A poco más de hora y media del centro de Huancayo se encuentra el nevado Huaytapallana, uno de los parajes turísticos más imponentes del Perú. Llegar a él supone mucho esfuerzo, concentración y voluntad, pero todo ello vale la pena.
Texto: Hugo Grández / Fotos: Liliana Abanto
Datos para viajeros
No se aventure a realizar el ascenso solo. Contrate un servicio de turismo. El costo promedio es de 35 soles.
Use zapatillas, gorro, chalina, guantes y una casaca impermeable. Lleve bloqueador. No está demás una pastilla para el soroche.
Tenga a mano agua y frutas. Siempre serán buenos unos caramelos de limón. No olvide llevar una bolsa para los desperdicios. Encontrará todo limpio y así deberá dejarlo.
El viaje de Lima a Huancayo dura 7 horas en bus. En avión, una hora hasta Jauja, desde donde un taxi lo llevará en 30 minutos. Lo ideal es tomar un día para la aclimatación. A la mañana siguiente, suba al nevado.
No es nada fácil. Llegar a los 5,200 m.s.n.m. y contemplar lo maravillosa que es la naturaleza en las alturas del nevado Huaytapallana, implica superar una serie de dificultades para no desfallecer en el intento.
Alcanzar a rasguñar la nieve cercana a la cima, mezclada con el espectacular azul del cielo huanca, implica tres horas de caminata ascendente en medio del frío, el cansancio y la paulatina falta de oxígeno.
Por ello, una primera recomendación para el visitante es subir al nevado como parte de un tour, con un guía que lo acompañe en toda la travesía. Hay varios servicios turísticos que el viajero puede contratar en la misma plaza Constitución, todos los días. Ojo que todos parten antes de las 9 de la mañana.
Voluntad y belleza
En hora y media, el bus lo trasladará hasta Vilcacoto. Son 32 kilómetros, una parte sobre asfalto y otra en trocha. Mientras recorre el camino, aproveche el tiempo para contemplar lo bello del paisaje de las comunidades de San Carlos, San Antonio y Pailán, todas ellas bañadas por el río Shullcas.
Aproveche el tiempo para contemplar el paisaje de San Carlos, San Antonio y Pailán.
Desde Vilcacoto se inicia la caminata. Antes, el guía lo instruirá acerca de la mejor forma de respirar durante el recorrido. Hágale caso, pues le será muy útil. Cada paso a esta altura supone no solamente fuerza, sino también mucho control y voluntad.
Huaytapallana significa “lugar donde se recolectan flores”, y es precisamente eso lo que el visitante encuentra a largo del recorrido. Una de las flores que más llama la atención es, seguramente, la lima-lima, cuyos botones adornan los sombreros de los danzantes en la fiesta del Santiago.
Si tiene su cámara lista y, claro, aire suficiente para controlar sus movimientos, podrá tomar algunas fotos de las escurridizas vizcachas o roedores andinos, llamas, alpacas, carneros y una gran variedad de insectos.
Maravillas
Una hora después de iniciada la caminata estará en la zona donde se realiza el pagapu o pago a la tierra. El guía lo invitará a participar en esta ceremonia para agradecer a la pachamama y pedirle protección para todo el camino. Utilizará para ello hojas de coca, cigarros, velas y licor, el cual deberá beber cada uno de los visitantes para brindar con la tierra.
Desde esta zona, ubicada a 4,500 m.s.n.m., ya podrá apreciar dos maravillas de la naturaleza: una buena parte del inmenso nevado y la primera de las tres lagunas que adornan el Huaytapallana, la laguna grande o Condorcocha, que llama la atención principalmente por el agua turquesa que la compone.
“Al continuar el recorrido, podrá contemplar las otras dos lagunas: Carhuacocha y Yanahucsha”.
Al continuar el recorrido, podrá contemplar las otras dos lagunas: Carhuacocha y Yanahucsha, ambas de color verde intenso. Es posible que la belleza de estos dos espejos de agua le provoque darse un chapuzón, pero ni siquiera se le ocurra meter los dedos pues podrían terminar congelados.
