio climático en la formulación de políticas y planes de la entidad pública. Eso también puede apreciarse en nuestra guía de planeamiento institucional.
La necesidad de conocer mejor el riesgo es algo que ya ha sido incorporado en los diseños de las entidades públicas. Pero ello también tomará tiempo, pues estas no tomaban en cuenta ese elemento.
Todo esto se encuentra en etapa de construcción y tomará varios años. Por eso, necesitaremos a las universidades y los centros de investigación. Podemos citar la cooperación que nos ha dado la Universidad de Zúrich.
–Se trata de un proceso lento. Aún existe una discusión previa relacionada con el conocimiento de la realidad de la matriz energética; y no me refiero únicamente a la energía solar y eólica, también tenemos hidroeléctricas, que son ventajosas para el país.
No obstante, es importante que antes debemos aprender a aprovecharlas.
Noto falta de conocimiento del territorio y de las fuentes energéticas del país para determinar cómo combinarlas.
–En cuanto al impacto ambiental, todas las actividades humanas tienen su cuota de participación y no solo las extractivas; por ejemplo, un mal manejo de la movilidad, es decir, de los medios de transporte, afecta el medioambiente.
Así, el primer paso es entender el comportamiento de cada zona para tener una decisión de inversión adecuada. Por ello, lo que hacemos es trabajar las cuencas y los ecosistemas para contar con ese conocimiento.
Por otro lado, el Estado debe utilizar esa información para el diseño de estrategias, ya que hay leyes y políticas que no se cumplen.
También urge mejorar la calidad de las normas, hay que llevarlas al contexto de cada provincia del país.