El legado del complejo Chavín estará más al alcance de los turistas nacionales y extranjeros con el asfaltado de la ruta Cátac-Chavín de Huántar. El lugar combina en justa medida el valioso patrimonio de una civilización prehispánica con la armonía de su entorno natural.
Texto: Miguel De la Vega / Fotos: Vidal Tarqui P.
Viajar al santuario de Chavín de Huántar demanda ascender por la imponente cordillera de los Andes, desde la Costa. Y después, una vez que se ha tocado el cielo, descender a un valle cálido, donde el magnífico complejo arqueológico de pirámides truncas reposa a un lado de la confluencia de los ríos Mosna y Huachecsa, a unos 433 kilómetros de Lima, a ocho horas de viaje por carretera.
“Recorrer este santuario es escoltar, simbólicamente, a miles de años de historia”.
Al llegar al santuario, después de pagar la entrada respectiva, el viajero puede encontrar y conversar con el arqueólogo estadounidense John Rick, nacido en California, en 1950, quien ha dedicado gran parte de su vida al estudio de este centro religioso del antiguo Perú.
Desde 1995, este científico de la Universidad de Stanford, casado con una arqueóloga peruana, estudia Chavín y sus edificios, que aún no han sido excavados en su totalidad.
¿Cómo llegar a Chavín?
Puede viajar en ómnibus interprovincial hasta Huaraz. Aclimatarse una noche en la capital ancashina y partir temprano, al día siguiente, para llegar a Chavín antes del mediodía.
Los pasajes en ómnibus de Lima a Huaraz cuestan desde 40 soles, con asientos tipo cama. Parten en la mañana y en la noche, para un viaje que dura cerca de ocho horas.
En Huaraz hay hoteles para todos los bolsillos. Si quiere ir directo a Chavín, la ruta es así: Lima-Paramonga-Laguna de Conococha-Cátac-Chavín de Huántar. Esta ruta puede tomar unas ocho horas.
En Chavín de Huántar, el cielo azul intenso y los bosques circundantes ofrecen un inmejorable marco para apreciar la belleza de la arquitectura de este complejo, que muy bien podría ser la base de las construcciones de piedra del Imperio inca.
“Chavín de Huántar es Patrimonio de la Humanidad –afirma Rick–; tiene una vigencia que comienza en el año 1,500 antes de nuestra era y termina 1,000 años después: su antigüedad está en el rango de los 3,000 años. Comparativamente, Chavín es un poco menos antiguo que la ciudad de Caral, pero es más antiguo que los moche y los huari, e inmensamente más antiguo que los incas”.
Recorrer este santuario es escoltar, simbólicamente, a miles de años de historia. Y al igual que los antiguos peruanos, acudimos para admirar en sus túneles al mítico Lanzón monolítico –una gran pieza pétrea tallada con motivos antropomórficos– y otras esculturas en piedra, como las famosas cabezas clavas.
Centro de poder
“Para mí, Chavín tenía un centro de poder basado en la manipulación de los peregrinos, con elementos impresionantes de luz, imágenes y arquitectura y con el uso de drogas psicoactivas. Chavín tenía la habilidad de combinar todas estas cosas en un solo lugar; otros sitios intentaron lo mismo, pero no alcanzaron el nivel de Chavín”, comenta el arqueólogo.
“Hay restaurantes y hoteles al alcance de todos los bolsillos, además de platos a base de cuy y trucha”.
Caminar en Chavín no es extenuante como cuando uno visita complejos en zonas de mayor altitud. Es un sitio relativamente pequeño, pero ofrece un clima caluroso y tiene una zona para almorzar en bancos y mesas rústicas. El ambiente es ideal para disfrutar un agradable pícnic en compañía de la familia y amigos. Allí, el trinar de las aves y el apacible discurrir de las aguas del río Mosna otorgan un marco musical insuperable para conversar, también, de historia y cultura.
Para todos
El santuario se encuentra en el pueblo del mismo nombre –a pocas cuadras de la plaza de Armas–, de típicas calles andinas, angostas y de una paz que solo se interrumpe por el alborozo de los niños corriendo. Hay restaurantes y hoteles al alcance de todos los bolsillos, además de platos a base de cuy y trucha, que son servidos con la amabilidad que caracteriza a los buenos anfitriones.
A pocos minutos en auto u ómnibus, se halla el Museo Nacional de Chavín, donde encontramos, en un ambiente moderno, las cabezas clavas y otros tallados en piedra en buen estado de conservación. Una visita guiada ayuda a sopesar y comprender mejor la magnitud e importancia del santuario.
Consejos para el viajero
En los alrededores de Chavín de Huántar se puede practicar ciclismo de montaña. La afluencia de turistas a Chavín bordea los 90,000 visitantes al año, en promedio. Se trata principalmente de viajeros nacionales (estudiantes de colegios y universidades) y, en menor medida, de extranjeros. En Chavín, las mañanas son soleadas y, en general, la temperatura en el día es generosa. Por ello, se recomienda no sobrecargarse con ropa de abrigo, excepto para el viaje desde Huaraz o Lima. Puede comprar artesanía local a base de piedras talladas de la zona, así como prendas de vestir.
“Para mí, Chavín representa una etapa muy importante en la evolución de la cultura humana –acota John Rick–. Estos edificios tienen historias para contar, profundidad de tiempo, arte muy llamativo y arquitectura que es prácticamente única en el mundo. Entonces, el potencial como atracción turística es inmenso, pero se necesita ponerlo en valor y dar facilidades al turista”.
Apoyo local
Precisamente, la empresa minera Antamina está asfaltando la carretera de Cátac a Chavín de Huántar, mediante el mecanismo Obras por Impuestos. La obra facilitará la llegada de más turistas. Además, la referida compañía también apoya los trabajos de investigación en Chavín.
“No somos Machu Picchu, pero con un poco de trabajo y planificación se puede lograr que Chavín sea un lugar de gran importancia para el turismo y comience a tener un aporte muy significativo a la economía local”, puntualiza el arqueólogo. Enhorabuena.