En la ruta encontrará también pequeñas torres construidas con piedras por los visitantes. Les llaman apachetas y las hay por todos lados. Entre los lugareños hay quienes dicen que las apachetas forman parte de un ritual en busca de buenas vibras; y otros prefieren tomarlas como una forma de entretenerse en medio de la dureza del camino.
Meta cumplida
Algunos de los que empezaron el ascenso se irán quedando en el camino. Los mareos, la falta de aire o el cansancio, les harán tomar un descanso prolongado o iniciar el retorno porque ya no dan más. Pero si usted es de los que logran alcanzar la meta, siéntase bendecido.
Han sido tres horas de recorrido, y seguramente ha llegado con el corazón en la mano y las piernas a punto de quebrarse. Pero todo habrá valido la pena. El espectáculo frente a sus ojos será sencillamente inolvidable. No se cansará de contemplar la majestuosidad del apu Huaytapallana a 5,200 m.s.n.m., dar algunos pasos sobre la nieve o jugar con ella, y tomarse docenas de fotos. Claro, todo será maravilloso hasta el preciso momento en que el guía eleve nuevamente la voz: “¡Señores, es hora de empezar la caminata de regreso!”.
Piensas en El Tirol en San Ramón, en el Velo de la Novia y Bayoz en Perené, también en las esforzadas travesías hacia El Castillo y Tsyapo en Satipo. Pasos en el barro. Andar como Moisés, es decir, entre las aguas. Pernoctar en una chacra. En la casa de madera de unos colonos.
Cena compartida. Varios relatos de los tiempos del terror, aunque esa noche no hubo miedo, solo lugar para la esperanza en el corazón de la Selva Alta o Rupa Rupa (caliente o ardiente).
Cataratas y cavernas
Así clasificaría Javier Pulgar Vidal –el geógrafo que creó la teoría de las ocho regiones naturales– al territorio de quebradas, pongos, caídas de agua, cerros rocosos y cavernas tenebrosas que se extiende desde Amazonas y Cajamarca hasta el Cusco. Del norte al sur, y, en el medio, el sector conocido como Selva Central que abarca Junín, Pasco, Huánuco y Ucayali.
Datos
Si está en Huancayo, visite Cochas Chico y Cochas Grande, dos pintorescos poblados donde se elaboran los famosos mates burilados. Sobre la superficie de calabazas secas, los artesanos plasman imágenes que relatan la vivencia del ancestral pueblo andino.
“La tradición del burilado se remonta a la década de 1940, cuando maestros de Huancavelica y Ayacucho se trasladaban a Huancayo por ser un mejor mercado para su arte”, explica el portal ytuqueplanes.
Aproveche también para conocer Hualhuas, una comunidad reconocida por la confección de vistosos tejidos de lana y fibra de alpaca y oveja.
Pero ahora, los destinos son las provincias de Chanchamayo y Satipo, ambas en Junín, y Oxapampa, en Pasco, una región que no solo es mineral, tajo abierto y miles de metros sobre el nivel del mar.
Calor y lluvia. Herencia asháninka. Conocer y aprender en una comunidad nativa, tal vez en Pampa Michi, acaso en Marankiari Bajo. Acercarse a la flora en el jardín Botánico El Perezoso. Sentir la adrenalina remando y disfrutando en los rápidos del río Chanchamayo. Salir de San Ramón y La Merced. Vía de asfalto. El puente Reiter. Cruzarlo y continuar hasta Perené y Satipo o tomar el desvío hacia Pasco.
Cualquier decisión es acertada porque en Perené el relajo vive en la frescura acuática del Velo de la Novia y Bayoz, y, en Satipo, donde hay cataratas y una piscina natural; mientras que, en Villa Rica, Oxapampa y Pozuzo, subsiste el legado austroalemán de los colonos que arribaron en el siglo XIX, Variedad natural y cultural en el otro mundo que los hijos de la costa y el Pacífico empiezan a admirar desde ese bus que se las arregla para superar curvas, nevadas y huaicos de la carretera Central.●