El Peruano
Año 4. Edición Nº 262. Jueves 5 de julio de 2018

HUAYHUASH

ALTA MONTAÑA
ESPECIAL
CORDILLERA HUAYHUASH

Andares de altura

Recompensa o consuelo, una humeante sopa de piedras levanta el ánimo de nuestro caminante, después de una jornada de extravíos en la ruta hacia la cordillera Huayhuash. En las alturas de Cajatambo, lo que nunca falta es fe, naturaleza y aire puro. Texto y fotos: Rolly Valdivia
Todo lo contrario. Aquella perdición no condena a los andariegos desorientados a una sofocada y quejumbrosa existencia, porque aquí no hay flamas ni huele a azufre; aquí solo hay quebradas, pampas, abras, lagunas, amaneceres bajo cero y cumbres de hielo que no son eternas.
“Esa despistada experiencia fue el final perfecto de una travesía con noches de luna llena”.

Montañas desnudas, despojadas de sus mantos de nieve. Ese es el futuro. Ese será el castigo que, más allá de sus buenos o malos pasos, recibirán los aventureros del futuro que, al igual que el protagonista de este relato, decidan partir hacia la búsqueda de San Antonio, el mirador de la cordillera Huayhuash al que se arriba a pie o a caballo desde la comunidad campesina de Huayllapa (Cajatambo).

Alternativas para el viajero
  • “Cajatambo es un típico pueblo de la sierra limeña, de calles angostas y empedradas, pequeños balcones de madera y techos de tejas”, explica el portal Ytuqueplanes.
  • Puerta de acceso a la cordillera Huayhuash, Cajatambo es reconocido también por su producción láctea y sus derivados. Destacan los quesos, las mantequillas y el manjarblanco elaborado de manera artesanal.
  • Cerca del pueblo se ubican los baños terminales de Tumac, cuyas cualidades curativas son resaltadas por los lugareños y también por los visitantes. Cuentan los lugareños que el agua que emana del centro de la tierra cura úlceras gástricas e inflamaciones hepáticas.
Extravíos

Él no llegaría. Fue su culpa. Quien lo manda a extraviarse y a alejarse del camino marcado, de la vía correcta que lo haría ascender hasta una atalaya a los 5,100 m.s.n.m. Desde allí podría pasarle lista a un rosario de macizos: Jurau, Carnicero, Siula Chico, Siula Grande, Sarapo, Rasac, Tsacra y el magnífico Yerupajá, cuya grandeza de 6,634 metros es superada solo por el mítico apu Huascarán.

“Ollas enormes. Fogones encendidos. Picar, moler, deshilachar muchos ingredientes”.

No lo hizo. Se confundió. Se fue para otro lado. El tiempo pasó. Una, dos, tres horas… cuándo empezaría el ascenso. Nada. Vio a unos arrieros. Quiso alcanzarlos, no pudo. Ellos trotaban, bien apuraditos iban por la quebrada Calinca.

Qué hacer. A quién le preguntaría. “Regresa a Huayllapa”, le diría después una guía. Su aparición fue milagrosa. Juntos volvieron a la comunidad. En las afueras se armarían las carpas que cobijarían el cansancio de los turistas que se atreven a darle la vuelta completita a la cordillera. Diez o doce días intensos, vibrantes, en uno de los circuitos de trekking más espectaculares del planeta.

De vuelta al principio sin haber alcanzado su objetivo. Será para la próxima. Todo por culpa de esos pasos que lo llevarían por el mal camino, contradiciendo los consejos de sus padres, de sus maestros y de su confesor, si es que lo tuviera.

Sabores andinos

Y sin ánimo de hacer apología de las abruptas y polvorientas circunstancias que arrastran a los simples mortales a la perdición perpetua o, tal vez, únicamente a perderse unas cuantas horas en un poco conocido paraje de altura, afirmaremos que esa despistada experiencia fue el final perfecto de una travesía con noches de luna llena, con plegarias y procesiones, con música y baile. Con piedras en la sopa.

