En este marco sobre el cual no tenemos mayor poder de decisión, los positivos números logrados toman especial relevancia, máxime porque también se dan en una coyuntura política por todos conocida.
Uno de los temas es el déficit. El Banco Central de Reserva (BCR), precisó que el sector público no financiero registró un superávit fiscal de 1.4% del producto bruto interno (PBI) en el segundo trimestre de este año, luego de un déficit de 1.6% del PBI observado en igual período del 2017, debido principalmente a que los ingresos corrientes tuvieron un incremento equivalente a 3.1 puntos porcentuales del PBI.
Esto marca un punto de inflexión en cuanto al comportamiento de la recaudación. En el segundo trimestre, la recaudación del impuesto a la renta creció 34.3% en términos reales con respecto a similar período del año anterior por el impacto positivo de los términos de intercambio en las utilidades mineras.
De otro lado, el ingreso por impuesto general a las ventas (IGV) creció 16.4% en términos reales, favorecido por el mayor dinamismo de la demanda interna.
Igualmente, el gasto público aumentó en 7.8% en términos reales, debido a la formación bruta de capital y, en menor medida, al mayor gasto en remuneraciones.
Con este resultado, el déficit fiscal en términos anualizados fue de 2.2% del PBI al segundo trimestre, inferior al déficit de 3% observado en el trimestre anterior.
Pese a estos buenos resultados, aún hay mucho por hacer en materia de recaudación. La evasión tributaria llega a 36% en el IGV y al 57% en el impuesto a la renta (IR).
“Hay una cantidad de personas naturales y jurídicas que no están pagando lo que deberían en impuestos”, afirmó el ministro de Economía y Finanzas, Carlos Oliva.
Para mejorar la recaudación es necesario atacar la elusión, es decir, el uso de las normas legales de tal manera que permita no pagar o pagar menos impuestos al fisco. El objetivo es bajar el déficit fiscal que el año pasado estuvo en 3.1% del PBI.
“La única forma de hacerlo es aumentando la recaudación. En este punto, el uso de la digitalización, las facturas, comprobantes electrónicos pueden convertirse en una palanca para que todos paguen los impuestos en los montos que deben hacerlo”, refirió Oliva.
El jefe de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria y Aduanas, Víctor Shiguiyama, espera que con la masificación de la factura electrónica se permita elevar la recaudación en más de 10,000 millones de soles en cuatro años, equivalente a 1.5% del PBI del país.
El funcionario sostuvo que este año se espera “la cifra más grande de la historia en la recaudación del IR en términos nominales”.
Se ha previsto que hacia fin de año, más de 230,000 empresas emitan facturas electrónicas, un aumento de 55% respecto al 2017.
Pero los buenos auspicios para la economía peruana no solo provienen del MEF. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) elevó la proyección de crecimiento del Perú en el 2018 a 3.6% (a principios de año se esperaba 3.5%).
El pronóstico se fundamenta en el impulso de una política fiscal expansiva con gasto en obra pública (reconstrucción en el norte del Perú, los Juegos Panamericanos, modernización de la Refinería de Talara y ampliación del Metro de Lima, entre otras). No obstante, se advierte que esa política fiscal no está exenta de riesgos de subejecución.
El ministro Oliva, al presentar el nuevo Marco Macroeconómico Multianual, refirió que el PBI tendrá un crecimiento de 4.7% en promedio. En el primer semestre del 2018 el PBI creció 4.3%, la tasa más alta en nueve semestres y se estima que el crecimiento para este año registraría 4%.