El Peruano
Año 4. Edición Nº 262. Jueves 5 de julio de 2018
DESTINOS
EL ENCANTO DE ICA

Atardecer en Huacachina

¿Frío en Lima? Es hora de escapar a las cercanías calurosas, como el desierto de Ica, para encontrar en medio de sus extensas dunas el único oasis de América. Encontrará vegetación, elegantes construcciones de mediados del siglo XX y muchas formas de contrarrestar el estrés. Texto y fotos: Claudia Ugarte

Sus aguas ceden milímetros cada año. Envejecen. Pero ella aún se mantiene erguida bajo el resguardo de palmeras, eucaliptos, guarangos y acacias.

Cuando el sol deja de arder, subo a las dunas, como quien pretende perseguir su luz naranja.

Todavía goza de la veneración de las dunas, que van vistiendo y desvistiendo sombras y siluetas a su alrededor, como una puesta en escena que nunca es la misma de la noche anterior.

La laguna Huacachina ha perdido el brillo burgués de su juventud, pero, a cambio, ha ganado sabiduría. La miro y sus aguas verdosas me producen el mismo efecto del mar y los grandes ríos. De alguna manera, sabe seducir. Sabe robar secretos y entregar otros a cambio.

Observarla de día es compartir las risas de los niños que aún se entregan a sus aguas para revolotear junto con los pocos renacuajos y peces que resisten las consecuencias del cambio climático y a los que nos les perturba que la laguna vaya perdiendo no solo agua, sino la fuerza de sus propiedades curativas.

Es también ver cómo, con sencillos paseos en bote o incansables juegos sobre la arena, decenas de familias y grupos de amigos consiguen construirse recuerdos que, durante semanas, les arrancarán sonrisas secretas en medio de reuniones de trabajo, clases universitarias o rutinas hogareñas.

De paseo
  • La ciudad de Ica se encuentra a 325 kilómetros al sur de Lima, alrededor de 4 horas en automóvil.
  • Los ómnibus de Soyuz y Flores salen a Ica cada diez minutos; el pasaje cuesta, en promedio, 25 soles. Al llegar a Ica, tomar un taxi a la Huacachina (de 7 a 10 soles).
  • En el lugar se puede hacer deportes de aventura: paseo en vehículos tubulares, motocross, sandboard (40 soles por persona).
  • También pasear en bote, degustar la comida local, y probar piscos y vinos. Hay hospedajes desde 30 soles por persona.
Leyendas rotas

Estas postales no han cambiado desde la primera vez que visité Huacachina. Lo que sí ha cambiado esta vez, para mí, es la eterna leyenda de la sirena que siempre creí, inocente, pero que ahora, bajo la luz de los desvelos feministas, puedo reconstruir como si fuera la adaptación cinematográfica de un feminicidio.

Una “princesa”, que pudo haber sido una mujer cualquiera, es sorprendida desnuda por un forastero, quien al verla sola en la lejanía del desierto intenta abusar de ella. La mujer trata de escapar y suelta al suelo su espejo, que se convierte en la laguna, donde ella muere ahogada y se transforma en sirena.

Época de oro

La primera vez que llegué a Huacachina fue en medio de una incursión familiar y de leyendas urbanas en las que se aseguraba que cada año moría un joven en la laguna, por venganza de la sirena. Lo cierto es que sí se registraban estos episodios, pero se debían a las corrientes subterráneas que afloraban constantemente en la laguna.

La segunda vez supe que no fue una princesa inca sino una visitante italiana la que, a fines del siglo XIX, puso en valor este lugar, al difundir las propiedades medicinales de sus aguas, y la que hizo que, desde las primeras décadas del siglo XX, la élite peruana convirtiera este rincón del desierto en un exclusivo balneario, con residencias y hoteles de lujo.

Aventura y amor

Otras veces he llegado con amigos y amigas con quienes pasamos días enteros paseando en tubulares y cuatrimotos, surfeando la arena o gozando de fiestas interminables en discotecas o azoteas de hoteles, con viajeros y viajeras capaces de convertir una noche de conversación en una vida entera de aprendizaje.

La laguna y yo hemos sido testigos de parejas recién casadas que han cruzado el Atlántico para construir su luna de miel en este pedacito de paraíso. Y hemos visto a jipis, y otras almas libres, entregarse al amor entre las sombras del malecón republicano.

Opciones para visitar
  • Otro lugar de interés en Ica es Cachiche, un pueblo que ganó fama por los prodigios atribuidos a sus brujos y curanderos. De acuerdo con la tradición popular, algunos de ellos son capaces de remediar toda clase de males y ‘daños’. Está ubicado a 4 kilómetros de la plaza de Armas. Durante su estancia en Ica, visite también el Museo Científico Javier Cabrera, que exhibe 11,000 piedras grabadas con escenas que representan ceremonias religiosas y la flora y fauna locales. Todas estas piezas fueron encontradas en el pueblo de Ocucaje. El museo atiende en la calle Bolívar 170, cerca de la plaza de Armas.

Huacachina me ha visto departir, por casualidades laborales, en el hotel más lujoso y dormir en una carpa cuando buscaba otras experiencias de viaje. Y juntas hemos visto a mucha gente sumergirse en sus aguas turbias y minerales con el mismo fervor que en el agua clorada de las piscinas de los hospedajes del lugar.

Atardecer en silencio

Pero hoy he venido a mirar el atardecer. A aislarme del bullicio. Por eso, cuando el sol deja de arder sobre la piel, subo a las dunas, como quien pretende perseguir su luz naranja que empieza a alejarse, detrás de las montañas.

Sin darme cuenta he subido lo bastante para ver la marcha del sol hacia un lado y del hechicero oasis iluminado por la incipiente luna hacia el otro.

Es un privilegio compartido. Muchas personas buscan conmigo atrapar en la memoria ese color violeta que pinta el desierto antes del anochecer y que se contrasta con la hilera de autos cuyas luces amarillas dibujan una serpiente brillante llegando desde Ica. Todo es mágico. Comienza una nueva noche en este oasis que nunca duerme.