Cajatambo: tiempo y espacio
  • Cajatambo, la capital de la provincia del mismo nombre, se encuentra a 345 kilómetros de Lima. El viaje por carretera dura aproximadamente 7 horas. De Cajatambo a Huayllapa hay una distancia aproximada de 20 kilómetros (se asciende por un camino sin asfalto). En total, 13 kilómetros separan a Huayllapa (3,500 m.s.n.m.) del mirador de San Antonio. Huayhuash es la segunda cordillera tropical más alta del mundo, después de la cordillera Blanca. La cordillera de Huayhuash cuenta con una cadena principal de cerca de 25 kilómetros y una secundaria de aproximadamente 15 kilómetros. Del 27 al 31 de julio son los días centrales de la fiesta patronal en honor a Santa María Magdalena de Cajatambo.

No hay reclamos. Los comensales no se quejan cuando las hallan en sus cuencos. Bueno, hay que decirlo también, ninguno exige que le pongan una piedrita más a su caldo ni intenta partirla con un cuchillo u otro artilugio punzocortante. Tampoco las saborean o le buscan el tuétano. Ellos simplemente la apartan y la esquivan con la cuchara, para seguir disfrutando de su pari humeante, tradicional, cajabambino.

Comida de fiesta y celebración. Comida que se comparte con vecinos, con danzantes, con extraños. Comida que se prepara desde temprano, en grupo, solidariamente. Ollas enormes. Fogones encendidos. Picar, moler, deshilachar muchos ingredientes: papa seca, ajos, ají panca, cebolla, cancha, sal y pimienta. Agregar las carnes: gallina, res y cuy, llama o alpaca, charqui y jamón ahumado.

Dar vueltas. Esperar que todo hierva. Calentar el ingrediente secreto que se recolectó en el río. Echarlo en el cuenco artesanal, típico, característico, en el que ya reposa la poderosa mezcla. Ebullición momentánea. El pari está listo. Se sirve. Se coloca en la mesa larga e integradora para probarlo, para sentir su sabor ancestral que es herencia prehispánica, que es cultura y motivo de orgullo.

El pari o sopa de piedra está presente en la memoria oral de los antiguos y actuales pobladores, siendo parte de su identidad, se explica en la ordenanza regional que, en noviembre del 2015, declaró de interés público y puso como prioridad su puesta en valor. En el mismo documento se le reconoce su condición de plato bandera de una provincia montañosa en la que, a veces, es posible irse por el mal camino.

Cerca del cielo

Algo que no ocurriría, por ejemplo, en su kilométrica búsqueda de Carhuacocha (4,125 m.s.n.m.), una laguna glacial que extiende su calmado espejo de aguas esmeraldas a los pies del Yerupajá. Buenos pasos, solo buenos pasos en los distritos huanuqueños de Jesús y Queropalca, que, siendo sinceros, no fueron tan distintos de aquellos que lo alejarían de la atalaya de San Antonio.

Será que en Huayhuash no hay castigos severos para los que enrumban –sea por convencimiento o casualidad– por las vías de la perdición desoyendo esos consejos que se escuchan durante toda la vida. O será que en todas las rutas de esta cordillera que serpentea en las alturas de las provincias de Bolognesi (Áncash), Lauricocha (Huánuco) y Cajatambo (Lima), terminan en parajes de belleza conmovedora.

Habrá que volver para terminar de comprobarlo en Cajatambo, con su sopa de piedra y sus fiestas patronales; Lauricocha, con su laguna del mismo nombre y su famosa cueva en la que se descubrieron restos humanos de 10,000 años de antigüedad, y Bolognesi, cuya capital, Chiquián, es un espejito del cielo donde todos los años se representa la captura del inca Atahualpa, durante la fiesta de Santa Rosa.

Fe y tradición. Naturaleza. Aire puro. Retos pedestres en los que, hasta los malos pasos, te acercan al cielo, jamás a la calurosa eternidad de las brasas del averno.